La defensa de la educación pública, los interinos y los opositores

La defensa de la educación pública, los interinos y los opositores

En las últimas semanas los sindicatos y sus medios de comunicacion afines (El País, SER, Cuatro, La Sexta, Telecinco…) están realizando una fuerte campaña en contra de la LOMCE. Se supone que esa campaña sirve para defender la escuela pública. Y hay muchos opositores que pueden llegar a creer que estas movilizaciones y estas organizaciones les favorecen. Y no es así.

Lo primero porque dicha movilización no entra en el tema de las oposiciones, cuando por el contrario, si hay un tema que debería ser central en este debate sobre la calidad de la enseñanza (por encima desde luego del dinero invertido) es el sistema de acceso del profesorado. Y el hecho de que esa reivindicación no aparezca es signficativo en sí mismo.

De nada sirve que haya mucho dinero en la educación de un país si los profesores que van a emplear sus recursos no tienen la preparación suficiente. Pondré un caso concreto. El PSOE gastó millones en dar ordenadores a los alumnos y puso pizarras digitales en todas las aulas. La pregunta sería ¿cuántos profesores conocen y han empleado el programa SIGALA para llevar a la práctica la educación digital? ¿Cuántos alumnos han empleado de forma efiacz ese ordenador para aprender a escribir en clase? Por lo que se refiere a nuestra área, bien poco dinero hace falta: textos clásicos y un buen profesor. Eso es lo único que hace falta. Y sin un buen profesor (que haya leído y sepa de lo que habla cuando explica literatura), de nada vale todo lo demás.

Sin embargo, desde su irrupción en el ámbito educativo, allá por los años 80, los sindicatos FETE-UGT (en el que yo milité seis años), CCOO, USTE, CGT, etc. se han caracterizado siempre por obstaculizar el desarrollo de unas oposiciones limpias y justas. Y eso es lo que están haciendo este mismo año, presionando junto con grupos de interinos para que no haya oposiciones este curso. Y esto no es una especulación, sino una realidad contrastable en las hemerotecas.

Lo fundamental para que un sistema educativo tenga calidad es la selección del profesorado. Cuando vamos a un centro médico no miramos la antigüedad de los médicos: queremos que los profesionales que nos atienden sean los mejores, no los más viejos del lugar. Nadie tiene derecho a estar por encima de otro si no demuestra mayor valor en una competencia justa.

Afortunadamente en España tenemos el sistema MIR que ha dado fama mundial a nuestros médicos como uno de los sistemas de selección y formación más exigentes y eficaces. Trescientas preguntas tipo test en cinco horas… Cómo se nota que en la Medicina la presencia de STES, UGT y CCOO es nula… Gracias a eso tenemos los buenos profesionales de la sanidad que tenemos. Seguro que de estar en las mesas de negociación médicas, estas funestas organizaciones hubieran presionado para que los médicos obtuvieran su plaza sin pasar un riguroso examen. ¿Sería eso defender la sanidad pública? ¿Eso es lo que queremos como pacientes?

De hecho, estos sindicatos españoles de la educación siempre han obstaculizado cualquier sistema de oposición que no supusiera primar la antigüedad por encima de cualquier otra consideración. Les ha dado igual si se apropiaban de una plaza en el sistema educativo español personas sin formación suficiente, cuando no inútiles declarados. Su posición ha sido siempre constante: primar la antigüedad por encima del mérito.

¿Es eso defender la educación pública? ¿O se trata más bien de defender los puestos de trabajo como si en vez de ser propiedad de los españoles que los pagan con sus impuestos fueran la propiedad de unos pocos amigos suyos? ¿No ha sido y es eso patrimonializar el sistema educativo como si fuera su propiedad en vez de ser lo que es, un servicio a la sociedad? ¿Es eso querer servir a la sociedad o es servirse de los presupuestos públicos para blindar su puesto de trabajo?

Defender la educación pública es convocar oposiciones todos los años con las vacantes que haya. Así deberían ser las cosas. Explicaré por qué. Si no se convocan así las oposiciones, pasa lo que ha ocurrido en España en los últimos treinta años con funestos resultados. Durante los años de crisis, los distintos gobiernos congelaron las oposiciones o convocaron muy pocas plazas. Me refiero a los períodos 1984-1990 y 1993-2002. En esos años, se convocaban menos de 50 plazas en Andalucía para Lengua. En muchas especialidades ni siquieera había oposiciones. En todos esos años, los sindicatos pedían que no se convocaran plazas. Mejor que no haya oposiciones a que haya pocas plazas era y es su cantilena. ¿O no os suena? ¿Y cuál era el resultado? Pues que sacar la plaza era dificilísimo. O se estudiaba mucho para ser brillante y destacar en un tribunal (una plaza para cada 100 opositores) o no había nada que hacer. 72 temas de la especialidad y dos bolas, 14 temas de legislación y una bola. Un comentario filológico literario y otro lingüístico. Una nueva encerrona científica sobre otro tema teórico sacado del temario de la especialidad y una unidad didáctica. ¿Cómo eran esos nuevos  funcionarios? Personas capacitadas. Pocos, pero muy buenos. Porque se elegía solo uno de cada cien. Y o llevabas el temario entero o no había mucho que hacer. Y eso exigía años de dedicación. Era imposible aprobar con solo un año de estudio. Imposible. Mientras tanto, las listas de interinos creían y muchas personas se blindaban como interinos acumulando años de antigüedad aunque no tuvieran mérito alguno. No tenían tampoco la culpa, los políticos y los sindicatos hacían que las leyes fueran así…

A estos años de crisis, siempre siguieron los años de bonanza económica. Y en ellos, el PSOE siempre se ha sacado de la manga una ley orgánica y un proceso regularizador asociado a la misma. Los sindicatos, con las manos calientes de aplaudir, exigían convocatorias en las que la antigüedad fuera determinante y hasta exclusiva. Entre 1990 y 1993 de veinte puntos de la oposición, diez eran de méritos (un punto por cada año de antigüedad). Esa era su manera de defender la educación pública. Y así, sacando cuatro o cinco bolas y con un triste ejercicio oral para el que se daban dos horas de encerrona, se permitió la entrada de miles de personas al sistema. Yo lo sé muy bien, porque lo he visto. Muchas personas con 25 temas estudiados en un año han accedido a la plaza. Un año de estudio y para adentro… ¿Cuántos de ellos se han estudiado los otros 57 tras aprobar? ¿Cuántos de ellos han leído con posterioridad las obras fundamentales del currículo? Se admiten apuestas. Se dio entrada a una plaza para toda la vida a personas a las que no se les exigió la misma formación que a los otros, pero a las que se les conceden los mismos derechos. Un salario vitalicio. El mismo derecho a opinar en claustros y departamentos y a poner las lecturas para los alumnos. No son ellos los culpables de todas formas. Los culpables son las dos leyes que promulgó el PSOE y los sindicatos.

¿Notarán los alumnos la diferencia en las aulas? ¿La notábamos nosotros cuando éramos estudiantes? Lo primero que se debe exigir para ser profesor (por encima de todo lo demás) es que uno domine su materia. Luego, por supuesto, debe ser capaz de conectar con sus alumnos y guiarles educativamente. Pero ojo, en los últimos años a los sindicatos se les ha llenado la boca de hablar de pedagogía, de educación en la igualdad (¿no sería de la igualdad en la ignorancia?) para evitar lo que debe ser el sistema educativo: mérito y esfuerzo. Esas dos palabras no las oiremos jamás en boca de un sindicalista. ¿Cómo vamos a tener un sistema educativo bueno si en la propia selección de profesores se huye de la meritocracia?

Si hay convocatorias masivas (y esto se produce al final como consecuencia de que durante años se convoque una mínima parte de las jubilaciones) la oposición deja de ser tal para convertirse en un coladero. Y en un coladero entra de todo. En 2008 y 2010 ya sabemos quién entró: una mayoría de interinos que no habían estudiado nunca y que se aprovecharon de las presiones sindicales y de la connivencia socialista y una minoría de jóvenes inteligentes y estudiosos. Pero incluso esta minoría aristocrática hubiera sido mucho mejor preparada (como ya he explicado) si la oposición hubiera sido más exigente. ¿Y quién hubiera sido el beneficiado? El alumno. La suspensión de las oposiciones en 2012 en Andalucía y en otras comunidades puso a miles de opositores en una situación que debe ser corregida con la convocatoria este año de todas las plazas que hayan quedado vacantes, superando la tasa de reposición del 10% como ya ocurrió el año pasado en Murcia o Madrid para los maestros.

Otro efecto nocivo de que las oposiciones sean un coladero es que los nuevos funcionarios (esos interinos de larga duración) creen que obtener las cosas sin estudiar es legítimo (de hecho, ellos saben que han aprobado sin estudiar) por lo que no dudan en aprobar a todos los alumnos. No quepa la menor duda de que el desastre educativo español tiene mucho que ver con unos profesores poco exigentes que han proyectado en los centros su forma facilona de acceder a la plaza.

Por todo ello, la mejor forma de defender la educación pública es convocando todos los años todas o casi todas las vacantes que se produzcan. En todo esto hay también un aviso para el PP. Si Rajoy y sus adláteres insisten en mantener el 10% de tasa de reposición, en el futuro habrá nuevos procesos regularizadores. O convocan las plazas ahora como debe ser. o al final las convocará todas de golpe el próximo gobierno con las funestas consecuencias que ya hemos analizado.

Desde luego que hay injusticias en las oposiciones. Y en próximas entradas yo daré mi opinión sobre cómo debería ser el sistema de selección, pero una cosa ha de quedar clara. Y es que habiendo injusticias y siendo imperfecto el sistema (que lo es y mucho),   las oposiciones son el mejor sistema para seleccionar a los mejores profesores. Esta es la realidad.

Nadie por ser más viejo tiene más derecho que otro a una plaza en la educación pública. El Estado no es propiedad privada ni de los sindicatos, ni de los interinos. La plaza de funcionario hay que ganársela en las oposiciones. No es ninguna tontería: es un puesto de trabajo vitalicio en un país con seis millones de parados…

Y para ello hay que prepararse y demostrar la propia capacidad en unas oposiciones justas. Eso es lo que hacemos en opolengua.com, intentar que los opositores salgan lo mejor formados posible para que luego reviertan como profesores esos conocimientos a los alumnos, a la sociedad. Eso es defender los derechos de los estudiantes, cuyos padres, al final, pagan el sistema con sus impuestos. Y todo lo demás es cinismo. Así que ningún opositor debe confundirse: cuando veáis un sindicato y una de sus manifestaciones con toda su parafernalia y colorido, sabed que en ellas no se están defendiendo vuestros intereses, sino los de otros. Y desde luego, no se está defendiendo la escuela pública. Que quede claro.

5 comentarios
  • Buenos días, estoy cien por cien de acuerdo con usted en lo que al tema educativo se refiere. La situación en la que me encuentro no hace más que darle la razón a sus escritos. Sufro la tristeza de pertenecer a una lista de interinos cuyo orden se establece únicamente según los años de antigüedad. Hace dos que no trabajo, y ni siquiera con el título de Doctora (aventura en la que me encuentro inmersa) podría avanzar puestos en la lista. Soy Filóloga Clásica y ya ve usted como es el estado de cosas en torno a las materias Latín, Griego y Cultura Clásica. Así que me he decidido por realizar las oposiciones de Lengua ¿Podría usted informarme sobre el temario que se supone que habrá que estudiarse para las del 2014? ¿Será el mismo que en el 2016? ¿Cuál es su opinión?

  • Efectivamente Lourdes, la organización de las listas por antigüedad es sufrida por todos los buenos opositores. Hay muchos de ellos que en 2010 se quedaron a las puertas de la plaza porque el proceso estaba viciado por el valor que se concedía a la antigüedad. Y los sindicatos quieren insistir ahí. Una pena… Y una gran injusticia para gente como usted. Así pues me solidarizo con usted totalmente.

    Entrando en lo que pregunta, sí, no creo que haya cambios de temario para 2014. A pesar de todo lo dicho sobre este ministro, a mí me parece más serio y coherente en sus planteamientos que su predecesor. No creo además que esté tan loco como para hacer la locura que hizo el otro, cambiar un temario en diciembre. En ese sentido lo que hizo Wert de derogar el temario fue correcto porque aquel temario era una verdadera chapuza. Espero un cambio de temario, si, pero para 2016. De todas formas, yo no tengo una bola de cristal: no lo olvide.

    Saludos y ánimo.

  • Hola Eduardo,

    Estoy de acuerdo con tu reflexión, pero sé que hay mucha gente que te diría lo siguiente:
    1. Para «dar clase» en un instituto, tal y como están los niños hoy en día, no hace falta tener tantos conocimientos de tu materia, sino más bien dosis de paciencia para aguantarlos. He oído incluso a alguno y alguna decir que cualquiera puede dar clases hoy día, por lo menos en 1º y 2º de la eso.
    2. Un buen docente no se mide por su capacidad memorística al estudiar los 72 temas de una oposición, ni siquiera por la valía demostrada en la carrera. Hay que mirar muchos más aspectos.
    3. Los interinos no tienen tiempo cuando están trabajando de estudiar y eso beneficia al que se prepara la oposición recién salido de la carrera por ejemplo.
    4. A medida que nos hacemos mayores la vida se complica: se tienen hijos, se mueren tus familiares, enfermas, trabajas a cientos de kilómetros de tu casa…Todo eso complica enormemente la preparación de unas oposiciones con garantías.
    5. Un profesor con más años de servicio es mejor en general que uno joven porque acumula más experencia.

    Todo esto había que contextualizarlo y analizarlo detenidamente. Pero creo que son las excusas del mediocre.
    Pienso que en la educación tienen que estar los mejores y que el filtro tiene que ser más duro. Que el expediente de una persona en la carrera a mi por lo menos me dice bastante. Que se debería instaurar una especie de MIR para profesores. Que la inspección debería funcionar de otra manera. Etc.

    P.D: Curiosamente me han dicho algunos que yo aprobé a la primera porque tuve suerte y punto. El que me lo dice aprobó en el 2008 después de 20 años de interino. Sin comentarios.

  • Hola, Jose y bienvenido por el blog: Efectivamente la caída de los niveles y el nivel de indisciplina es tal que se oyen esas cosas. Pero es una pescadilla que se muerde la cola. La falta de nivel de los profesores incide en los alumnos tamnbién. De acuerdo en qeu hay que mirar otros aspectos, pero esa es la condición sine qua non. Si no sabe de qué habla que no pueda dar clase. Los interinos parten con gran ventaja sobre los jóvenes por muchísimas razones, la primera porque trabajan en lo mismo que preparan. Yo preparo mucha gente y el opositor que no hace otra cosa que estudiar es una minoría. Y para trabajar, prefieron trabajar de profesor que de teleoperador o dependiente. Los interinos pueden volcar tu estudio en el trabajo y vicesversa. Parten indiscutiblemente con ventaja, no nos engañemos. Yo fui seis años interino y lo sé muy bien. En la educación han de estar los mejores. Estamos de acuerdo. Saludos cordiaels.