¡Ponte a prueba! 14/2016 (Solución)

¡Ponte a prueba! 14/2016 (Solución)

 

Como algún opositor ha adivinado, el texto es «Viva la primavera» y pertenece a Diario de un  poeta reciencasado (1916) de Juan Ramón Jiménez (1881-1958), libro escrito para reflejar su viaje a América de aquellos años. Es interesante señalar el uso de la grafía «j» en la palabra «surjiendo» y también toda una serie de imágenes e ideas que serán desarrolladas posteriormente por Lorca en su poema «La aurora de Nueva York». Un lector atento captará las influencias.

New York, el marimacho de las uñas sucias, despierta. Cual de la luz las estrellas lúcidas, en el anochecer del cielo van surjiendo, uno a uno, de la sombra, negros, los buques que la guardan en cerco férreo, anclados en el Hudson turbio. El día va poniéndose en su sitio y recobra su teléfono en su oficina de Broadway.
En un anhelo, doblado por la aurora, de ser pura, viene la primavera, nadando por el cielo y por el agua, a la ciudad. Toda la noche ha estado, desvelada, embelleciéndose, bañándose en la luna llena. Un punto, sus rosas, aún tibias solo, doblan la hermosura de la aurora, en lucha con el trust “Humo, sombra, barro and C.º” que la recibe con su práctico. Pero ¡ay! Se cae al agua, casi vencida. Ejércitos de oro vienen en el sol en su ayuda. La sacan desnuda y chorreante, y le hacen la respiración artificial en la estatua de la Libertad. ¡La pobre! ¡Qué encanto el suyo, tímida aún, y ya vencedora!
El oro leve de las nueve le basta ya para ser reina. Sí. Los brotes sucios de los árboles de los muelles se sonríen, con una gracia rubia; cantan cosas de oro los gorriones, negros aún del recuerdo de la nieve, en las escaleras de incendios; los cementerios de las orillas estallan con leves ascuas el hollín, una banda rosa de oriente encanta los anuncios de las torres; repican, confundidas, las campanas de fuego, las campanas de todas las iglesias…
¡Vedla! Ya está aquí, desnuda y fuerte, en Washington Square, bajo el arco, dispuesta a desfilar, por la Quinta, hasta el parque. Sus piernas desnudas incian, sin marchar todavía, el paso marcial. Inclina la cabeza. ¡Ya!
– ¡Viva la primavera! ¡Viva la primaveraaa! ¡Viva la primaveraaaa!