Oposiciones de Lengua y literatura. ¡Ponte a prueba! y 29 (Solución)

Oposiciones de Lengua y literatura. ¡Ponte a prueba! y 29 (Solución)

Pues finaliza hoy nuestro concurso de comentario «Ponte a prueba» con el que en opolengua.com hemos intentado amenizar de manera relajada la  preparación de las oposiciones de Lengua de este año a tantos opositores que saben positivamente que en la prueba práctica se juegan una parte importante de su futura plaza.

Efectivamente, hay dos acertantes claros. Se trata de Mari Carmen García Benítez que acierta obra y titula el fragmento y también de Ale Gala, que acierta la obra.

Y sí, se trata del famoso discurso de las armas y las letras de Don Quijote, cuando en el capítulo XXXVIII de la primera parte de la inmortal obra de 1605 cuando el protagonista lanza este discurso a sus compañeros en la venta en el que defiente la vida militar por encima de la de las letras. El pasado castrense de Cervantes muy posiblemente está tras de las ideas planteadas por su personaje.

Pero volvamos a la preeminencia de las armas contra las letras, materia que hasta ahora está por averiguar, según son las razones que cada una de su parte alega. Y, entre las que he dicho, dicen las letras que sin ellas no se podrían sustentar las armas, porque la guerra también tiene sus leyes y está sujeta a ellas, y que las leyes caen debajo de lo que son letras y letrados. A esto responden las armas que las leyes no se podrán sustentar sin ellas, porque con las armas se defienden las repúblicas, se conservan los reinos, se guardan las ciudades, se aseguran los caminos, se despejan los mares de cosarios, y, finalmente, si por ellas no fuese, las repúblicas, los reinos, las monarquías, las ciudades, los caminos de mar y tierra estarían sujetos al rigor y a la confusión que trae consigo la guerra el tiempo que dura y tiene licencia de usar de sus previlegios y de sus fuerzas. Y es razón averiguada que aquello que más cuesta se estima y debe de estimar en más. Alcanzar alguno a ser eminente en letras le cuesta tiempo, vigilias, hambre, desnudez, váguidos de cabeza, indigestiones de estómago y otras cosas a éstas adherentes, que en parte ya las tengo referidas; mas llegar uno por sus términos a ser buen soldado le cuesta todo lo que a el estudiante, en tanto mayor grado, que no tiene comparación, porque a cada paso está a pique de perder la vida. Y ¿qué temor de necesidad y pobreza puede llegar ni fatigar al estudiante, que llegue al que tiene un soldado que, hallándose cercado en alguna fuerza y estando de posta o guarda en algún revellín o caballero, siente que los enemigos están minando hacia la parte donde él está, y no puede apartarse de allí por ningún caso, ni huir el peligro que de tan cerca le amenaza?