«Cómo conseguí mi plaza» por Sonia Rodríguez Llamas (Madrid)

«Cómo conseguí mi plaza» por Sonia Rodríguez Llamas (Madrid)

Cuando uno decide opositar a Secundaria hay que ser francos: conseguir la plaza requiere mucho tiempo, constancia, dedicación, esfuerzo, sacrificio y fe.

Mi caso es vocacional: ser profesora fue la profesión que elegí desde que tengo uso de razón. Obviamente este hecho supone una clara ventaja, porque me permite orientar mi formación laboral desde el principio hacia la docencia. De ahí el tiempo dedicado a los cursos y al doctorado,una oportunidad de vivir una gran experiencia y de ganar en madurez.

Sin embargo, en las Navidades de 2013 tomé la decisión que me embarcaría en una odisea particular, dado que debía realizar un plan de trabajo que englobara la última corrección de la tesis y la preparación de su defensa (que fue a mediados de marzo) con la preparación de las oposiciones. Finalmente, preparé un tema por semana y en la programación me ayudó uno de mis mejores amigos, maestro desde hacía unos años. Del comentario ni me preocupé, mucho menos habiendo realizado la tesis (si eso no es un comentario a lo bestia…).

A finales de junio de 2014 me choqué de bruces con la realidad en el primer examen práctico de Madrid y esos tres comentarios en apenas tres horas y media. A pesar de que el tema me salió muy bien, salí bastante desmoralizada, aunque no tenía mucho margen porque a los dos días me presentaba en Aragón también. Si bien el comentario fue más asequible, fui consciente de que si algún día quería conseguir la plaza debía preparar esa prueba a conciencia.

Finalmente, para mi sorpresa, superé la primera prueba en ambas comunidades, y en las dos realicé una defensa correcta, pero no brillante. Soy consciente de que no fue más que una toma de contacto que me permitió aprobar dos oposiciones a la vez y tener trabajo el curso siguiente. Dicho y hecho, hice las maletas y me trasladé a Madrid a un centro de difícil desempeño en el que trabajaba por las mañanas, mientras que dedicaba mis tardes a estudiar (de nuevo oposiciones en Madrid y Castilla y León).

Esta vez dediqué bastante tiempo al comentario, teniendo como base lo aprendido en la carrera y el doctorado, de forma que después de un año de intenso trabajo llegan las oposiciones de 2015. En Madrid, como siempre, examen a cara de perro y muy sufrido, pero consigo aprobar de nuevo. En Castilla y León salí muy esperanzada con un poema a comentar que ya había trabajado y uno de los mejores temas que llevaba. El 3 que me pusieron me dejó helada, por lo injusto de la nota, por lo lamentable de un tribunal incompetente y por lo sucio de las oposiciones. Pero esto es lo que tiene opositar, que vas acumulando fracasos e injusticias que te hacen aprender y crecer como persona.

La convocatoria de 2016 iba a ser otro cantar, yo lo sabía, como también que no podía permitirme el lujo de cometer un solo error. Por eso decidí ponerme en manos de Eduardo, un preparador al que seguía en su blog desde el principio y que me parecía muy profesional. No me equivoqué. Cambió mi forma de estudiar y de entender la oposición, sistematizó mi plan de estudio y me ayudó al rendir al máximo. Entre el trabajo en el instituto (esta vez de excelencia) y las opos, fueron casi cuarenta semanas de trabajo a razón de 60, 70 e incluso 80 horas semanales; fueron días de esfuerzo hasta la extenuación, de lágrimas, de frustración, de enfado, de ausencias… Y siempre, gobernándolo todo, la fe, la esperanzay la determinación.

Esta oposición fue como la maratón que corrí en su día: una preparación que te pone a prueba en todos los sentidos pero que te da todas las garantías de cara al Día D. Sabes que lo vas a hacer bien. Y punto.

La primera prueba es un claro ejemplo de ello: no tuve suerte con el tema y a pesar de ello no me rendí. Lo suspendí por los pelos, pero el gran comentario que realicé me permitió seguir optando a plaza. Después, la defensa fue la guinda del pastel: me divertí en la exposición, estuve segura de mí misma y sorprendí al tribunal. Y cuando tienes delante a buenos profesionales, todo resulta mucho más sencillo. Lo demás se resume con mi nombre en esa ansiada lista de los elegidos…

Contado así parece que no tiene mucho misterio, pero la clave para alcanzar el éxito reside en el empeño que pongamos, en el esfuerzo y la preparación y en el apoyo de los nuestros. Solo así tendremos la seguridad (y la fe) de que si algo puede salir bien, saldrá bien.

2 comentarios
  • Me ha encanta tu post…me encantaría hablar contigo.. Tener esa plaza es uno de mis sueños y llevo mucho intentando..y no llega

  • Hola, Maryan: Bienvenida al blog y muchas gracias por tus palabras. Efectivamente Sonia es un ejemplo de lo que todos queremos ser: perseverantes, fieles y luchadores. Seguroq que tú también tienes esas cualidades, Maryan. Solo hay que potenciarlas y cuidarlas. Ánimo.