En defensa del español

En defensa del español

Hoy es doce de octubre, fiesta nacional de España. Para quienes hablamos la lengua común, este debe ser un día de enorme felicidad y tremendo orgullo. Desde Opolengua y Opohispania queremos hacer un llamamiento a todos los ciudadanos españoles y a nuestros hermanos hispanohablantes para que nada ni nadie lo empañe.

Enorme felicidad porque contamos con un puente de comunicación con hermanos de diferentes países y diferentes continentes, lo que nos permite viajar por casi todo el globo sabiendo que alguien que esté cerca de nosotros nos va a comprender.

Y sentimos un tremendo orgullo, porque en treinta generaciones de españoles, desde hace más de mil años, hemos conseguido que nuestra herramienta de comunicación se haya extendido y perfeccionado de tal forma que hoy es una lengua capaz de responder a las máximas aspiraciones de comunicación, creación literaria y científica.

Nosotros, además, como profesores, debemos defenderla por razones prácticas. Lo primero porque es nuestro deber. Para eso la sociedad nos prepara y paga: para transmitir a las generaciones venideras el tesoro de nuestra lengua y nuestra literatura. Esa es nuestra misión social. Y esa misión es imposible sin la defensa de nuestro idioma, porque es precisamente en ese idioma cómo se transmiten los conocimientos.

Lo segundo porque rehuir nuestra responsabilidad supone abandonar a nuestra propia sociedad al abismo y acercarla a su destrucción. Las lenguas y las sociedades no se defienden solas: las defendemos los ciudadanos. Y si no las defendemos, sucumben.

Hoy, tristemente, hay colectivos que, desde dos posiciones aparentemente antagónicas tienen un enemigo común: España. Y como la representación más significativa de lo que es España es su lengua común, el español, lo han convertido en su enemigo también.

Por eso los separatistas han intentado e intentan acabar con nuestra lengua en todos las regiones de España que les dejemos. Por eso los separatistas han difundido la mentira de que el español se impuso manu militari a las otras lenguas que se hablaban en España. Por eso han prohibido nuestra lengua en los rótulos de las tiendas y la han reducido a la marginalidad en el sistema educativo.

Y los indigenistas, que siendo los herederos de aquellos que conquistaron América (y no nosotros, que nos quedamos aquí), han difundido la idea de que este día del 12 de octubre sirvió para aniquilar los pueblos indígenas.

No admitamos esas falacias. Denunciémoslas ante nuestros alumnos. No permitamos que un solo alumno o hablante de español en general crea que su idioma ha sido instrumento de la barbarie y la opresión. Para que triunfe el mal, solo hace falta que los hombres buenos no hagan nada. Y los últimos acontecimientos en España demuestran que los hombres buenos hemos de dar un paso al frente y hemos de darlo ahora, si no queremos arrepentirnos en el futuro y llorar lo que no supimos defender.

El español se extendió (como ya han demostrado muchísimos ilustres profesores como Ángel López García en El rumor de los desarraigados o José Ramón Lodares en El paraíso políglota), como consecuencia del acuerdo tácito de los habitantes de la península para tener una lengua común. De la misma forma que hoy se extiende el inglés (a nadie le obligan a aprenderlo), las personas lo usaron desde la Edad Media por razones prácticas, para poder viajar y comerciar por toda España. Fue una decisión voluntaria. Fue la Iglesia quien impulsó el uso  del catalán y el vascuence a partir del siglo XVIII para impedir que las ideas de la Ilustración penetraran en España, ya que los textos enciclopedistas solo se traducían al español. Eso es lo que explica que tras los movimientos separatistas y terroristas vasco y catalán esté desde el principio de los tiempos la Iglesia. Que no intenten vendernos como algo progresista lo que es un resabio clerical regionalista anterior a la Revolución francesa. Por favor, que no haya un solo progresista que crea esa falacia.

Durante la época de Franco el catalán no se persiguió y bastará ver la lista de premios y obras en catalán para ver que esto es la verdad. Yo he viajado a Cataluña antes de morir Franco y la gente hablaba catalán normalmente. A quienes lo hemos vivido, y somos muchos, no nos pueden engañar.En Cataluña, Comunidad Valenciana, Baleares, Vasconia y Galicia hay multitud de ancianos que no saben español o simplemente lo chapurrean. Si se hubiera fusilado o encarcelado a quienes lo hablaban, eso sería, simplemente imposible.

En Cataluña fue desde el principio, al revés: fueron los pobres emigrantes a Cataluña quienes durante el franquismo se veían marginados y tildados como charnegos por la burguesía y las capas medias de Cataluña. ¿Por qué existe esa palabra? ¿Como muestra de tolerancia acaso? ¿Cuántos  obreros españoles se han visto obligados a traicionar sus orígenes para tener la aceptación y la paz social de sus demócratas y tolerantes vecinos? Que no nos engañe el victimismo separatista. Sucumbir a estos engaños nos ha llevado a la situación actual.

Finalmente, tampoco debemos dejar pasar la propaganda indigenista. Cada acontecimiento histórico hay que ponerlo en su contexto. Y hay un dato decisivo. El español es una lengua mestiza. Los matrimonios mixtos fueron una realidad desde 1492. El fértil cruce de influencias sigue hoy en las migraciones, en la literatura y en la música (y la prueba es el Despacito de este verano, prohibido por estar cantado en español en algunas zonas de España). En Estados Unidos, los indios (los que quedan) viven en reservas. Que no intoxiquen a nuestros hijos con esto. Ya hemos sufrido bastante nosotros estas tonterías. Digamos basta y respondamos siempre a quienes difunden estas ideas.

Por todo ello, debemos decir con la frente bien alta, que hablamos español y que lo hablamos con acento andaluz, murciano, extremeño, canario, castellano, gallego, catalán, vasco, valenciano, balear, rioplatense, mejicano, colombiano, peruano y un larguísimo etcétera. Pero que no nos engañen, somos hablantes de español y hoy conmemoramos  que nuestros antepasados hace quinientos veinticinco años arriesgaron su vida y hacienda (que diría don Quijote) para alcanzar la mayor gesta de la humanidad antes de la conquista de la Luna. Como escribe Rojas en La Celestina: «ruin sea quien por ruin se tiene».

Nosotros estamos muy orgullosos de ser españoles y de nuestra fiesta nacional.

Saludos y ánimo.