¡Feliz 2018!

¡Feliz 2018!

Ya terminaron las fiestas de Navidad y hoy nos incorporamos a nuestra tarea, a la preparación de las oposiciones de 2018. Hay muchas maneras de afrontar estos meses que nos quedan hasta el día D y en www.opolengua.com creemos que la mejor es la que haga de nuestro esfuerzo un trayecto apasionante.

Somos privilegiados

Somos unos seres humanos privilegiados. Sí, nosotros. Queremos ser profesores. Y la nuestra es una actividad esencial, imprescindible para el desarrollo de la especie.  Porque somos quienes pasamos el testigo del conocimiento y de los valores de nuestra cultura a las nuevas generaciones. Porque somos nosotros quienes les descubrimos los grandes conceptos, las grandes obras, las grandes personas que nos han llevado a ser lo que somos. Y todo eso es un privilegio.

En verdad, ya somos profesores si en nuestra alma ha germinado la pasión por transmitir ese legado milenario. Tan solo se trata de convertir nuestra pasión en nuestra profesión.

Y somos privilegiados por disponer de tiempo para formarnos, para enriquecernos de lo que luego transmitiremos a los demás. Nuestra cultura es un tesoro de belleza. Nuestra lengua, con su fortaleza milenaria como el acueducto de Segovia, llevando el agua de nuestra cultura desde el pasado castellano a todo el mundo hispano. Nuestra literatura, magnífica como la catedral de Granada, iluminando a veces con la poderosa llama de Cervantes, ilustrando en otras con la claridad de Rojas, meciendo con los versos de Garcilaso o agitando el espíritu con la pasión ibérica de Gabriel Celaya o Miguel Hernández. Y somos nosotros quienes tenemos el privilegio de formarnos conociendo mejor su riqueza, su vida y sus obras.

Podemos leer muchas obras para luego seleccionar mejor lo que hará vibrar a los alumnos, podemos disfrutar y aprender de los clásicos para hacerlos comprensibles en su grandeza humana a nuestros pupilos, podemos estudiar con pasión los rasgos literarios que luego emocionarán a nuestros alumnos al reconocerlos en un poema, podemos dominar la estructura de nuestra lengua para luego explicarles cómo funciona esa arcilla del pensamiento para que, en su libertad, creen ellos las formas y entonen con su propia voz.

Somos insustituibles

¿Quién explicará la grandeza de Rodrigo Díaz y el palpitar heroico de esa Castilla del siglo X si no estoy yo para hacerlo? ¿Quién evocará el amor de Melibea si no estamos nosotros? ¿Quién ensalzará las más bellas palabras dichas por don Quijote, sus valores más nobles, si no estamos nosotros? ¿Quién les emocionará situándolos en el jardín de las golondrinas de Bécquer si no estamos nosotros? ¿De quién depende que los españoles del futuro sean conscientes y disfruten de ese inmenso legado?

Ese es nuestro reto. Ese es nuestro camino. Esa es la singladura a la que se nos convoca. No nos equivoquemos. Porque el estudio es, al final, el camino para poder transmitir todo esto. No hay transmisión sin transmisores. No hay camino sin puentes y no hay puentes sin cimientos. Así que cada vez que el cansancio parezca vencernos, cada vez que la ansiedad parezca sitiar nuestro corazón, miremos en nosotros mismos, elevemos nuestra mirada al cielo y veamos en  las estrellas el camino que nos lleve al triunfo.

Somos triunfadores

Porque además, ese triunfo es seguro. No hay posibilidad de derrota. El saber se abre paso siempre como la luz en las tinieblas. Yo llevo preparando opositores desde hace veinte años y todos los que han persistido han obtenido el triunfo.

Así que se trata de luchar, por supuesto; pero de disfrutar luchando, sabiendo que cada paso que damos, cada esfuerzo que hacemos tiene sentido y será recompensado con absoluta seguridad.

Y además este año va a ser el nuestro. Se ofertan muchas plazas y va a haber un lugar para nosotros. Va a ser el año en que obtuvimos por fin la plaza, o el año en que entramos en listas, o el año en que comprendimos que la oposición estaba a nuestro alcance o quizá el año en que supimos que en las oposiciones y en la enseñanza no estaba nuestro destino.

Porque al final, de lo que se trata es de descubrirse a uno mismo y ser feliz. Somos felices cuando el tiempo parece desaparecer a nuestro alrededor y deja nuestra alma, desnuda, en contacto con la Creación, divina y humana. Y eso puede ocurrirnos, como un milagro, leyendo el Quijote, aprendiendo la esencia del Romanticismo, descubriendo a Cortázar a nuestros alumnos. Si tú has sentido o sientes esto. Si te has emocionado evocando la posibilidad de estar en una clase y que un día te ocurra o ya has tenido el privilegio de vivirlo, no tengas dudas: tú eres de los nuestros. Apuesta por ti mismo y disfruta del viaje hacia ti mismo. Aprieta los dientes y emociónate con las olas que nos van a cercar, con el viento que va a atemorizarnos, con el cielo que va a permitir que crezcas como persona. ¡La vida está para vivirla con toda la intensidad!

Y nunca olvides, en la tempestad o en la calma, en mitad del oscuro océano o en el puerto final de destino que, para lo que necesites, siempre nos encontrarás a tu lado.

¡Feliz 2018!