La lucha de Noelia Alcázar en las oposiciones: «¿Cómo he conseguido la plaza?»

La lucha de Noelia Alcázar en las oposiciones: «¿Cómo he conseguido la plaza?»

¿Cómo he conseguido la plaza?

Las oposiciones de 2010

Corría el año 2010 cuando llegó el momento de las oposiciones. Ahí comenzó todo. En tres meses tuve que saber lo que era una unidad didáctica, unos criterios de evaluación, familiarizarme con la loevigente y hacer lo que pudiese para presentarme en junio y ver cómo era aquel camino. Así lo hice, empezaron a entrar en mi vida de forma más o menos constante agobios, nervios, inseguridad y sobre todo incertidumbre. Me presenté pero no saqué plaza. Sin embargo, aquella primera vez me sirvió para darme cuenta de que yo era perfectamente capaz de traerme la plaza algún día, no sabía cuándo, pero si me dedicaba a ello con dedicación, lo conseguiría.

Así que, ese mismo año en septiembre comencé a prepararme por mi cuenta todo el temario y a leer los textos que ya había estudiado durante la carrera. Estábamos en plena crisis en el país y por más que iba a entrevistas de trabajo, no conseguía nada. Por lo que me dedicaba a estudiar a tiempo completo.

Las oposiciones de 2012

Más adelante, después de dos años dedicados a estudiar y con alguna que otra clase particular, llegó la sorpresa un par de meses antes de junio de 2012, no iba a haber oposiciones. Me vi inmersa en una guerra de partidos políticos que nada tenía que ver conmigo aparentemente pero que guiaba mi vida mermando mi futuro un par de años más y sin ni siquiera saber qué temario estudiar porque había sido publicado un nuevo temario que ya no se iba a utilizar. Nos quedamos los opositores envueltos en un mar de dudas.

El tiempo iba pasando y nunca dejé de trabajar aunque fuera en clases particulares. Éstas pagaron alguna academia, algún que otro temario, y libros que me compraba para seguir formándome lentamente. Tuve bastantes momentos de crisis existenciales, dudas continuas después del varapalo y demasiados pensamientos negativos para una joven muchacha que lo único que quería era dar clase porque disfrutaba con ello.

Las oposiciones de 2014

Conseguí trabajo algo más estable en una academia mañana y tarde y llegamos así a 2014 en la que hubo la peor convocatoria de oposiciones que yo he conocido. Había unas 130 personas en mi tribunal y 2 plazas. Yo había salido de un período de tiempo en el que estaba bastante débil de salud, así que, en esta ocasión y vistas las circunstancias, apenas llevé un par de temas para calmar un poco mi conciencia.

Las oposiciones de 2016

Llegamos a la convocatoria de 2016, quería retomar con más fuerza que nunca las oposiciones. Me informé y conocí a Eduardo y su modo de ayudar a los opositores por la vía online. Yo me había presentado ya un par de veces, me sentía muy familiarizada con muchos apartados de la programación y el temario, pero tenía dudas muy concretas y el gran reto de ese año: la lomcecon sus proyectos, estándares de aprendizaje o rúbricas. Términos para mí nuevos que debía llegar a dominar y para ello necesitaba a alguien que me guiara. Algo parecido ocurría con los comentarios. Yo siempre había leído mucho pero había que trabajar la optimización del tiempo durante el examen y dar lo mejor de sí en esos minutos con los textos que tocasen. Había que tener muy organizadas las ideas para exponerlas lo más rápido y eficazmente posible.

Y, para mí, lo más importante: el tiempo. Tenía unos horarios dispares, por la mañana y por la tarde. La posibilidad de que Eduardo colgara en la plataforma los contenidos, le pudiera preguntar las dudas por correo y me fuera corrigiendo los ejercicios según yo pudiera entregárselos sin fecha concreta, era para mí la posibilidad real de que pudiera compaginar trabajo y estudio de nuevo de forma cómoda, sin demasiados agobios y en la medida de lo posible disfrutando del camino. Aquel año se pasó entre madrugones para estudiar, sábados de repasos, la pérdida casi total de ocio, el aprovechamiento extremo de cada ratito para coger un tema y terminar de aprenderme un apartado y dar un último repaso antes de acostarme.

Pero mereció la pena, en el examen saqué buena nota aunque sin plaza por muy poco. Durante todo ese año no me llamaron aunque la bolsa oscilaba mucho. Así que, como me había echado del trabajo por presentarme a las oposiciones, me dediqué a estudiar de nuevo plenamente mientras pensaba que durante el curso me llamarían. Tenía una jornada laboral con un horario riguroso mientras seguía con Eduardo y los Cursos de lectura para mejorar los comentarios.

La llamada de la Junta

En septiembre de 2017, un día antes de empezar el curso y después de 7 años en la bolsa metida bailando en una escala numérica que representan tantas vidas e historias detrás, me llamaron. Dejé toda mi vida aquí y me fui a 350 km de mi casa: mi familia, mi pareja, mis amigos… pero cumplía el sueño de mi vida.

Las oposiciones de 2018: el triunfo

Ahora tocaba aprovechar la convocatoria de 2018. Tenía un año de experiencia y era complicado, como siempre, aunque había un número de plazas que abrían posibilidades y esta vez había que dejarse la piel llegado el caso. Yo ya estaba dentro y quería más que nunca quedarme. Volví a los madrugones para estudiar antes de entrar a trabajar, por las noches antes de acostarme, fines de semana dedicados a la programación, seguí con Eduardo con el Curso de lectura 2, y así se pasó el año: trabajando y estudiando.

El final de curso fue duro. Todo el ajetreo del final de las evaluaciones y el examen ahí tan cerca mientras me acechaban las dudas y sentía la presión de querer acabar con una etapa. Todo me superaba pero había que seguir como fuese. A duras penas llegué y lo conseguí, me traje la plaza y ese día no sabía ni qué sentir después de ocho años.

Por tanto, ¿cómo he conseguido la plaza? La respuesta es compleja. En primer lugar, con personas que te apoyen y en las que te puedas apoyar cuando lo necesites, porque lo vas a necesitar, eso no te quepa duda. Debes rodearte de gente que sume energía positiva en tu camino y apartándote de aquellas personas que te restan o no comprendan tu situación.

En segundo lugar, con paciencia tanto contigo mismo como con el camino en sí. Es normal a veces frustrarte porque no te sale algo, no acabas de aprenderte algo o no le dedicas el tiempo que querrías. Pero quédate con una cosa: siempre estás avanzando, a veces más lento, otras más rápido, a veces de forma más fructífera y otras no, pero siempre estás mejor que cuando empezaste.

En tercer lugar, con valentía. No todo el mundo tiene el temple de emprender un camino como éste y seguir ahí hasta el final dejándose por el camino tiempo de vida o dedicación a las personas que quieres. Hay que valorar eso porque no es fácil ni todo el mundo es capaz y un opositor lo hace durante años generalmente.

Por último, una plaza se consigue con voluntad, esfuerzo y capacidad de sacrificio que al final te sirve para darte cuenta de lo que eres capaz de hacer. Este arduo camino te enseña a evolucionar, a madurar, a elegir, a capear temporales, a ignorar las dudas que siempre te acechan pero no te pueden apartar del camino, te enseña a conocerte a ti mismo y a trabajar día a día la competencia que para mí reúne todas las demás: la competencia vital. Ahora queda disfrutar de mi trabajo como siempre, pero ya más tranquila.