En el artículo de hoy tratamos un tema que me ha preocupado siempre como preparador de Lengua, pero sobre el que he reflexionado más en los últimos tiempos: la relación que existe entre la persistencia en la preparación, la acertada gestión del tiempo del que disponemos y la obtención de la plaza en las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Obtener la plaza en las oposiciones de Lengua es un sueño
Todas las personas que comienzan su preparación de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura tienen el sueño de enseñar aquello que aman, nuestra magnifica lengua de proyección mundial y su extraordinaria literatura. ¿A quién no le atrae dedicar su vida laboral a esta tarea? Pero, además, la plaza nos da el privilegio de tener unas buenas condiciones de trabajo y nos garantiza un empleo (y un salario) para toda la vida. Esto significa estabilidad y libertad personal. Esto hace que obtener la plaza sea, para miles y miles de españoles, un sueño.
Ese sueño hace que miles de personas se preparen las oposiciones. Un porcentaje significativo obtiene la plaza. Yo, como preparador de Lengua, tengo el privilegio desde hace veinticinco años, de ver y admirar esas maravillosas travesías. Pero hay muchas más personas que comienzan la singladura pero que no alcanzarán nunca el puerto. ¿Por qué?
¿Por qué hay personas que no obtienen la plaza en las oposiciones de Lengua?
Pues porque no cumplen algunos de estos requisitos. Es imprescindible dominar correctamente la escritura, la lectura y la expresión oral en nuestra lengua (y quien tiene problemas en este sentido, será muy difícil que obtenga la plaza en las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura). Es importante tener buena memoria y una correcta capacidad de análisis textual (para el comentario). Pero hay otro elemento imprescindible que es el que realmente nos permite obtener la plaza: persistir. Si no se persiste es imposible obtener la plaza.
¿Y cómo se consigue persistir?
La primera fuente de dificultades en la preparación de nuestras oposiciones de Lengua Castellana y Literatura es la adquisición del hábito de la preparación. Esto, a primera vista, parece sencillo y se da por supuesto; pero mi experiencia como preparador de Lengua me dice que es algo que no resulta tan sencillo, sobre todo cuando se tienen cargas familiares.
Hay dos elementos a equilibrar: las ingentes tareas a realizar y el limitado tiempo
Al preparar las oposiciones de Lengua nos encontramos con dos elementos que hay que saber conciliar. La labor de un buen preparador de Lengua, tal y como yo concibo mi tarea, consiste precisamente en ayudar a las personas a tomar las mejores decisiones vitales de forma que sean capaces de conciliar vida y oposiciones y, de esta manera, puedan persistir y obtener la plaza.
La importancia de conocer nuestros hábitos
Lo primero que hemos de comprender es que, para preparar las oposiciones de Lengua, vamos a necesitar una serie de horas semanales. ¿Cuántas? Las máximas posibles. Yo, como preparador de Lengua, he visto obtener la plaza a personas que solo podían estudiar cinco horas a la semana. Pero son casos excepcionales. Nuestras encuestas (realizadas entre quienes obtuvieron la plaza), dicen lo siguiente:
Tiempo de estudio semanal | Porcentaje de personas |
Entre 5 y 10 horas | 6,6 |
Entre 10 y 15 horas | 14,8 |
Entre 15 y 20 horas | 16,4 |
Entre 20 y 25 horas | 18 |
Entre 25 y 30 horas | 9,8 |
Entre 30 y 35 horas | 8,2 |
Entre 35 y 40 horas | 11,5 |
Los dos bloques más importantes, que suman el 33% del total, estudiaron entre 15 y 25 horas semanales. Y eso quiere decir que fueron capaces de encontrar a lo largo de la semana ese tiempo y encapsularlo para poder preparar las oposiciones de Lengua.
¿Qué es lo que hizo que pudieran persistir?
Estas personas pudieron persistir porque fueron capaces de adecuar su vida a las oposiciones y viceversa. Es decir, pudieron encontrar en sus vidas esas quince horas y dedicarlas plenamente a las oposiciones y, a la vez, consiguieron priorizar en esas quince horas los elementos más importantes de la preparación y llevarla a buen término.
La realidad cotidiana se compone de hábitos y deberes
Nuestra vida cotidiana se compone de hábitos. Una persona medianamente ordenada tiene una vida organizada en torno a rutinas y hábitos. Más o menos todas las semanas repetimos las mismas acciones a las mismas horas. Unas son imprescindibles (comer, dormir, etc.), otras son responsabilidades (ir a la compra, tareas domésticas, cargas familiares, trabajo…), otras son más prescindibles (vida social, deporte, etc.) y otras son tiempo libre.
Una cosa que debemos hacer, ya antes de embarcarnos en las oposiciones, es ver si vamos a disponer de tiempo efectivo para la preparación y de dónde va a salir. Y aquí surgen diferentes dudas. ¿De cuánto tiempo hablamos?
¿Cuánto tiempo es necesario para obtener la plaza en las oposiciones de Lengua?
Pues en realidad se mide en horas y en años. En la encuesta señalada más arriba que realizamos anualmente a los opositores que obtienen la plaza aparece que un porcentaje significativo obtuvo la plaza estudiando el último año menos de diez horas. Pero ojo, porque muchas de esas personas llevaban ya años estudiando y trabajando y si pudieron sacar el último año la plaza estudiando cinco horas semanales fue porque habían estado estudiando también en los años anteriores. Esto se puede ver en esta entrada de nuestro blog: «¿Cuántos años tardaste en sacar la plaza?
En mi experiencia como preparador de Lengua, puedo decir que las personas que obtienen la plaza estudian entre 15 y 25 horas semanales. Eso quiere decir que pueden estudiar entre tres y cuatro horas diarias y luego dedicar algo más de tiempo el sábado. Así pues, la clave está en pensar: ¿de dónde voy a sacar tres o cuatro horas diarias? Seguramente tendremos que restar horas de tiempo a las actividades que no son imprescindibles. Por un lado, podemos pedir que nos ayuden con las cargas familiares. Esto implica, como no, que la pareja y la familia pueden echarnos un cable que nos ayude a llegar a buen puerto. Convertir nuestra plaza en un reto familiar es muy importante. Y, por otro lado, está nuestra vida social, que también se verá resentida. Todo esto debe ser sopesado y asumido antes de embarcarnos en la preparación de las oposiciones de Lengua.
El choque con la realidad es finalmente quien decide la capacidad de persistir de cada persona
Una vez marcadas en nuestro plan de trabajo semanal las horas de las que vamos a disponer, se trata de llevar este plan a la práctica. Y ahí vamos a necesitar fuerza de voluntad y apoyo exterior; esto es, comprensión y ayuda. Sobre todo, al principio, que es cuando tenemos que sustituir unos hábitos anclados en nuestra vida quizá durante muchos años y los tenemos que sustituir por otros nuevos. Lo primero es la fuerza de voluntad. Cada día debemos emplear el tiempo que nos hemos marcado para la preparación venciendo nuestras propias resistencias. Al principio nos costará horrores, pero poco a poco iremos consiguiéndolo. Debemos también manifestar con claridad a nuestro entorno cuáles son nuestras necesidades de apoyo y recordárselas para establecer los nuevos hábitos. En mi experiencia como preparador de Lengua ambas cosas son fundamentales. Si no hacemos esto, corremos un serio peligro de fracasar.
¿Y si no tengo cuatro horas diarias no puedo obtener la plaza?
Sí se puede sacar la plaza estudiando diez horas o menos. ¿Cómo? Haciendo un plan más a largo plazo. La obtención de la plaza va a consistir en algunas tareas fijas (programación y unidades, dominio del comentario) y otras que van a depender más de la probabilidad (el número de temas que llevemos). Se trata de adecuar la preparación a nuestra realidad. Justamente esa es una de las funciones que yo realizo como preparador de Lengua, así que si tienes dudas sobre cómo hacer esto, puedes mandarme un correo para que te ayude. Lo importante es tener un tiempo de calidad y, sobre todo, asumir que nuestra travesía será más larga, sí, pero alcanzará igualmente el puerto.
La persistencia en la preparación de las oposiciones de Lengua consiste en conciliarlas con nuestra vida y crecimiento personal
De hecho, la persistencia se consigue cuando somos capaces de adaptar nuestra vida a las oposiciones y las oposiciones a nuestra vida, buscando un perfecto equilibrio que nos haga felices. Si asumimos esto y vemos la preparación como un proceso de enriquecimiento personal, que es lo que es, podemos persistir durante mucho tiempo preparando las oposiciones de Lengua porque sabremos cómo es el rumbo a tomar, comprenderemos las dificultades de la travesía y las asumiremos con la satisfacción del crecimiento personal y la confianza de que obtendremos al final la plaza. Este es el camino a la plaza. ¡Vamos a por ella!