En 2024 no se convocaron oposiciones de Lengua en todas las comunidades (ni Madrid, ni Aragón ni Castilla La Mancha convocaron) por lo que la oferta global de plazas fue mucho menor. A pesar de eso decenas de personas las aprobaron y de entre ellas 21 personas que realizaron nuestros cursos obtuvieron la plaza. En Cataluña ha obtenido la plaza la única persona que las había preparado con nosotros: Anna Martínez. En el País Vasco la obtuvieron tres personas de las cuatro que preparamos (las tres que finalizaron el curso): Irune Barañano Las Santas, Maialen Lázaro Domínguez y Beatriz Medrano Gutiérrez. Las otras personas que nos permitieron publicar sus nombres son Rubén Castaño Ramírez (Andalucía), Miriam Aránega Rivas (Castilla y León), Inma Sánchez Chaparro (Cantabria), Elena García Posada (Andalucía), Eva Sacristán González (Castilla y León), Paula Cuéllar Martín (Castilla y León), Lucía Blanco Orallo (Castilla y León), Virginia Reales Rubio (Extremadura) y Bernardo Ángel Franco (Andalucía). Aquí debajo van algunos testimonios.
Irune Barañano Las Santas (País Vasco): De cómo pasé de programar equipos de control eólico a ser número 1 en mi tribunal de Lengua Castellana y Literatura
Todavía no he asimilado que hoy sea yo la que escribe este testimonio, esos que tanto me han motivado durante dos años. Como me decía Eduardo, “tú también escribirás el tuyo”, y en efecto aquí estoy.
De como pasé de programar equipos de control eólico a ser número 1 en mi tribunal de Lengua Castellana y Literatura
Mi andadura con las oposiciones ha sido bastante peculiar, teniendo en cuenta que soy Ingeniera de Telecomunicaciones. Tras más de diez años programando equipos de control eólico, en 2019 decidí apuntarme al máster del profesorado. Era una rama que cada vez me interesaba más y que me iba a permitir disfrutar más de mi familia. Como no quedaban plazas en el máster de Matemáticas, lo hice en la especialidad de Música porque contaba con el título profesional de piano. Y así, me vi en enero de 2020 con el máster terminado «por lo que pudiera pasar». Cuando un par de amigas se sacaron la plaza en verano de 2021, comencé a pensar seriamente en presentarme yo también a las próximas. Pero tenía un problema: a pesar de tener el requisito del título de C1 de euskera, me daba mucho respeto dar clases y utilizar el lenguaje técnico que requeriría cualquier materia ligada a mi titulación. Fue entonces cuando un amigo me dijo «pues como no te apuntes a Lengua…». Y medio en broma medio en serio pensé… «¿y por qué no?». Al fin y al cabo, en el colegio era una asignatura que me encantaba… Y así fue como empecé a informarme de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Cómo descubrí a Eduardo y www.opolengua.com
Investigando sobre cuándo sería la siguiente convocatoria, me encontré con un artículo del blog de Eduardo titulado Están garantizadas las oposiciones en 2023. Desde el primer momento, me enganchó su manera directa de expresarse y la seguridad con la que afirmaba lo que yo en ese momento más deseaba leer: que habría oposiciones en 2023. Tras hablarlo con mi marido, empecé a buscar preparadores en Internet. Tenía claro que, trabajando y con tres niños pequeños, era imposible que pudiera conseguir la plaza sin ayuda, más cuando no tocaba la Lengua desde Selectividad.
Opté inicialmente por preparadores de pago mensual porque no tenía totalmente claro mi compromiso
Contacté la primera vez con Eduardo en septiembre de 2021. Me envió la lista de lecturas básicas y me hundí al comprobar que solo tenía leída una obra… Ese hecho, unido a que debía pagar todo el curso de una vez y a que yo no tenía muy claro si esa locura de opositar a Lengua iba a ser pasajera, me hizo optar por otros preparadores que ofrecían pago mensual.
Por qué me decidí por Eduardo
En diciembre de 2021 salió el borrador del nuevo decreto que a tantas personas descolocó: desaparecería la prueba práctica, no habría programación y el examen sería únicamente teórico. En aquel momento, decidí dejar a los preparadores con quienes llevaba tres meses y volví a llamar a Eduardo, que había preparado un curso para quienes, como yo, nos encontrábamos perdidos ante la incertidumbre del nuevo escenario.
El Método de Estudio Opolengua y sus virtudes
En menos de una semana me encontraba con el temario en mi casa y todo el kit que él recomendaba en su método: las hojas cuadriculadas, el cronómetro, etc. Siempre me ha gustado estudiar y el hecho de tener un plan lo facilitaba todo. Comencé a seguir su hoja de control (HC) a rajatabla, soy una persona muy metódica y conecté enseguida con la forma de trabajar de Eduardo. Lo único que no podía cumplir era el día de descanso (no me lo podía permitir dado el poco tiempo que sacaba entre semana). Con el paso de los meses, mi ritmo de estudio era muy bueno y me resultaba muy fácil memorizar las ideas de sus temas por cómo se iban entrelazando.
Cómo personalicé el Método de Estudio Opolengua
Pero, cuando llegó la Semana Santa de 2022, tuve mi primera crisis al sentir que se me estaban olvidando los primeros temas. Para mayor seguridad, comencé a adaptar el método y a repasar en alto los temas completos y no solo las ideas clave. Comencé a grabarme los temas y a escucharlos en el coche, los repetía mientras hacía cosas por casa o iba por la calle, como si fuera rezando… y reconduje la situación.
Mis crisis personales durante la preparación y el papel de Eduardo
Por supuesto, esa crisis no fue la única en este proceso en el que me sentía tan sola. No porque mi familia no me apoyase (sin mi marido encargándose de los niños las tardes de los viernes y las mañanas del fin de semana no habría podido conseguirlo), sino porque nadie sabía realmente lo que pasaba por mi cabeza, la culpa por estar ausente, las dudas sobre si estaba haciendo lo correcto, el miedo de fallarles a todos con un mal resultado, la presión de que cada vez más gente sabía en qué andaba metida y se acabarían enterando de si me salía mal… En todas estas crisis, Eduardo me tranquilizó y me dio mi espacio a partes iguales. Bien por correo, por teléfono o por audio de WhatsApp, cada vez que hablaba con él salía reconfortada y convencida de que sí, de que esta locura tenía sentido. Y además, siempre me hacía reír con su sentido del humor.
¡El día D saqué un 10 y un 9,85 en los temas!
Y así, llegué al día D con treinta temas estudiados, muy pocos (poquísimos) comentarios hechos y la sensación de que no había aprovechado todo lo que Eduardo había puesto a mi disposición. Me presenté a las dos vías, no perdía nada. En el teórico del examen ordinario me salieron dos de las cuatro bolas. Escogí el tema 49, y el resultado fue buenísimo: un 9,85. En el examen de estabilización, de cinco bolas, me sabía cuatro… ¡Me sentía en una nube! Escogí el tema 43, y el resultado fue inmejorable: un 10.
Cómo sobreviví al examen práctico
Por la tarde, en el examen práctico, nos encontramos con un examen irrealizable en dos horas: un poema para comentario literario, un texto de opinión para comentario lingüístico, un análisis sintáctico y una situación de aula. Por suerte o por desgracia, esa sensación de enfrentarme a un examen imposible me era muy conocida de mi época universitaria: no había tiempo para agobiarse, tenía que sobrevivir. Sintiendo no poder seguir los consejos de Eduardo y sus porcentajes de tiempo dedicados a la lectura, me dije a mí misma “lo que yo lea no lo van a corregir, solo lo que quede en el papel”, así que comencé a escribir casi sin leer, comentando en caliente según leía. Fue un examen totalmente imposible de hacer bien en el tiempo que dieron, pero conseguí acabarlo y nuevamente el resultado fue buenísimo: un 8. Las defensas orales también me fueron muy bien: 9,872 en la ordinaria y un 7,98 en la de estabilización.
Resultado final: Número 1 del tribunal y número 3 de mi comunidad
Resultado final: en el proceso ordinario, he sido la primera de mi tribunal y tercera de mi comunidad, y en el de estabilización, la tercera de mi tribunal y sexta de mi comunidad. Todavía no han salido las puntuaciones de la fase de concurso (al no tener experiencia docente bajaré puestos), pero la plaza está asegurada porque hemos aprobado menos personas que número de plazas en la vía ordinaria.
¡En septiembre estaré dando clase de Lengua Castellana y Literatura!
Aún me cuesta creerlo: en septiembre estaré dando clase. El sacrificio ha tenido su recompensa. Y todo esto habría sido imposible sin el apoyo y el entusiasmo de Eduardo. Así que animo a todos los que estéis en el camino a no ceder ante los temores y a seguir estudiando. ¡Un abrazo!
Eva Sacristán (Castilla y León, 2024): Así obtuve mi plaza en las oposiciones de Lengua
Eva ha aprobado este año brillantemente la primera prueba de las oposiciones de Lengua tanto en Castilla y León como en Navarra. Pero tuvo que optar por Castilla y León y obtuvo la plaza. Antes lo había intentado en tres ocasiones, con alguna experiencia traumática. Esta es su travesía completa.
Estoy seguro de que todo aquel que conoce a Eva Sacristán, se da cuenta pronto de que es una buenísima persona. Incluso diría que todos podemos ser muy buenas personas, pero es difícil superar a Eva. Por sus obras los conoceréis y así, quien lea su testimonio, lo comprobará.
Yo no soy tan buena persona como ella, pero la admiro y me identifico mucho con su historia. Ella cuida a su hermana; yo cuido de mi padre. Ella perdió la plaza en las oposiciones de Lengua de 2023 por los puntos de cursillos; a mí me pasó lo mismo en 1996. Ella asumió aquel varapalo con estoicismo y mostró su tenacidad y su entereza a prueba de bombas. Yo hice lo propio. A buen seguro que su fe, igual que a mí, le sirvió y le sirve para enfrentar los problemas que la vida nos interpone.
¡Enhorabuena a Eva y a sus alumnos!
Además de ser preparador de Lengua, yo he impartido clase desde 1990 y Eva compró mi libro de disciplina escolar, Cómo sobrevivir a la ESO y ser feliz. Así, Eva conoce mis métodos de disciplina escolar y dice que le han ayudado a manejar mejor la relación con sus alumnos. Por todas estas razones, además de sus conocimientos bien demostrados al aprobar brillantemente dos oposiciones de Lengua en esta convocatoria, estoy convencido de que sus alumnos de Castilla y León van a tener en ella un referente humano y docente que deberán amar y respetar. ¡Enhorabuena a Eva y a todos los alumnos que disfrutarán de sus conocimientos, valores, fortaleza y bondad en las próximas décadas!
Me llamo Eva y esta es mi historia
Me llamo Eva y soy una chica muy curiosa y creativa. No paro quieta. Leí El guardián entre el centeno con doce años y desde entonces no he dejado de devorar libros. Me gusta leer pero también escribir, dibujar, bailar, tocar la guitarra, ir al cine, sacar fotos… No os voy a contar mi autobiografía “con pelos y señales”, como Holden Caulfield, pero sí me gustaría que conocierais mi historia.
Tuve la suerte de estudiar Filología Hispánica y Comunicación Audiovisual
Tuve la suerte de estudiar Filología Hispánica y Comunicación Audiovisual. Después hice un máster propio en una escuela de cine. En el año 2019 comencé el Máster de Profesorado, que terminé en junio de 2020, sin que pudiera apuntarme a la convocatoria de las oposiciones de Navarra de ese año, que fue en febrero (esto es un dato a tener en cuenta, ya que después ni siquiera podría completar las de 2024).
Mi primera experiencia en la enseñanza: colegio concertado y problemas de disciplina
Unas cosas y otras me llevaron a trabajar durante un curso en un colegio concertado. Desde aquel año he trabajado tres como profesora, tanto en institutos como en FP, y desde entonces no me he encontrado con tantos problemas de disciplina como en aquel centro. Había días que volvía de trabajar llorando y sintiendo que lo último para lo que valía era para ser profesora. Estaba claro que no era mi sitio.
Mi primer contacto con Eduardo, mi preparador de Lengua
De hecho, a los pocos meses de empezar me planteé el tema de la oposición. En el fondo de mí estaba segura de que la lengua y la literatura me apasionaban y que, de una manera u otra, estaba llamada a ser profesora y quería hacerlo bien. Me habían hablado de Eduardo, así que lo llamé y en diciembre empecé a estudiar el tema 47.
Mi primera oposición: La Rioja 2021
Tras seis meses estudiando, me presenté por primera vez en La Rioja. Recuerdo que me salió tema, el 42 (la épica medieval), y un poema de Góngora que no supe comentar bien. Además, en La Rioja el tema todavía se lee en voz alta delante del tribunal y no tuve este factor lo suficientemente en cuenta: redacté el examen por epígrafes y creo que eso hizo la lectura mucho menos fluida de lo que podría haber sido. Si no me equivoco, creo que saqué un 4.9 en total.
Mi segundo intento en las oposiciones de Lengua: Madrid y Andalucía 2024
En 2022 no me presenté en ningún sitio. Volví a intentarlo en 2023, esta vez en dos comunidades: en Madrid y en Andalucía. ¡Vaya loca!, pensaréis. ¿Qué hace una navarrica yéndose a la otra punta de la Península? Eso mismo me preguntaba yo, pero es que en el sur había 400 plazas.
La experiencia en las oposiciones de Lengua en Madrid
En Madrid no me salió tema (improvisé uno sobre el sintagma verbal) y no debí hacer mi mejor comentario, así que no llegué a la fase de defensa.
La dramática y educativa experiencia en las oposiciones de Lengua en Andalucía
Y lo de Andalucía me da un poco de vergüenza contarlo, pero allá va. El caso es que una de esas 400 plazas era mía, porque saqué la nota suficiente. Recuerdo que hice el tema 7 (sobre historia de la lengua), en el que saqué un 7, y comenté dos de los cuatro textos a elegir (Tiempo de silencio y Entre visillos). Pasé a la fase de defensa de la programación, y la primera parte no fue del todo mal, pero la segunda estuvo lejos de ser buena. El caso es que saqué un 5 en esta parte. En total obtuve un 6,2 de media. Tengo puntos de idiomas, cursos, etcétera, por lo que con los méritos me daba para sacar una de las últimas plazas.
¿Qué paso entonces? ¿Por qué no estoy trabajando en Andalucía? Resulta que los méritos en esta Comunidad se introducen durante el mes de junio, a diferencia de otras comunidades, que siguen sus propios procesos. No me digáis qué pasó por mi cabeza, pero me confié y pensé haber hecho ya ese trámite. Y aunque no justifique nada, debo decir que en pleno junio estaba pendiente de otras cosas, como repasar para el examen, coger un tren, reservar un hostal…
Ojo con la atención a los puntos
Total, que los méritos no me sumaron ningún punto (una vez terminado el plazo no hay manera de hacer nada) y no saqué la plaza. La verdad es que he acabado hasta el gorro de tantas normativas diferentes, de los BONs, BORs y BOJAs, de estar pendiente de varios portales web de Educación a la vez, de tantas llamadas a las administraciones educativas (si me estás leyendo y eres administrativo, te saludo; probablemente hayamos hablado por teléfono…).
Lo viví como una valiosa experiencia
Curiosamente, lo viví con mucha paz interior y no me arrepentí de nada. Fueron experiencias valiosas que me llevé y que sin duda me permitieron hacer los exámenes de este año mucho más tranquila y preparada.
2024: Me inscribo en tres comunidades
Mi idea de cara a 2024 era inscribirme en Navarra, Castilla y León y Andalucía, y así lo hice. De nuevo, me iba a encontrar con dificultades. Para empezar, las fechas de Andalucía coincidieron con las de Navarra, por lo que descarté ir hasta allí. En Navarra y en Castilla y León los exámenes no me coincidían, así que decidí presentarme en ambos sitios. Cuando opositas, como podéis ver, no solo te preparas para ser profesor, sino que también desarrollas capacidades estratégicas napoleónicas.
Mis resultados en Navarra y Castilla León: el esfuerzo tarde o temprano, se ve recompensado
El caso es que salí del examen de Navarra con buenas sensaciones y en Castilla saqué buenas notas en la primera fase. En Navarra me decanté por La Celestina y en Castilla redacté el tema 59, sobre Benito Pérez Galdós, de quien he leído sus obras estos últimos años, disfrutándolas mucho; y el comentario fue un poema de Borges sobre el Golem. En Castilla el tribunal no lee los exámenes. Te citan para que lo hagas tú en voz alta. En esta ocasión redacté ambas cosas para ser leídas así, siguiendo consejos de Eduardo.. Saqué un 9 en el tema y un 8 en el comentario. Conclusión: el esfuerzo, tarde o temprano, se ve recompensado.
La exposición oral o encerrona, el mismo día en las dos comunidades
Al poco supe que estaba convocada para la defensa en Pamplona el día 15 a las 8:30. Calculé que en Castilla me llamarían un par de días más tarde, pero no acerté. ¡Imaginaos mi cara de incredulidad cuando vi que estaba citada en Castilla también el día 15 a las 8:30! No soy precisamente conformista, así que a la mañana siguiente acudí a la presidenta de mi tribunal y le comenté mi situación. Acabé hablando con el tribunal coordinador, que me dijo que, a no ser que me pusiera el día 15 de parto, no tenía nada que hacer. Simplemente le dije, sin saber si reír o llorar, que no me daba tiempo a ponerme de parto antes de ese día.
Opté por Castilla y León y obtuve plaza
Finalmente, como en Castilla había muchas más plazas que en Navarra y de esta última comunidad ni siquiera sabía mi nota, decidí hacer la defensa allí. Fui la última de mi tribunal y por eso al poco de terminar sabía lo que había sacado: tenía un 9. Con mis notas tenía plaza.
Lo más duro es el cansancio
Sin duda, lo más duro de todo este camino ha sido el cansancio. Se va acumulando y uno corre el riesgo de plantarse y abandonar. En mi caso, no he dejado de trabajar en ningún momento. Es muy fácil que el cansancio lleve a una persona a dejar de ser persistente. En mi caso, he trabajado de tardes, por lo que estudiaba por las mañanas.
Compatibilizar con la oposición de Lengua mis obligaciones familiares y mi trabajo
No tengo hijos, pero sí una hermana con una discapacidad de casi el cien por cien. Eso quiere decir que durante meses he madrugado mucho para asear a mi hermana y luego poder estar a las ocho de la mañana en la biblioteca estudiando o preparando la programación y las unidades (a día de hoy hay quien piensa que me gusta madrugar; ¡creo que es el momento de desmentirlo!). Quiere decir también que muchas veces me ponía a estudiar a las once de la noche porque no había podido estudiar por la mañana. En fin: siempre hay maneras de organizarse e ir sacando las cosas.
La dificultad con los repasos
Una cosa que también me ha costado muchísimo han sido los repasos. Soy muy inquieta y curiosa y todo lo que no sea nuevo o estimulante tiende a aburrirme. Me encanta estudiar y descubrir cosas nuevas y no puedo evitar aborrecerlos. Sin embargo, estos son esenciales para llevar al día el temario. No tardé en darme cuenta de que si estudiaba perfectamente un tema pero no lo repasaba hasta mucho después, podía darlo por perdido. De hecho, decidí dejar de estudiar temas nuevos durante unos meses para poder dedicar tiempo a rehacer mi programación según la LOMLOE, pero en ningún momento dejé de repasar los que me sabía. Es lo mejor que podía haber hecho.
Lo mejor es lo mucho que he disfrutado y dado
De todo lo que me llevo me quedo con lo mucho que he disfrutado y dado. Ha sido duro, pero he aprendido que las oposiciones son como la vida misma: estamos en este mundo para disfrutar, pero más incluso para dar y para convertirnos en la mejor versión de nosotros mismos y ayudar a los demás a hacer lo mismo. En gran parte me he preparado para poder dar lo mejor de mí a mis alumnos. Lo expresa muy bien Pablo Neruda en “Perdóname por ir así buscándote”: “Es que quiero sacar / de ti tu mejor tú”.
Sola no hubiera podido estar donde estoy
Y tengo la certeza de que sola no hubiera podido estar donde estoy. Para empezar, mi profesora de lengua, Charo Porto Llovo, me transmitió a mis quince años su pasión por la vida y la palabra (y lo hacía a través de la morfosintaxis, claro). Por otro lado, no puedo olvidarme de Santiago Arellano Hernández, que fue quien me enseñó a vivir a través de la literatura. Fue catedrático de instituto y una persona ejemplar en todos los sentidos. Recuerdo con cariño cómo nos acogía en su casa los martes por la tarde, una vez ya jubilado, y nos hablaba del Quijote y de la Celestina con su habitual sabiduría y sentido del humor. Yo tenía por entonces dieciséis o diecisiete años. De la época universitaria me llevo unos profesores increíbles y un bagaje que agradezco mucho.
MI agradecimiento a Eduardo y Opolengua
Y después llegaron Eduardo y su tripulación. Gracias a ellos he aprendido a hacer comentarios de texto. Ha sido Eduardo quien ha hecho llevaderos y asequibles los repasos. Gracias a su temario he podido partir de una buena base y sus vídeos me han permitido construir una buena programación. Y gracias a su experiencia he podido dar un nuevo enfoque a la disciplina en el aula. Si alguien no acaba de decidirse, le diría que no dudara en dejarse guiar por él y su equipo, pues no va a poder estar en mejores manos.
Beatriz Medrano (País Vasco): “Un sueño hecho realidad”
Ser profesora de Lengua Castellana y Literatura: una vocación
Mi nombre es Beatriz. Soy licenciada en Filología Inglesa y diplomada en Magisterio. Mi vocación por la enseñanza siempre la he tenido muy clara y durante el Bachillerato mi asignatura favorita fue la Literatura Española.
Tras veinte años trabajando como profesora de Inglés en un colegio concertado, me ofrecieron dar clase de Lengua además de Inglés y empecé a dar clases en 3º y 4º de ESO. Allí me di cuenta de que se podían hacer situaciones de aprendizaje muy bonitas, por ejemplo, de poesía. Vi que disfrutaba, sin duda, en mis clases de Lengua Castellana y Literatura.
El colegio donde llevaba tantos años trabajando y con un puesto fijo, debido a la baja natalidad, empezó a sufrir crisis de matriculación y viendo que mi cómoda estabilidad laboral corría peligro, decidí que una posible salida estaba en las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Tenía claro que una oposición es un proceso largo y que exige una gran dedicación. Yo no tenía tiempo, apenas un año y sabía que sin una guía sería misión imposible.
Mi satisfacción con Eduardo y con Opolengua
En el verano del curso 22-23 había rumores de convocatoria de oposiciones en el País Vasco y empecé a buscar un preparador de Lengua. Visité academias, pero no me llegaron a convencer. En mi búsqueda tuve la suerte de leer www.opolengua.com, la página de Eduardo y le escribí para informarme de su trabajo como preparador de Lengua. Lo más sorprendente es que en pleno agosto, Eduardo me respondía casi semanalmente a todas mis dudas, que eran muchas, ya que al no ser de Hispánicas, me parecía un gran reto. Sin olvidar la falta de tiempo derivada de mis obligaciones familiares (dos niños) más un trabajo a jornada completa.
Eduardo me demostró interés por su trabajo y seriedad , ya que en pleno verano me animó y me explicó su manera de ayudar y trabajar con los opositores. Todo lo que me prometía de sus cursos se ha cumplido. Me matriculé en octubre del 22 en el Curso Total y en octubre del 23 me presenté a la oposición con la seguridad de que mi preparación era buena .Sin duda mucho mejor que si no hubiera seguido el curso de OPOLENGUA.
Lo más duro para mí ha sido la falta de tiempo para preparar las oposiciones
Lo más duro para mí ha sido la falta de tiempo para preparar unos exámenes en los que yo creía que podía defenderme, pero no en tan pocos meses. Sin embargo, tanto los apuntes facilitados por Eduardo y personalizados por mí (como él me recomendaba en los exámenes de ensayo) y la gran ayuda prestada al corregirme de forma personalizada los comentarios de texto, me han llevado sin duda a alcanzar la plaza.
La preparación me ha servido para ser mejor profesora
En este año de preparación he aprendido mucho, incluso si no hubiera logrado la plaza, tras este año estoy segura de que la calidad de mis clases ha mejorado. Y eso es algo que te da confianza en tu día a día.
La profesionalidad de Eduardo ha estado a la altura de mis necesidades en todo momento
Opolengua me ha guiado y me ha animado hasta el final. Creo que es un proceso donde te asaltan miles de dudas a las que Eduardo me ha respondido siempre. El hecho de ser una formación on line, me generaba desconfianza y, sin embargo, he comprobado que la profesionalidad de Eduardo ha estado a la altura de mis necesidades en todo momento. Por ello, aprovecho este testimonio para darle las gracias de corazón, una vez más.
La recompensa final es un sueño hecho realidad
Animo a toda persona que esté pensando enfrentarse a una oposición a confíar en OPOLENGUA. Para mí, lo más importante es tener clara nuestra vocación de profesores, porque cuando algo te gusta de verdad se puede llegar a disfrutar, incluso bajo la presión de una preparación a la que yo he denominado express. Una misma se va autoanimando viendo como poco a poco se va mejorando en la técnica de los comentarios de texto. La recompensa final es muy grande, es un sueño hecho realidad.
Maialen Lázaro Domínguez (País Vasco, 2024): «De suspender por equivocarme en el número de tema a sacar la plaza»

Siempre quise ser profesora de Lengua Castellana y Literatura
Siempre quise ser profesora de Lengua (desde bien joven), y toda la vida llevo trabajando en ello. En 2015 tuve mi primer contacto con el mundo de las oposiciones: vivía en Extremadura y allí estuve en una academia durante cinco meses. No fue mucho y, aunque aprobé el tema, en el práctico no me fue nada bien. Me vino bien la experiencia, eso sí, para conocer a qué me tenía que enfrentar; pero cometí un error grave también: en los años en los que no hubo convocatoria de oposición abandoné el estudio por completo. Esto hacía que cada vez que trataba de retomar el estudio tuviese la sensación de empezar de cero. Los temas estudiados los tenía olvidados por completo y esto hacía que mis ganas de luchar disminuyesen cada día.
Mi primera sustitución en mi tierra
En 2017 me llamaron para hacer una sustitución en el País Vasco, de donde soy originariamente. ¡La alegría fue total! Para poder presentarme en Euskadi a las oposiciones, debía aprobar el examen de euskera del C1. Así que, entre trabajar a jornada completa y tener que preparar dicho examen, seguí sin estudiar para las oposiciones durante varios años. Me alegré al obtener el nivel requerido -¡una cosa menos!- y empecé a retomar poco a poco el estudio; pero se me hizo complicado prepararme sin tener a nadie a quien poder consultar mis dudas, sin tener a alguien que me guiara. Fui al examen en 2021 y, obviamente, no supe contestar casi nada del ejercicio práctico.
Cómo contacté con Eduardo: mi preparador de Lengua
Necesitaba ayuda: pregunté por redes sociales y así conocí a Eduardo. Otras personas se habían preparado con él y estaban a gusto con su método, así que me decidí a probar. Recibí el material en pocos días y me vi los vídeos para entender el sistema de estudio y me puse al lío. En cuanto surgían dudas, Eduardo me explicaba aquellos puntos que no conseguía comprender bien para que luego memorizar fuese más sencillo. También me calmaba cuando era preciso y me animaba a seguir creyendo en mi estudio y en mí misma cuando a la mente solo le da por enviarte mensajes negativos, cuando crees que tardas mucho en estudiar, cuando crees que estás perdiendo el tiempo, que no lo conseguirás… Para los ejercicios prácticos, me ha venido muy bien asistir a sus clases online de comentarios de texto (Curso Comentario Vivo). Estas sesiones me ayudaron primero a tener un esquema claro que seguir el día del examen en el análisis; las explicaciones de Eduardo y las ideas que exponían mis compañeras también eran muy útiles y me servían de inspiración.
Se convocan las oposiciones en 2023 y decido ir por las dos vías
Llegó el día. En Euskadi se convocaron oposiciones tanto por reposición como por estabilización. Decidí presentarme a las dos, aunque mi primera opción siempre fue la vía de la reposición, pues esta tenía más plazas convocadas. Llevaba muy poquitos temas, pero confiaba en mí y logré apartar de mi cabeza la idea que siempre me ha venido persiguiendo, la del todo o nada: si salía un tema que llevara preparado, genial; si no era así, no tiraría la toalla, intentaría defenderlo de la mejor manera posible. Sabía que tenía que tener mucha suerte… ¡lo que se me olvidó fue pedir que esa suerte fuera buena!
La oposición se realizaba en la enorme sala BEC
El primer examen que hicimos fue el tema para la vía de la reposición. En el País Vasco el examen se realiza en una sala enorme, Bilbao Exhibition Center, donde se hacen conciertos y exposiciones, todos a la vez, todas las asignaturas… Esto de por sí ya me parece negativo: ver a miles de personas nerviosas en la misma sala no ayuda a nadie. A esto hay que añadirle otro factor negativo: el número de los temas se dice por megafonía y no se escribe en ningún sitio. ¿Qué podía salir mal? Pues todo. Entre los nervios, el hecho de que todos los aspirantes no tenemos el mismo número de temas, que primero dicen estos números en euskera y luego en castellano…
El error al anotar las bolas
La primera bola fue la 74. Me descuadró por completo. ¿Cómo la 74 si solo hay 72 temas? Era para los docentes que se presentaban, por ejemplo, por la especialidad de Euskara. Deben seguir saliendo bolas hasta completar las vuestras. Yo fui apuntando los números que iban saliendo en la lista que nos dieron. Número 30. Lo apunté. ¿Salió ese número? Sí; pero ya no era válido para mi especialidad. Ya habían salido cuatro números anteriores que completaban los cuatro temas que yo podía desarrollar. Me equivoqué.
Salí del examen y me encontré con una compañera que, al decirle que había hecho el tema 30, me dejó caer que esa bola no había salido. No le di importancia, creí que quizá ella, al haber elegido otro tema, ni se acordaría del resto. A los dos días me di cuenta de mi error: la bola había salido, pero no era válida para mí, era para otras especialidades. Fue muy doloroso cuando me enteré, pues el práctico me había salido bien -saqué un 6,5-, y si hubiese hecho medianamente bien el tema podría haber continuado yendo a la defensa.
No voy a buscar culpables: al fin y al cabo, creo que la responsable era yo y la que he sufrido las consecuencias de todo sigo siendo yo; pero esta historia espero que os pueda servir a los que os presentéis en el futuro en Euskadi: aseguraos siempre de qué números son los válidos. Parece de perogrullo y que es imposible que os pueda pasar algo así. Pero pasa… Aquí tenéis el ejemplo.
Sin desanimarme… ¡a por la plaza de estabilización!
Con el tema del examen de estabilización tuve mucha más suerte. Salió, entre otras, la bola 47. Sabía que ese tema lo llevaba muy bien preparado, y en el resultado está la confirmación: ¡Me pusieron un 10 en el examen! No me lo podía creer. Me dolió pensar que era por la vía de estabilización porque solo había 19 plazas y lo veía imposible. Hice la defensa de la unidad y aprobé también esa parte. Los demás aspirantes tenían notas muy buenas y, realmente, no me esperaba poder conseguir la plaza; pero no dejé de soñar, de mantener la ilusión viva. Había que esperar aún a la fase del concurso.
¡Y una plaza fue para mí!
Cuando empezaron a salir las notas y comparé con el resto de aspirantes, vi que era posible. Y cuando salieron las listas definitivas ahí estaba mi nombre: ¡una plaza es mía! Me costó días asimilar que eso era así. No me lo esperaba. No podía reír, ni llorar, ni gritar de alegría. Me quedé en shock. Estoy muy emocionada y agradecida a todas las personas que me han acompañado en mi camino, que han aguantado mis días buenos y no tan buenos, mis nervios, mis negativas a algunos planes. Era por un buen motivo.
Confiad y, como dice Eduardo, a por ello con fe.
Míriam Aránega Rivas (Castilla y León, 2024): “Hacer el Curso Unidad 2024 de Opolengua es lo mejor que he hecho en mi vida”
Miriam se apuntó a nuestro Curso Unidad 2024 para preparar las oposiciones de Lengua en enero de 2024. Desde el principio me manifestó que su necesidad tenía que ver con la unidad didáctica o situación de aprendizaje y traté su caso, como siempre, de forma individualizada. Había cometido errores en las anteriores ocasiones en que se presentó a las oposiciones y quería garantizarse una buena unidad en las siguientes. Durante todo este periodo hemos trabajado muy bien juntos y en la larga lista de correos intercambiados para corregir completamente la unidad me ha demostrado que es una persona muy seria, meticulosa y creativa. ¡Enhorabuena para ella y para los alumnos de Castilla y León, que ganan con ella un enorme capital humano!
Mi nombre es Míriam Aránega Rivas. Decidí opositar hace cinco años para prepararme las oposiciones de Secundaria por la especialidad de Lengua Castellana y Literatura en la comunidad de Andalucía.
Mis oposiciones de Lengua de 2019
Ese año (2019) estuve en una academia de oposiciones y bueno, el resultado fue que sólo aprobé la primera prueba; de hecho, mi problema era que la programación había que perfilarla muchísimo (lógicamente) y, además, en la exposición oral no lo hice nada bien puesto que la preparé en tres días y eso fue catastrófico. Aun así, la primera parte la aprobé sacando un 8,4 en el tema (tema 30 “El texto argumentativo”) y un 4,7 en el práctico (no está nada mal para ser la primera vez).
Mis oposiciones de Lengua de 2023
Volví a presentarme en 2023 en Andalucía, y me preparé con una persona que me ayudó a estructurar bien los comentarios y a hacer la programación; me iba supervisando todo el material a lo largo del curso. En el examen me ocurrió lo siguiente: no me salió bola, aunque llevaba 28temas bien estudiados; sin embargo, opté por desarrollar el tema 6 “El proceso de comunicación. La situación comunicativa”, adaptándolo a otro tema que llevaba bien controlado, el 23. El resultado fue que saqué un 6,4 en el tema y en el práctico un 6 (salió comentario filológico y otro de niveles lingüísticos si mal no recuerdo); por tanto, me volví a escapar en la primera parte con un 6,1.
Ahora bien, la parte que me ha preocupado siempre en mayor medida es la defensa y por ello no dejé de prepararme la exposición oral desde que comenzó el mes de junio, que, la verdad, pensaba que llevaba bien preparada. La ensayé unas 30 veces, y por ello, el día del llamamiento para la exposición oral me fue bien (o eso creía yo), puesto que salí súper contenta; hice una exposición fluida, tanto de la programación como de la unidad, y dejé además una pizarra preciosa en la unidad (los miembros del tribunal le hicieron una foto a la pizarra, cosa que en principio pensé que era algo positivo). En conclusión, me pusieron un 4,8, y yo me quedé un poco patidifusa porque no me podía explicar por qué me suspendieron. No es que yo me mereciera un 7 ni un 8, pero a un 5 estaba segurísima de que llegaría.
Decido presentarme a las oposiciones de Lengua en Castilla y León y Andalucía
No obstante, nunca he tirado la toalla y este año decidí, ya que resido en Castilla y León, presentarme en esta comunidad. Igualmente me inscribí en Andalucía, por si se hubiera dado el caso de no coincidir ambos procesos. Entre unas cosas y otras, me he puesto seriamente a estudiar en enero y empecé con el temario, ya que los supuestos prácticos los dejé para los meses posteriores.
Hacer el Curso Unidad 2024 de Opolengua es lo mejor que he hecho en mi vida
Total, llega mi gran problema y lo que más temía: la defensa. Por todo ello, un día buscando en internet, me topé con la web www.opolengua.com, y decidí inmediatamente mandarles un correo. Me contestaron y asesoraron rápidamente. Al final me apunté en enero al curso de elaboración de unidades didácticas, y, sinceramente, es lo mejor que he hecho en mi vida. La metodología es perfecta y se ha adecuado a mis necesidades, debido a la libertad que posee uno para ver los vídeos cuantas veces quiera.
La aportación de Eduardo como preparador de Lengua
Además, Eduardo, como preparador de Lengua, siempre estaba ahí para resolver mis dudas (he de reconocer que he sido un tanto pesada muchas veces y él me ha resuelto y corregido toda la unidad junto con los materiales con mucha precisión). Es por ello que yo pude diseñar una unidad preciosa para las oposiciones de Andalucía, y, por supuesto, Eduardo me ha iluminado el camino y me ha hecho ver con mucha más claridad cómo diseñar y exponer la unidad de cara a la defensa, ya que es la parte que me tenía más preocupada.
El mes de mayo lo dediqué enteramente a la programación (ha sido el peor mes de mi vida, os lo aseguro), cosa que no os recomiendo, ya que, para mi parecer, tiene que estar hecha para abril-mayo a lo sumo, y no empezarla en mayo, como hice yo, evidentemente.
Me presento finalmente en Castilla y León y paso la primera prueba
Finalmente, me he presentado en a las oposiciones de Lengua en Castilla y León. Me miré los comentarios que tenía hechos del año anterior a lo largo de dos días (no me dio tiempo a más), y la verdad, pude tirar bien de las rentas del curso previo puesto que he sacado un 5,4 en el práctico (fue un comentario dificilísimo de Borges, El Golem, que valía 3,5 puntos; los otros 0,5 se han asignado al análisis sintáctico de una estrofa del poema citado).
Con respecto al tema, pues bueno, este año llevaba unos 20 preparados, los dos últimos más flojos, pero estudiados justamente para defenderlos con un aprobado. Este año han caído las bolas 2, 24, 59 y 72, y ¡fíjate mi suerte! Me salieron dos bolas, la 2 y la 24, temas que llevaba muy bien estudiados. De hecho, llevaba todos estos años rezando para que me cayera el tema 2, tema muy importante y que creo que mucha gente no estudia, pero que me ha dado un resultado de un 9.18 de nota en estas oposiciones. Siempre me ha tirado mucho más la lingüística y además me han puntuado bien cuando he hecho temas de esta rama. Con un 7,68 he pasado la primera prueba de la oposición.
Llega el decisivo: la exposición oral de programación y unidad didáctica
Ahora bien, llega el momento decisivo: la defensa de una hora. Me la he preparado bien como el año pasado, ensayándola unas 20 veces. Las unidades me las miré en tres días, ya que me llamaron al segundo día de los llamamientos. Sinceramente, no salí muy contenta el día de la defensa, porque no me salió ni por asomo como en los ensayos que había hecho con mis familiares, delante del espejo, grabándome en vídeo… Me temblaba la voz al empezar la defensa y no lo pude controlar hasta que pasaron unos diez minutos o más (¡qué horror!). No obstante, mi nota salió este lunes y para mi sorpresa me encuentro con un 8,6 en la segunda parte. Por tanto, no lo habría hecho tan mal. Los nervios son incontrolables y le ocurre a casi todo el mundo (lo que se juega uno no es poco). De nota final de oposición he obtenido un 8,1.
Nunca hay que tirar la toalla
Con respecto a la defensa, Eduardo ha sido clave porque me ha ayudado a ver cómo se hace y me ha dado mucha más seguridad. Te ayuda a ensayarla y te da todas las directrices para que sólo tengas que dejarte llevar y ponerte al lío con ello. De no haber aprobado este año, no hubiera dudado ni un segundo en volver con Opolengua. Aunque todavía está por verse, porque aún no sé si he obtenido plaza. Sin embargo, este año aquí hemos aprobado 123 y hay mínimo 133 plazas ya seguras. Por tanto, estoy a la espera, y muy ilusionada. No me lo puedo creer y me siento flotando en una nube por haber aprobado una oposición. Si entro, haré la fase de prácticas, ya que no dispongo de puntos de interinidad. Con esfuerzo y sacrificio todo se consigue, y por eso NUNCA hay que tirar la toalla; NUNCA. Gracias, Opolengua.
Rubén Castaño (Andalucía) Un gran papá obtiene su plaza de Lengua
La travesía de Rubén Castaño hasta obtener su plaza ha sido una de las más esforzadas y valientes que he visto como preparador de Lengua. Ha sido para mí un privilegio vivirla cerca de él y comprobar su enorme valía humana. Como podrá comprobar quien lea las líneas que van debajo, la singladura de Rubén se ha caracterizado por la tenacidad, la inteligencia, la responsabilidad, la originalidad y sobre todo, el profundo amor a sus hijos y a su familia que ha hecho que en los peores momentos no tirase la toalla y persistiese hasta alcanzar la plaza.
Se trata de valores fundamentales en un ser humano que, a buen seguro, además de sus conocimientos de literatura, van a hacer de Rubén un referente para sus alumnos de Lengua Castellana y Literatura en la comunidad andaluza. ¡Enhorabuena para él y para todos los alumnos que disfrutarán de sus enseñanzas en los próximos años!
Un testimonio dedicado a las mamás y a los papás
Este testimonio no va dirigido a todo el mundo pero todo el mundo es libre de leerlo. Quiero dedicarte este testimonio a ti, mamá que debes dejar a tus corazones en casa y pegarte 200 km al día para ir a trabajar y volver cansada pero sin posibilidades de descansar. También te lo dedico a ti, papá que siempre te sientes culpable porque sientes que te estas perdiendo los mejores años. Hay esperanza, siempre hay esperanza.
Solo podía ver a mi hijo los fines de semana
Cuando suspendí las oposiciones de Lengua en 2023 ( mis terceras oposiciones suspensas en la primera prueba) con un siempre irritante “cuatro con noventa y…”, sentí que ya no podía soportarlo más. Un hijo al que solo había visto los fines de semana porque tenía que trabajar a 300 km de casa y otro en camino que sufriría, posiblemente, la misma ausencia. Me sentía morir. Todo esa situación me hacía sentir el peor padre del mundo.
Necesitaba un capitán y contacté con mi preparador de Lengua
Fue en ese momento de extrema desesperación cuando me di cuenta de que necesitaba un capitán, un guía, un Virgilio que me guiara por el infierno que representan las oposiciones cuando llevas a tu familia a la espalda. Fue entonces cuando contacté con Eduardo, él me dio un método, mi familia me dio una razón para seguir luchando.
Por favor, papá, duerme conmigo
Las oposiciones son, para la mayoría de nosotros, los interinos con hijos, una carrera de fondo en la que competimos con otros corredores pero con 20 kg más encima, porque no hay repaso que valga a la una de la madrugada cuando tu hijo, al que nos has visto en toda la semana, te dice: <<por favor, papá, duerme conmigo>>.
Método de estudio de Opolengua: de mi mente salía un torrente de palabras
Como decía, gracias al método Opolengua encontré un vehículo para canalizar mi punto fuerte, la memorística. Al principio fue difícil memorizar ese enorme volumen de palabras, más si cabe cuando solo dispones de momentos dispersos a lo largo del día para estudiar (generalmente cuando los niños se habían dormido o se los había dejado a mi mujer o a familiares). Sin embargo, tras el primer examen descubrí el potencial del método de Eduardo, literalmente de mi mente salía un torrente de palabras que mi mano era incapaz de fijar por escrito. Fue entonces cuando comprendí que a pesar de todas las dificultades inherentes a las responsabilidades familiares, laborales y personales podía hacer un buen ejercicio de oposiciones.
El nacimiento del segundo hijo: las oposiciones se pusieron aún más cuesta arriba
Tras el nacimiento de mi segundo hijo, las oposiciones de 2024 se pusieron aún más cuesta arriba. A pesar de disfrutar de mi baja por paternidad, debía estudiar las oposiciones de Lengua con mi pequeño en una mochila portabebés. A veces de pie, a veces sentado, a veces acostado, pero siempre con las interrupciones que las obligaciones de cuidar a un bebé conllevan. Cuando constaté que no podía seguir el calendario de estudio que se requería para estudiar unas oposiciones, pensé en tirar la toalla.
¿Dejo las oposiciones de Lengua?
Además la escasa oferta de plazas (121 para 2.500 aspirantes) invitaba a abandonar y centrarse en lo realmente importante, la crianza de los hijos. Pero en el fondo de mi corazón sabía que si abandonaba condenaba a mi familia a más ausencias, más incertidumbre, más << Papá vuelve a casa, por favor>>.
La personalización de mi preparación
Así que decidí ,con el método de Eduardo, sumar algo “más” que es fundamental en unas oposiciones y, por extensión, en cualquier ejercicio evaluativo, la personalización. Un ejercicio de oposiciones es un un proceso comercial, presentamos un producto (nosotros), que debe convencer y embaucar al consumidor ( el tribunal). Si simplemente te limitas a hacer lo mismo que todo el mundo, nunca alcanzarás la gloria. Como decía Virgilio: “Fortuna audaces iuvat” (la diosa Fortuna favorece a los valientes).
Me sabía las cuatro mil palabras de cada tema
Este año 2024 ha sido uno de los años más difíciles de mi vida y os aseguro que no las tenía todas conmigo para conseguir la ansiada plaza porque solo tengo un trienio y algunos puntos de máster y expediente académico pero tenía claro que podía conseguirlo si me salía uno de los pocos temas que había conseguido estudiar ( 10 temas). Eran pocos pero me sabía cada coma de las 4.000 palabras que componían cada tema.
El día D y mi decisión en las oposiciones de Lengua
Así que el día D fui al examen con una mezcla de miedo y confianza, si me salía tema podía hacer algo grande, si no, ya se vería… Efectivamente no me salió tema por las leyes de la probabilidad. Sin embargo, me negué a levantarme… Debía elegir entre dos temas que no había estudiado, pero que dominaba más o menos; el tema 44 y el tema 67; la prosa medieval o la narrativa hispanoamericana.
Un tema 44 muy personal me dio la mejor nota teórica del tribunal y la plaza
No se me ocurrió nada interesante para hacer mi ejercicio teórico distinto con el tema 67, pero sabía que podía hacer un tema 44 muy personal si hacía lo mismo que hago en mis clases; conectar la Literatura con la realidad histórica del momento. De esta forma conseguí armar un tema interesante, ameno y muy personal a través de las influencias del Antiguo Testamento en la General Estoria, la Estoria de Espanha o El conde Lucanor. Gracias a ello he conseguido la mejor nota teórica de mi tribunal y la plaza.
Las oposiciones de Lengua son un ejercicio de resistencia
En definitiva, mamá y papá, que os sentís devastados, perdidos, agotados, hastiados, iracundos y profundamente tristes, “seguid en la brecha” como decía el Enrique V de Shakespeare, porque las oposiciones para la mayoría de nosotros son un ejercicio de resistencia y tenacidad. Y, sobre todo, confiad en la guía de un preparador como Eduardo y su método, Opolengua. Doy fe de su valía.
Anna Martínez (Cataluña, 2024): “De periodista de una agencia de comunicación a profesora de Lengua Castellana y Literatura”
2019: Abro mi restaurante
En 2019 decidí dejar mi vida en Madrid, mi trabajo indefinido como periodista en una agencia de comunicación, en la que trabajaba para grandes multinacionales tecnológicas, y embarcarme en una aventura con la que siempre había soñado: abrir mi propio restaurante en Alicante. Tras meses de reformas, diseño de carta y demás, por fin pude abrir las puertas el 10 de enero de 2020. Parecía que todo estaba saliendo bien, hasta que tres meses después todos fuimos testigo de un acontecimiento mundial sin precedentes y mi perspectiva cambió al “todo va a salir regulinchi”.
La pandemia y sus consecuencias
En aquellos meses de confinamiento tuve mucho tiempo para pensar, para reformular el plan de negocio, para reestructurar mi vida y no salir perdiendo. Por suerte, ese verano fue inmejorable, recuperé la inversión en una temporada sin un día de descanso. En octubre, cuando decidí cerrar por vacaciones, recordé la sensación que había tenido meses atrás y en vez de realizar ningún gran viaje, intenté descubrir en mi interior cuál sería mi próximo paso.
«Decidí que ser profesora podría ser una buenísima idea»
Mis cálculos estaban hechos: los dos años de contrato de alquiler inicial podían ser más que suficientes para plantarme y dar un nuevo giro de timón. ¿Pero hacia dónde?
Había sido becaria, trabajadora por cuenta ajena y trabajadora por cuenta propia. Solo me quedaba probar el funcionariado. Entre todas las opciones, decidí que ser profesora podría ser una buenísima idea, pero debía primero hacer un máster. Esa primavera hice la preinscripción en más de 15 universidades. Llegó el verano y en ninguna lista de preadmisión vi mi nombre: mi Licenciatura en Periodismo no me daba preferencia ante otra gente con perfil docente más definido.
Pero el 12 de septiembre recibí un correo: mi nombre estaba en la tercera lista de espera que la Universidad de Burgos había publicado. Tenía 24 horas para decidir si mi futuro pasaba por mudarme nuevamente. Con la excusa de que, al no conocer la cuidad, tenía todo por ofrecerme, hice las maletas. Fue un año sabático un tanto extraño, pero tuve tiempo de sobra para aprender, certificar los idiomas que dominaba (inglés y catalán), meditar sobre la profesión e incluso pensar en los próximos pasos que debía dar: sin duda, necesitaba la ayuda de un preparador y un buen temario. No ser filóloga podía pasarme factura si decidía prepararme unas oposiciones por mi cuenta y las del año 2023 parecían una buena opción.
Mi experiencia con Eduardo y Opolengua en el curso 2022-2023
Así es como conocí a Eduardo en el verano de 2022. Tras unos mails y alguna llamada, decidí que sería el mejor compañero de viaje, pues necesitaba a mi lado a alguien con mucha experiencia y un conocimiento sólido. No obstante, fui incapaz de seguir el curso por diversos motivos, como mi primera sustitución en Lleida en un Centro de Formación de Adultos que me hizo ver que aquella profesión podía ejercerla para el resto de mis días o la adjudicación de una vacante hasta fin de curso en el Valle de Arán como profesora de inglés, que hizo que aprendiese a programar una asignatura que jamás hubiese pensado dar, incluso a gestionar una tutoría. Así, llegué a junio con dos temas y una programación con muchos aspectos por mejorar: indudablemente suspendí.
Hacer el grado de Español
Con el verano nuevamente por delante, decidí esta vez no contar con la ayuda de Eduardo y tomar la vía larga: matricularme en el grado de Español. Tal vez, la opción de ser filóloga podría abrirme más puertas a largo plazo; mientras a corto, podría ir presentándome a las oposiciones que se convocasen preparándome los temas por mi cuenta, pues contaba con el valioso temario de Opolengua. Sin embargo, mi relación con Eduardo no acabó ahí. Seguimos intercambiando mensajes y correos.
Presentarme a las oposiciones de 2024
Volví con el inicio del curso al Valle de Arán y con el frío de los Pirineos llegó la convocatoria de oposiciones ordinarias de 2024, así que decidí apuntarme. Decidí, también, sacrificar mi vida social, pues debía prepararme las clases -de inglés-, seguir el ritmo de un grado universitario y, además, prepararme las oposiciones. Utilizo el verbo decidir con acierto, porque luchar por una plaza es una decisión personal, una decisión muy consciente y una decisión con la que se debe ser muy consecuente.
Volcarse en la oposición
Tuve muchas ganas de llorar, muchas veces. Conocí lo que era la ansiedad. Tuve pensamientos negativos, incluso había días que le ganaban a los positivos. Dije mil veces no: a una cerveza, a un fin de semana con mis amigas, a conciertos, a subir a Baqueira a esquiar. Dejé de ir a escalar y también de ir caminando al instituto: coger el coche suponía un ahorro de tiempo considerable. Tiempo que iba siempre a parar al mismo saco, al de la oposición.
La oposición este año se adelantaba los cálculos no fallaron, la primera prueba se realizaba a finales de abril. Intentaría llegar con el máximo de temas posibles, porque sabía que pasar la primera criba era crucial, tenía otras dotes comunicativas que podían ayudarme en la segunda prueba, llegado el caso.
Tribunal en Manresa
Me asignaron un tribunal en Manresa, así que fui el día anterior. Nada podía salir mal, llevaba muchos temas preparados entre el 1 y el 50, aproximadamente 35. No iba a tener tan mala suerte que de entre las 4 bolas saliesen todos del final. Además, había analizado minuciosamente todos los ejercicios prácticos que se habían puesto hasta el momento. Todos tenían un denominador común: la tipología textual; así que las estuve estudiando y pensando posibilidades para aplicar en el aula. Por otro lado, además llevaba conmigo un trébol de cuatro hojas, una estampita, un cuerno de la suerte, el anillo de “puta ama”, una medalla de la Virgen y el fin de semana anterior fui a ponerle una vela a Lourdes. Sin ser creyente, pero por si acaso debía comenzar a creer.
El día D y cómo sobreponerse a las circunstancias
Llegó el día y el momento, la primera prueba (el supuesto práctico) había sido pan comido, mis cálculos no habían fallado: los textos argumentativos en 1º de Bachillerato. Salí con muy buenas sensaciones. Aunque después, comiendo, empecé a analizar los posibles fallos que había cometido.
Así que no tenía mucho margen de maniobra, tenía que ir con todo en la siguiente. Saliese el tema que saliese, tenía que escribir dos horas, aunque no lo dominase. Llegado el momento, la presidenta apuntó los temas en la pizarra. ¡No me lo podía creer! Eran 38, 59, 60 y 67.
En ese momento no tuve mucha opción, así que mientras esperábamos que nos diesen la orden para poder comenzar a escribir, empecé a proyectar en mi cabeza la estrategia a seguir: visualicé todos los temas referentes a la lírica que dominaba (por supuesto, el 47) y, a partir de ahí, escribiría sin cesar. Y así hice. Posiblemente perdí tiempo en realizar un esquema sobre todo lo que quería abordar en aquellas páginas, pero una vez lo tuve claro, no dejé de escribir hasta que llené 12 carillas. Los simulacros habían tenido su sentido.
Mi contacto de aquellos días con Eduardo
Aquellos días estuve comentando el examen y mis respuestas con Eduardo. También le escribí dos semanas después: “¡¡¡Eduardo!!! Un 5,0036, ¿algún consejo para la defensa?”. Me dio la enhorabuena y muy buenos consejos.
Tras la defensa volvimos a hablar. Esta vez tuve sentimientos encontrados y sensaciones extrañas, pues las preguntas del tribunal habían sido un poco ambiguas. Eduardo me animó a ver el lado positivo, a seguir confiando. Así que con esa perspectiva preferí enfriar el proceso aquellos días y no pensar mucho en ello, al fin y al cabo, ya estaba todo hecho y solo quedaba la publicación final de las notas. Pero se le sumaba una presión extra: la mitad de la gente no se había presentado, por lo que aprobar con un 5 suponía obtener plaza. Calma. Calma. Y más calma.
Y por fin: ¡La plaza!
El domingo 26 de mayo le volví a escribir: “Eduardo!!! 6,5 ¡estoy dentro!”
La obtención de la plaza es todo el camino que te ha conducido hasta ella y toda la gente que te ha apoyado
Tal vez os haya resultado una historia larga y pesada, pero no quería dejarme aspectos importantes en el tintero, puesto que el proceso de oposición y la obtención de la plaza no es solo el momento en el que te comunican la nota, sino todo lo anterior, todo el camino que te ha llevado a lograrlo y toda la gente que te ha apoyado y animado en el camino.