Esta semana hemos resuelto dudas y corregido tareas a diario por distintos medios entre las 7 de la mañana hasta la noche y eso hemos avanzado siete sesiones de nuestro Curso Total en nuestra Modalidad Crucero, que está diseñada para personas que tienen muy poco tiempo para preparar las oposiciones. Ha sido, pues, una intensa semana de trabajo. Por fin es viernes, se acerca el fin de semana y es el momento del repaso y también, como no, del descanso y una cierta relajación. Y para seguir la máxima del docere et delectare desde hace diez años, es el día en que, como preparador de Lengua, planteamos un reto a las nobles y esforzadas personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura. Se trata de un amble acertijo que debe situar al opositor en la misma tesitura en que estará el día de la prueba más exigente y temida: la del comentario de texto. El reto está abierto, como no, a quienes aman nuestra lengua común y su inmortal literatura en ambos hemisferios.
La propuesta de la semana: un texto posible
Hoy planteamos un texto que perfectamente podría aparecer en las oposiciones, pues textos muy similares han caído en los últimos años. Se trata de reconocer obra y autoría, pero esto probablemente sea difícil. No hay que preocuparse si es así, porque como se ha demostrado tantas veces en las oposiciones (la última fue en la convocatoria de Castilla León de este año) se puede hacer un gran comentario y conseguir la plaza si somos capaces de explicar la forma y el contenido del texto y adscribirlo de forma razonada a una época, movimiento y género literario.
¿Por qué y cómo participar en el Ponte a prueba?
Siempre animamos a la participación, porque la exposición pública de nuestros comentarios nos conduce a un nivel más alto de implicación y tensión emocional y, por ello, nos preparar mejor para la tensión del día de la prueba real. Recuerda que, para participar, tan solo debes escribir un comentario en la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. Solo hay una norma escrita: hacerlo en las mismas condiciones que en la prueba real; es decir, sin usar internet ni otros medios para dar con la solución. Nosotros publicaremos el lunes la solución del acertijo y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo
A Olaberri le preocupaban las facturas. Para Olaberri, que era contratista en pequeño, las facturas eran como la sombra de Banquo, que aparece en el banquete de la vida.
Si Olaberri hubiera tenido el sentido estadístico de nuestro amigo Berecoche, ya difunto, diría que en la vida hay un 75 por ciento de facturas.
-Ya le he dicho al párroco -me contó una vez-: usted, con un cubo de agua y un hisopo, ya tiene para todo el año, y a vivir bien; nosotros, en cambio, pobres contratistas, siempre a vueltas con las facturas.
Olaberri tenía gustos macabros. Había construido en el cementerio varios sepulcros y trasladado cadáveres y huesos y algunos cuerpos recién muertos.
Al hacer la descripción de estos traslados sentía, sin duda, un ardor explicativo de artista medieval y macabro. Los huesos, las calaveras revueltas con tierra, los trozos de hábito o de ropa, la madera podrida de los ataúdes, todo daba pábulo a su charla pintoresca.
Al relatar el traslado de algún cuerpo recién enterrado, se lucía; entonces los detalles realistas eran tan terribles que a cualquier persona sencilla se le ponían los pelos de punta.
Salían a relucir los busanos blancos y las gurgujas verdes, y al último la gente no sabía si temblar de asco o echarse a reír.
Él no tenía repugnancia por nada.
-Los mejores caracoles que hay comido -solía decir-, los hay cogido en la tumba del difunto párroco. Nunca los hay comido mejores.