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¿Cómo ayudarnos emocionalmente en las oposiciones de Lengua?

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Foto de Elizabeth Tsung en Unsplash

No hay vínculo más poderoso que el amor. Como opositor durante seis años primero y como preparador de Lengua después, han sido muchísimas las ocasiones en que he podido experimentar en carne propia cuáles son las necesidades emocionales que tienen las personas que preparan las oposiciones de Lengua y cómo influye en ellas su entorno. De hecho, una parte de mi tarea y de mis cursos consiste precisamente en esto, pues en veinticinco años que llevo preparando las oposiciones de Lengua he tenido muchas experiencias en este sentido. Este artículo puede servir, además, para que se lo mostremos a nuestros seres queridos y que, de esta manera, puedan comprendernos y ayudarnos mejor.

El tiempo y el aislamiento en las oposiciones de Lengua

Los problemas emocionales de quienes preparan las oposiciones de Lengua provienen de varios elementos y el más importante de ellos es la gran cantidad de tiempo que las oposiciones nos exigen. Dedicar a la preparación veinte o treinta horas semanales (o diez o incluso cinco) solo puede hacerse detrayendo esas horas de otras actividades. Además, estas horas deben ser de completa concentración, por lo que el aislamiento y la soledad son la forma más fructífera de emplearlas. Y ese tiempo que estamos solos tiene sus efectos sobre las personas que nos rodean.

La ansiedad es consustancial a la preparación de las oposiciones de Lengua

Por otra parte, ese enorme gasto de tiempo nos sirve para exponer nuestros conocimientos el día de la prueba. Son horas y horas (y meses y años) que acaban cristalizando en una prueba que dura tan solo cuatro o cinco horas y luego (si la superamos), en otra que dura una hora más. En este sentido nuestro esfuerzo se parece a los atletas de velocidad que preparan durante cuatro años una prueba de los Juegos Olímpicos que va a durar diez segundos.

Pero incluso en nuestro caso es peor, porque mientras el atleta hace una marca que se mide objetivamente con un reloj, conoce perfectamente el terreno que va a pisar durante su carrera y tiene durante el año muchas competiciones en las que probarse y ver el nivel de sus adversarios; en las oposiciones de Lengua la prueba no es predecible (no sabemos que texto ni que temas van a caer), los resultados tienen un importante margen de subjetividad y tampoco sabemos cuál es el nivel de los adversarios. ¿Cómo no sentir ansiedad?

Los resultados de la ansiedad en las oposiciones de Lengua

Los efectos que tiene esta ansiedad en el opositor son harto conocidos y yo los he experimentado en primera persona y también como preparador de Lengua. Se trata de lo que vulgarmente se llama agobio, la sensación perpetua de que llegamos tarde a todo y de que somos incapaces de sacar adelante las tareas planeadas en el día. Esto nos conduce al temor de si estaremos a la altura el día de la prueba y de si seremos capaces de resistir esta prueba que son las oposiciones. Esa ansiedad constante es el peor enemigo del opositor: es la que puede llevarnos a sentir nervios, sentimientos negativos, incertidumbre, dificultades para conciliar el sueño, irascibilidad e incluso apatía y, por fin, llevarnos al abandono. Como no puede ser de otra manera, esto repercutirá en nuestros seres queridos.

Comunicarnos sinceramente con las personas de nuestro entorno

Lo primero es comunicarnos con las personas de nuestro entorno, aquellas que nos aman, e intentarles mostrar en qué consisten realmente las oposiciones de Lengua y cuáles son los sacrificios que un opositor debe asumir. Debemos ser claros y precisos y explicarles cómo es el proceso de selección, cuáles son las pruebas y cuáles son las probabilidades reales de obtener la plaza. Hay que tener en cuenta que muchas personas no tienen ni idea de qué es una oposición o creen que todas las oposiciones son parecidas cuando la realidad es que cada oposición es un mundo.

De hecho, en cada comunidad autónoma las oposiciones de Lengua son diferentes porque se dan en circunstancias diferentes. No son lo mismo las oposiciones de Lengua en Madrid que en Cataluña o Canarias o en Asturias. Cada comunidad tiene su propia realidad que debemos conocer: sus pruebas y la ratio de plazas son diferentes.

Los padres son la base de lanzamiento para las oposiciones de Lengua

Por norma general, los padres suelen animar a los opositores primerizos. El amor de los padres es nuestra base más fiel, porque nos han traído al mundo, porque nos aman como sabemos que solo quieren unos padres, porque nos han alentado a estudiar desde la infancia y porque están deseosos de que alcancemos una plaza de funcionario. Pero es muy normal que no comprendan la naturaleza de las oposiciones; incluso que no tengan ni idea.

Además, si para cualquier persona es complicado entender la tremenda dificultad y la naturaleza competitiva de las oposiciones, para los padres lo es mucho más. ¿Por qué? Para empezar porque suelen estar muy alejados del mundo de las oposiciones y en segundo lugar, porque están acostumbrados a que hayamos sacado buenas notas en el instituto y/o en la universidad y tienden a creer que las oposiciones son iguales y que el aprobado será fácil. La realidad, como sabemos, es que las oposiciones son absolutamente diferentes.

Hablar con nuestros padres

Hay que hacerles ver desde el principio que las oposiciones de Lengua son otro mundo, pues en ellas el éxito no se mide en el aprobado, sino en la plaza; es decir, se establece una competencia entre personas, una lucha fratricida, que no se da ni el instituto, ni en la universidad. Por tanto, se tratará de explicarles con claridad cuál es la naturaleza de las oposiciones y cómo necesitaremos su apoyo en el proceso, bien sea dándonos estabilidad económica (si somos muy jóvenes), ayudándonos con los hijos mientras estudiamos o de la forma concreta que nosotros sepamos que pueden apoyarnos. Su amor por nosotros hará el resto.

La pareja debe ser nuestra roca en las oposiciones de Lengua

Pero la persona clave en todo el proceso es, sin lugar a dudas, nuestra pareja (si es que al tenemos), pues es la persona que ha elegido amarnos y ser amada por nosotros. La pareja de una persona que prepara las oposiciones va a sufrir una importantísima prueba de amor, pues de donde se van a extraer las horas dedicadas a la oposición va a ser, fundamentalmente, del tiempo que compartimos con ella o del tiempo que dedicamos a las tareas comunes que tenemos con ella comprometida (compra, limpieza, crianza de los hijos…).

Y eso quiere decir que nuestra pareja debe comprender nuestra situación y convertir nuestra plaza en una tarea colectiva. Nuestro amor no solo debe comprender nuestras ausencias, sino que debe apoyarnos y comprendernos en los momentos de ansiedad que vamos a atravesar. Nuestra pareja debe ser una roca que sustente nuestro esfuerzo.

Hablar con nuestra pareja es básico

Para ello es bueno explicarle que la plaza es una tarea colectiva cuyos frutos van a servir a ambos para tener una relación más estable, más rica y más amorosa. Y esto porque va a fortalecer el vínculo con un enorme compromiso vital. Nuestra pareja debe ser nuestro baluarte, nuestra roca y también el hombro cariñoso en el que podemos confiar y liberar nuestros temores y, a veces, acunar nuestras lágrimas. Acompañarnos en el estudio, en la ansiedad, en la incertidumbre del proceso, en el día del examen… Experimentar con nosotros todas las vicisitudes que las oposiciones de Lengua nos obligarán a vivir. En eso consiste compartir el amor y la vida. Si hay una persona que nos tiene que comprender y ser nuestro gran apoyo, esa es nuestra pareja.

Obviamente, debemos reconocerle este esfuerzo, y dar en contrapartida, nuestros mejores momentos. Amor con amor se paga. Tiempo de calidad y afectivo que le haga ver a nuestra pareja que nos damos cuenta de su esfuerzo, que su apoyo es muy importante y cuánto lo valoramos.

Los hijos, nuestro punto débil en las oposiciones de Lengua

¿Qué es lo que no se hace por un hijo? ¿A quién se ama más incondicionalmente que a un hijo que hemos traído al mundo? Como preparador de Lengua, he escuchado a muchas madres decirme que lo peor de las oposiciones de Lengua es el tiempo dedicado al estudio en detrimento de los hijos.

En este sentido, lo primero es que las madres interioricen un mensaje: sacar la plaza será mucho mejor para nuestros hijos. Esta es una idea tan potente como cierta. Las opositoras serán, con plaza, mejores madres. No solo tendrán una estabilidad económica para toda la vida (lo que redundará obviamente en la calidad de vida de sus hijos), sino que habrán almacenado unas experiencias valiosísimas para educar y orientar a sus hijos en el futuro, para hacerles más sabios, más buenos y más resistentes. Los hijos, lejos de ser un lastre en las oposiciones, deben servir como combustible para nuestro esfuerzo. Obviamente, esto que acabo de significar sobre las madres es aplicable también a los padres.

Hablar con nuestros hijos

De todas formas, en este aspecto, no es lo mismo si los niños son pequeños (y, por tanto, con dificultades para comprender nuestro sacrificio) que si son mayores. En este segundo caso, habrá que explicarles con claridad la naturaleza magnífica y azarosa que supone la preparación de las oposiciones y decirles que con esta preparación queremos también mejorar su vida al dotarles de una estabilidad económica y a la vez ser un ejemplo de constancia, decisión y sacrificio que les permita en un futuro afrontar retos similares.

Necesitamos que nuestros hijos nos admiren y valoren nuestro esfuerzo. Con la dosis justa de amor, razonamiento y el reconocimiento a su sacrificio como piezas esenciales de nuestra vida todo irá mucho mejor, porque el tiempo dedicado a las oposiciones será también un tiempo para ellos. Y podemos estar bien seguros de que cuando crezcan y lleguen a su edad adulta valorarán en su justa medida este sacrificio que asumimos por la familia y eso hará que nos quieran más.

Los amigos también pueden apoyarnos en las oposiciones de Lengua

Tratamos también a los amigos, que tampoco deben olvidarse, ya que para muchas personas las amistades pueden ser más cercanas e influyentes que los propios familiares. Los amigos suelen ser los que peor parte se llevan de la preparación de las oposiciones de Lengua ya que no están con nosotros las veinticuatro horas del día. Además, suelen estar en una tercera línea, por lo que, a la hora de recortar nuestro tiempo de esparcimiento, suelen ser los más perjudicados. También a los amigos debemos informarles de nuestra condición de opositores e intentar que comprendan la enorme cantidad de tiempo que necesitamos para preparar las oposiciones. Debemos esperar de ellos comprensión y afecto.

Es importante reconocer a cada uno su esfuerzo

Todas estar personas nos rodean con su amor y debemos reconocerles su esfuerzo (a cada uno en la medida del mismo). Debemos decirles de palabra lo que valoramos su apoyo y hacerles ver la importancia que tiene el mismo para nuestra estabilidad emocional y, al fin, para poder enfrentarse al duro día a día de las oposiciones de Lengua. Debemos premiarlos también de forma material y afectiva con pequeños y grandes regalos que les ayuden a mantenerse de forma activa a nuestro lado. Las oposiciones de Lengua, por el esfuerzo y desgaste emocional que suponen, son una travesía que no vamos a olvidar jamás. No vamos a olvidar a quienes están a nuestro lado nunca.

Y por ello, cuando acabe el proceso y obtengamos, seguiremos reconociendo que tenemos una deuda de amor y gratitud con ellos, les seguiremos premiando por apoyarnos y les diremos siempre que una parte muy importante de nuestra plaza se debe a ellos, pues sin su apoyo, seguramente, la plaza no hubiera sido posible.

¿Y si aun así no hay comprensión por parte de nuestro entorno?

Pues no debemos ceder. Si alguien no comprende los enormes esfuerzos que estamos realizando y el carácter temporal de nuestra empresa, hay que insistir una y otra vez razonando hasta conseguir que lo comprenda. Y si, tras intentarlo varias veces, no es así, no hay más remedio que apartarlo de nuestro entorno, porque en la preparación de las oposiciones solo podemos aceptar a nuestro alrededor personas que sumen o que al menos no resten. Una persona que resta es un obstáculo que puede impedirnos alcanzar la plaza. Como decía Celestina: “¡De los enemigos, los menos!”.

¡A por la plaza!

Nuestra tarea es obtener la anhelada plaza. Ese es nuestro objetivo irrenunciable y a él debemos consagrar nuestros esfuerzos y a esta tarea común hemos de convocar a quienes nos aman. Difundamos estas ideas entre nuestro entorno y recordemos siempre premiar con nuestro reconocimiento y amor su apoyo. ¡Vamos a por la plaza!