Aún impactados por la tragedia valenciana, esta semana nuevas lluvias torrenciales nos han obligado a cesar la actividad en varias zonas de España. Afortunadamente no ha habido daños personales. Pero hoy es viernes de nuevo y eso quiere decir que es el día de nuestro ¡Ponte a prueba!, el amable acertijo con el que queremos ayudar a las nobles y persistentes personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su prueba de comentario de texto. Nuestro reto, como siempre, está abierto a todas las personas que se comunican en español en ambos hemisferios y aman nuestra literatura inmortal.
La propuesta de la semana: un clásico de las oposiciones
Hemos elegido de nuevo un texto que puede caer, porque este autor es un han caído en las oposiciones desde siempre y también en las últimas convocatorias. Como siempre, el reto consiste en reconocer la obra, su autoría e incluso situar el fragmento en la misma. Pero no hay que desesperar porque siempre podemos construir un gran comentario explicando el contenido y la forma del texto y adscribiéndolo de forma razonada a una época, movimiento y género literario.
¿Por qué y cómo participar en el Ponte a prueba?
Lo mejor que podemos hacer es participar para sentir, por unos instantes, una sensación parecida a la que sentiremos el día D, cuando ya no sea un simple acertijo sino la realidad del texto de las oposiciones de Lengua. De este modo, el acertijo nos anticipará la tensión del día D ante la prueba real. Como siempre, para participar, debes escribir un comentario en la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. La única norma es hacerlo en las mismas condiciones que en la prueba real; sin usar internet y usando solamente nuestra competencia literaria para dar con la clave. Nosotros publicaremos el lunes la solución del acertijo y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de Valencia y sus famliiares. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
Calisto y Melibea se casaron -como sabrá el lector, si ha leído la Celestina- a pocos días de ser descubiertas las rebozadas entrevistas que tenían en el jardín. Se enamoró Calisto de la que después habría de ser su mujer un día que entró en la huerta de Melibea persiguiendo un halcón. Hace de esto dieciocho años. Veintitrés tenía entonces Calisto. Viven ahora marido y mujer la casa solariega de Melibea: una hija les nació que, lleva, como su abuela, el nombre de Alisa.Desde la ancha solana que está a la parte trasera de la casa se abarca toda la huerta en que Melibea y Calisto pasaban sus dulces coloquios de amor. La casa es ancha y rica; labrada escalera de piedra arranca de lo hondo del zaguán. Luego, arriba, hay solares vastos, apartadas y silenciosas camarillas, corredores penumbrosos, con una puertecilla de cuarterones en el fondo, que -como en Las meninas de Velázquez- deja ver un pedazo de luminoso patio. Un tapiz de verdes ramas y piñas gualdas sobre fondo bermejo cubre el piso del salón principal; el el salón, donde en cojines de seda, puestos en tierra, se sientan las damas. Acá y allá destacan silloncitos de cadera, guarnecidos de cuero rojo, o sillas de tijera con embutidos mudéjares, un contador con cajonería de pintada y estofada talla, guarda papeles y joyas; en el centro de la estancia, sobre la mesa de nogal con las patas y las chambranas talladas, con fiadores de forjado hierro, reposa un lindo juego de ajedrez con embutidos de marfil, nácar y plata; en el alinde de un ancho espejo, reflejándose las figuras aguileñas, sobre fondo de oro, de una tabla colgada en la pared frontera.
Todo es paz y silencio en la casa. Melibea anda pasito por cámaras y corredores. Lo observa todo; ocurre a todo. Los armarios están llenos de nítida y bien oliente ropa.