Hoy es festivo en muchas comunidades de España. Pero es lunes. Y eso quiere decir que es el día en que comenzamos la semana de trabajo con nuestros cursos y lo hacemos, como siempre desde 2015, con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el reto semanal con el que queremos amenizar la preparación ardua de esas admirables personas que preparan con tesón la prueba más temida de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura , el comentario.
Esta semana quisimos aunar en el reto el texto de algún autor que ya hubiera aparecido en nuestro acertijo con el mensaje de unidad y reconciliación que la Constitución de 1978 significa. Y nuestros seguidores han vuelto a mostrar su fino olfato literario, nunca mejor dicho, porque era uno solo de los versos, inconfundible, el que nos daba la pista certera hacia la solución y el vocativo, Antonio, y la alusión a la madre eran ya las señales definitivas que a buenos conocedores de la biografía de ambos hermanos no se les podía escapar.
Y así ha sido. En este sentido, San BG y Julia Pérez Pérez han indicado con acierto la época y el sencillo estilo literario de la misma. Y Sara Piélagos Martín, Cris AlRío, Lidia Parra González, Eva López Santuy y Gemma Jiménez Salinas al señalar el autor de forma acertada. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que el día D tengan la misma fortuna!
Y es que, efectivamente, el precioso texto elegido era Ecos, de Manuel Machado (1874-1947). Como recoge Andrés Trapiello en Las armas y las letras (aquí puedes ver 79 páginas), obra de imprescindible lectura para quienes quieran saber lo ocurrido durante la II República y la guerra en el mundo literario de la época:
“Cuando Antonio murió, tuvo lugar uno de los episodios sin duda más conmovedores en la vida de ambos hermanos, Manuel y Antonio, en la vida de uno y en la muerte del otro…,
De modo casual se enteró Manuel Machado por la prensa francesa, que se recibía en la Oficina de Propaganda en Burgos, de que el poeta español Antonio Machado había muerto en un pequeño pueblo del sur de Francia. Consiguió Manuel salvoconductos y llegó a Collioure en coche oficial y una escolta, desde Burgos. El viaje duró dos días. Allí le esperaba la noticia de que también acababa de morir su madre, enterrada con él en el mismo cementerio. Sabemos que Manuel pasó un día en Collioure, que agradeció a la dueña del hotelito donde murieron los últimos auxilios que ésta dispensó a su hermano y a su madre, y que permaneció la mayor parte de la jornada en el cementerio, junto a sus tumbas. ¿Se encontró allí con su hermano José, el dibujante, también exiliado? De ser así, nadie supo jamás de lo que se trató entre ambos. Ni Manuel lo contó ni José, que años después escribiría un opúsculo sobre la muerte de Antonio, mencionaría los pormenores de aquel encuentro, de haberse producido.» […]
«Algunos años después Manuel escribiría uno de sus más hermosos poemas y tal vez uno de los más hermosos de nuestra lengua. En cierto modo está escrito a medias con su hermano Antonio. Lo tituló «Ecos», y estaba encabezado por un verso de éste: «¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!»
Ecos
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
¿Qué tiene este verso, madre,
que de ternura me llena,
que no lo puedo decir
sin que el corazón me duela?
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
¿Qué tienen, madre, qué tienen
estas palabras que suenan,
tan dentro de mi pecho,
y tan lejos y tan cerca…
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
¿Qué dicen, sin decir nada…?
Sin contar nada, ¿qué cuentan…?
De estas palabras sencillas
¿qué puso Antonio en las letras?
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
Cuando en mis labios las tomo
y hasta mis oídos llegan…
¿por qué lloro sin consuelo?
Y ¿por qué lloro sin pena?
¡Chopos del camino blanco, álamos de la ribera!
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de la tragedia valenciana en el día de su funeral. Saludos y ánimo. ¡A por la plaza!