Viernes, 9 de mayo. Tempus fugit. Ya hemos finalizado las programaciones (o estamos a punto de hacerlo). En Andalucía se entregaron esta semana pasada, la próxima es en Navarra. Casi todos los opositores (los aspirantes reales que decíamos en nuestro artículo del miércoles pasado) están dedicando tiempo estos días a este imprescindible menester. Y hay una gran noticia: en Madrid han convocado muchas más plazas, pasando de 142 a 256 plazas. Pero es viernes y nuestro calendario de trabajo es implacable. Nos marcamos hace once años el objetivo de llevar un reto a quienes preparan con vigor y nobleza las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura y lo hemos cumplido sin faltar ni una sola vez a la cita ya haya llovido o tronado o hayamos tenidos unas circunstancias profesionales u otras. Y es que este reto es importante porque sirve para comprobar nuestras aptitudes para la prueba más difícil y completa de las oposiciones: la de comentario de texto.
La propuesta de la semana: un texto posible
Hoy traemos un texto que perfectamente podría aparecer en las oposiciones, ya que su autor ha sido seleccionado en otras ocasiones. Y como siempre decimos, hay más probabilidades de que aparezca un texto de un autor si este ya ha aparecido antes que si no ha aparecido nunca, porque eso quiere decir que está en la nómina que puede tener el selector del texto en la cabeza. Se trata, como siempre, de reconocer la obra y el autor, pero, si ello no es posible, hay que recordar que si lo adscribimos acertadamente a su época, movimiento y género podemos armar un gran comentario. En este sentido, el texto de hoy brinda muchos rasgos que nos permitirían hacer un buen comentario.
¿Por qué y cómo participar en el Ponte a prueba?
Hubo un año, creo que fue el 2023, en que estuvimos pensando liquidar el ¡Ponte a prueba!, porque nos daba la sensación de que tenía escasa participación. Pero al plantearlo, fue tanta la cantidad de mensajes que recibimos para mantenerlo, que así lo hicimos. Y es que este reto tiene gran utilidad porque nos sitúa ante la prueba de comentario. Y la mejor forma de seguirlo es a través de la página de Facebook de opolengua.com, pues allí se puede comentar (y la exposición pública siempre nos aporta sensaciones parecidas a las que viviremos el día del examen) y ver los interesantes comentarios que aportan otras personas. Las normas son sencillas. Puede participar cualquier persona que ame nuestra lengua común y su literatura inmortal. Se puede participar hasta el domingo por la noche en la página de Facebook de opolengua.com, Y última norma: solo podemos usar nuestra competencia literaria; no vale emplear internet o guiarse por los comentarios de los otros participantes. Nosotros siempre publicamos el lunes la solución del acertijo y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de Valencia y sus familiares. Saludos y ánimo.
No se cerraron sus ojos
cuando vio los cuernos cerca,
pero las madres terribles
levantaron la cabeza.
Y a través de las ganaderías,
hubo un aire de voces secretas
que gritaban a toros celestes,
mayorales de pálida niebla.
No hubo príncipe en Sevilla
que comparársele pueda,
ni espada como su espada
ni corazón tan de veras.
Como un río de leones
su maravillosa fuerza,
y como un torso de mármol
su dibujada prudencia.
Aire de Roma andaluza
le doraba la cabeza
donde su risa era un nardo
de sal y de inteligencia.
¡Qué gran torero en la plaza!
¡Qué gran serrano en la sierra!
¡Qué blando con las espigas!
¡Qué duro con las espuelas!
¡Qué tierno con el rocío!
¡Qué deslumbrante en la feria!
¡Qué tremendo con las últimas
banderillas de tiniebla!
Pero ya duerme sin fin.
Ya los musgos y la hierba
abren con dedos seguros
la flor de su calavera.
Y su sangre ya viene cantando:
cantando por marismas y praderas,
resbalando por cuernos ateridos,
vacilando sin alma por la niebla,
tropezando con miles de pezuñas
como una larga, oscura, triste lengua,
para formar un charco de agonía
junto al Guadalquivir de las estrellas.
¡Oh blanco muro de España!
¡Oh negro toro de pena!
¡Oh sangre dura de Ignacio!
¡Oh ruiseñor de sus venas!
No.
¡Que no quiero verla!
Que no hay cáliz que la contenga,
que no hay golondrinas que se la beban,
no hay escarcha de luz que la enfríe,
no hay canto ni diluvio de azucenas,
no hay cristal que la cubra de plata.
No.
¡¡Yo no quiero verla!!