El día 21 de junio se perfila como la gran fecha de las oposiciones de este año, aunque el fuego se abre ya este sábado en la Comunidad Valencia. Estamos pues en la recta final y todo el mundo está afinando los temas, la programación y, como no, los comentarios de texto. Justamente ese es el sentido que tiene nuestros ¡Ponte a prueba!, el reto con el que desde 2015 acompañamos a las valerosas y abnegadas personas que preparan las oposiciones de Lengua en su prueba más difícil.
El viernes indicábamos que este texto podría dar juego en un comentario lingüístico por las variedades que mostraba y también por su género. Su autor, a mitad de camino entre Alicante y Madrid, las dos comunidades a las que queríamos rendir homenaje.
En esta ocasión la participación ha bajado en relación con otras semanas; seguramente porque este autor y su obra ahora no tienen el prestigio que tuvieron hace décadas y, desde luego, su presencia en los escenarios no tiene nada que ver con el éxito impresionante que tuvo en su época, los inicios del siglo XX, cuando el sainete hacía furor en los escenarios madrileños.
Y así, nuestras seguidoras destacadas Lidia Parra González y Mari Ángeles Bermejo señalan el género dramático y su carácter cómico y popular; Sandra BG acierta con su época. Laura Alacid Aranda acierta plenamente en cuanto al género y Eva López Santuy señala también acertadamente la autoría. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que tengan el día D esa misma fortuna!
Y es que, efectivamente, se trataba del sainete “El premio de Nicanor o ¿a quién le doy la suerte?” incluido en la obra Del Madrid castizo (1917) de Carlos Arniches (1866-1944. El teatro de este autor partía de los entremeses y los pasos del teatro clásico español y buscaba la complicidad de las capas medias madrileñas que llenaban todos los días los teatros madrileños antes de que existiera el cine y la radio. De ahí que, por norma general, los valores que proyecta su sencillo teatro suelen enaltecer a estas capas medias (el trabajo, el orden), por encima de las capas ociosas y parásitas de la sociedad que suelen ser reflejadas de forma cómica. Seguramente es este posicionamiento el que ha hecho que su teatro haya sido relegado en las últimas décadas, pues ya no existe ese público ni tampoco el teatro comercial que llenaba decenas de teatros en Madrid cada día. Hay que destacar otras obras suyas como La señorita de Trevelez, verdadero obra maestra que muestra la cruel situación social a la que se enfrentaban las mujeres solteras y cuya lectura consideramos muy recomendable.
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de Valencia y sus familiares. Saludos y ánimo.
Lugar de acción: comedor de casa pobre. -Sitio de la ocurrencia: Madrid, 22 de diciembre, día de sorteo.
Personajes: Brígida, treinta y ocho años. Segunda, treinta y cinco años. Nicanor, cuarenta y siete años. Isidoro, cuarenta y seis años.
Escena primera.
El señor ISIDORO, que está entregado a las labores impropias de su sexo, barre la habitación y le echa, de cuando, en cuando, una miradita al puchero solitario, que borbolla en el pequeño fogón de la humilde cocina, como monótono ronroneo. El hombre, mientras barre, tararea el popular couplet, Ladrón…, ladrón, pero sin ánimo de molestar a nadie.
De pronto, se abre violentamente la puerta del cuarto, y aparece la SEGUNDA, lívida, desgreñada, con el mantón caído y un ojo amoratado. Trae la falda rota y las manos llenas de arañazos. La siguen NICANOR, y la BRÍGIDA, con caras de susto
SEGUNDA.- (Al aparecer.) ¡Aay, Isidoro!… ¡Ay, Isidoro de mi vida!…
ISIDORO. – (Cayéndole la escoba de espanto.) ¿Pero qué te pasa, Segunda?
SEGUNDA- ¡Ay, la niña!… ¡Ay que he perdido la niña!
ISIDORO- (En el paroxismo del terror.) ¿Pero la niña de quién?
SEGUNDA- ¡La del ojo izquierdo!
ISIDORO- (Con las manos en el corazón.) ¡Ay, Segunda, si no llegamos a ser un matrimonio sin hijos, me matas del susto!
SEGUNDA- ¡Ay, que me han dejado tuerta!
ISIDORO- (Suplicante.) ¿Pero, por Dios, Segunda y usted, señor Nicanor y usted señá Brígida, quieren decirme, por todos los santos del cielo, lo que ha sucedido?
NICANOR- ¡Un broncazo de órdago!
BRÍGIDA- ¡Ha sío horrible!
SEGUNDA- (Llorando de rabia.) ¡Sal y mátalos…, sal y mátalos Isidoro, que me han puesto la mano encima!
ISIDORO- ¿Pero quién te ha puesto a ti la mano encima?
SEGUNDA- ¡Muchos!
ISIDORO- ¿Qué dices, Segunda?
BRÍGIDA- ¡Que eran diez u doce contra ella!
NICANOR- Si no los separo, la hacen migas.
SEGUNDA- (A Isidoro) Mira el pelo que traigo entre los dedos
ISIDORO- (Fijándose en el color) ¿Te has pegado con una castaña?
SEGUNDA- ¡La he pelao!
ISIDORO- ¿Pero quién era?
SEGUNDA- Mi cuñada…, ¡la Enriqueta!
ISIDORO- ¡Repeine!… un fatricidio.