Hoy es la última semana antes del Súper Dia D de las oposiciones de Lengua. Esta es la semana de los repasos de los temas y de los comentarios. Y el viernes es el día en que hay que acostarse temprano y garantizarse un descanso que nos permita rendir al máximo en las pruebas del día siguiente. Y por eso, este curso finalizamos nuestro ¡Ponte a prueba! en esta trigésimo sexta entrada. Son ya seiscientas treinta y seis desde que empezamos nuestra andadura en 2015 (que puedes consultar aquí) para ayudar a las nobles y esforzadas personas que preparan la prueba de comentario de texto de las oposiciones de Lengua y nos siguen semana a semana.
Para esta última ocasión, hemos elegido el alfa y omega de la literatura española en una de sus obras más bonitas. Esta no ha aparecido nunca en las convocatorias, pero sí otras de la misma publicación de 1613.
Y, como siempre, nuestras seguidoras han dado muestra de su fino olfato literario. Así, nuestra seguidora destacada San BG señala al relacionar la obra con el Barroco y esto es más cierto en el sentido de su fecha de publicación que en el propio contenido de la novela. Y, luego son muchas seguidoras las que hacen pleno, como nuestras queridas María Pilar Carbonero Muñoz y Mamen Moreno y nuestras seguidoras destacadas Marí Ángeles Bermejo, Laura Alacid Aranda, Eva López Santuy, Cris Alrío y Lidia Parra González. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataban del inicio de La española inglesa, novela incluida por el príncipe de los Ingenios españoles, don Miguel de Cervantes y Saavedra (1547-1616) en sus Novelas ejemplares (1613).
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de Valencia y sus familiares. Hasta septiembre. Saludos y ánimo. ¡A por la plaza!
ENTRE los despojos que los Ingleses llevaron de la ciudad de Cádiz, Clotaldo, vn Cauallero Ingles, Capitán de vna esquadra de nauios, lleuò a Londres vna niña de edad de siete años, poco mas ò menos; y esto contra la voluntad y sabiduría del conde de Leste, que con gran diligencia hizo buscar la niña para boluersela a sus padres, que ante el se quexaron de la falta de su hija, pidiendole que pues se contentaua con las haciendas, y dexaba libres las personas, no fuessen ellos tan desdichados, que ya que quedauan pobres, quedassen sin su hija, que era la lumbre de sus ojos y la más hermosa criatura q auia en toda la ciudad. Mandò el Conde echar vando por toda su armada que, so pena de la vida, boluiesse la niña qualquiera que la tuuiesse; mas ningunas penas ni temores fueron bastantes a que Clotaldo la obedeciesse; que la tenía escondida en su naue, aficionado, aunque cristianamente, a la incomparable hermosura de Ysabel, que assi se llamaua la niña. Finalmente sus padres se quedaron sin ella, tristes y desconsolados, y Clotaldo, alegre sobremodo, llegò a Londres y entregó por riquísimo despojo a su mujer a la hermosa niña. Quiso la buena suerte que todos los de la casa de Clotaldo eran Catholicos secretos, aunque en lo público mostraban seguir la opinión de su Reyna. Tenía Clotaldo vn hijo llamado Ricaredo, de edad de doze años, enseñado de sus padres a amar y temer a Dios, y a estar muy entero en las verdades de la Fè Catholica. Catalina, la muger de Clotaldo, noble Christiana y prudente señora, tomò tanto amor a Ysabel que, como si fuera su hija, la criaua, regalaua è industriaua; y la niña era de tan buen natural, que con facilidad aprendia todo quanto le enseñaban. Con el tiempo y con los regalos, fue olvidando los que sus padres verdaderos le auian hecho; pero no tanto que dexasse de acordarse y de suspirar por ellos muchas veces; y, aunque iba aprendiendo la lengua Inglesa, no perdía la Española, porque Clotaldo tenia cuydado de traerle a casa secretamente Españoles que hablassen con ella. Desta manera, sin olvidar la suya, como está dicho, hablaba la lengua Inglesa como si huuiera nacido en Londres.