Ya estamos con los nuevos cursos de preparación. Yo estoy muy ilusionado porque hemos modificado la estructura de los tres cursos y además estamos actualizando todos sus contenidos. ¿El objetivo? Hacer que los cursos sean más eficaces, sencillos e ilusionantes. En resumen, mejorar la experiencia vital que supone preparar las oposiciones de Lengua. Ese es el reto. Y hoy como es lunes, desde hace once años comenzamos la semana con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el amable y utilísimo acertijo con el que facilitamos a las nobles y abnegadas personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura, una piedra de toque para enfrentarse a la siempre difícil prueba del comentario de texto.
Siempre animamos a nuestros seguidores a seguir en Facebook el acertijo, pues simplemente con leer los comentarios que suscita el reto se pueden aprender muchas cosas. Pero todavía es mejor participar, pues ese nivel de mayor implicación nos sitúa en una posición que se parece más a la que viviremos el día de la prueba. En esta primera ocasión del curso, como siempre, nuestros participantes han mostrado de nuevo su competencia literaria.
Y así tenemos a seguidoras destacadas como Eva López Santuy, Mari Ángeles Bermejo y Lidia Parra González, a las que damos la bienvenida un curso y más y también la enhorabuena pues han acertado de pleno el fragmento. También nos alegramos de que Alma de Papel, Sara LF y María Pilar Carbonero Muñoz estén por aquí de nuevo mostrando su sabiduría. Y, como no, agradecemos la incorporación exitosa de Cristina Olea García y Àlvar Mateu Colla. ¡Enhorabuena a todos ellas y ojalá que el día D tengan la misma fortuna!
Y es que, efectivamente, se trataba de un fragmento del capítulo LX “Donde se prosigue la historia del cautivo” de El ingenioso hidalgo don Quijote de la Mancha (1605) de don Miguel de Cervantes, el Príncipe de los ingenios españoles, (1547-1616) que se corresponde con la historia del cautivo, muy de moda en estos días. Este fragmento es una parte de las novelas intercaladas. Este en concreto, se da cuando el propio cautivo toma la palabra para narrar a todos su historia en la venta.
En estos baños, como tengo dicho, suelen llevar a sus cautivos algunos particulares del pueblo, principalmente quando son de rescate, porque alli los tienen holgados y seguros hasta que venga su rescate. Tambien los cautivos del Rey que son de rescate, no salen al trabajo con la demas chusma, si no es cuando se tarda su rescate; que entonces, por hacerles que escriuan por el con mas ahínco, les hazen trabajar e yr por leña con los demas, que es vn no pequeño trabajo. Yo, pues, era uno de los del rescate, que como se supo que era capitán, puesto que les dixe mi poca posibilidad y falta de hazienda, no aprouecho nada para que no me pusiessen en el número de los caualleros, y gente de rescate pusieronme vna cadena, más por señal de rescate que por guardarme con ella, y assi passaua la vida en aquel baño, con otros muchos caualleros y gente principal, señalados, y tenidos por de rescate. Y aunque el hambre, y desnudez pudiera fatigarnos a vezes, y aun casi siempre, ninguna cosa nos fatigaua tanto como oyr y ver a cada passo las jamas vistas ni oydas crueldades q mi amo vsaua con los Christianos. Cada dia ahorcaua el suyo, empalaua a este, desorejaua aquel, y esto, por tan poca ocasion, y tan sin ella, que los Turcos conocian que lo hazia no mas de por hazerlo y por ser natural condicion suya ser omicida de todo el genero humano. Solo libro bien con el vn soldado español llamado tal de Saavedra, el cual, con auer hecho cosas que quedaran en la memoria de aquellas gentes por muchos años, y todas por alcançar libertad, jamas le dio palo, ni se lo mando dar, ni le dixo ninguna mala palabra; y por la menor cosa que hizo temiamos todos que hauia de ser empalado, y assi lo temio el mas de una vez; y sino fuera porque el tiempo no da lugar, yo dixera aora algo de lo que este soldado hizo, que fuera parte para entreteneros y admiraros harto mejor que con el cuento de mi historia.
Y nada más por hoy. Saludos y ánimo.





