Hoy comienzan las vacaciones de Navidad. Nosotros ya hicimos balance de nuestro año 2025 en la entrada de esta semana y no nos vamos a repetir con esto. Estamos satisfechos y orgullosos de nuestra tarea. Ahora se trata de descansar un poco y preparar con ilusión y fuerza el año 2026, que entrará, seguro, para retar nuestro espíritu y nuestras capacidades. Así que hoy es la última entrega de nuestro ¡Ponte a prueba!, el amable e instructivo reto con el que desde 2015 ayudamos a las esforzadas y nobles personas que preparan las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su más exigente prueba: la del comentario de texto.
La propuesta de la semana: una obra navideña
Y como siempre en estas fechas, traemos un texto dedicado a la Navidad. Por ello, tiene escasas posibilidades de aparecer en las oposiciones, pero sí nos puede servir para situarlo razonadamente en un género y una época y, con más acierto, en un movimiento literario. Ya acertar la autoría se nos antoja prácticamente imposible, aunque hay que señalar que no se trata de un autor desconocido, sino uno que aparece citado por derecho propio en el temario.
¿Por qué y cómo participar en el Ponte a prueba?
La mejor forma de seguir el acertijo es en la página de Facebook de opolengua.com, donde podemos leer y escribir comentarios. Como siempre, serán bienvenidos tus comentarios respetando dos normas: no hacer uso de internet para y no leer los comentarios anteriores. Hay que remarcar que en esta ocasión, como en todas las navidades desde 2015, se podrá escribir la solución hasta el domingo 11 de enero, ya en 2026. Nosotros publicaremos el lunes 12 de enero la solución del acertijo y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy.
Saludos y ánimo.
Cuando venga, ay, yo no sé
con qué le envolveré yo,
con qué.
Ay, dímelo tú, la luna,
cuando en tus brazos de hechizo
tomas al roble macizo
y le acunas en tu cuna.
Dímelo, que no lo sé,
con qué le tocaré yo,
con qué.
Ay, dímelo tú, la brisa
que con tus besos más leves
la hoja más alta remueves,
peinas la pluma más lisa.
Dímelo y no lo diré
con qué le besaré yo,
con qué.
Pues dímelo tú, arroyuelo,
tú que con labios de plata
le cantas una sonata
de azul música de cielo.
Cuéntame, susúrrame
con qué le cantaré yo,
con qué.
Y ahora que me acordaba,
Ángel del Señor, de ti,
dímelo, pues recibí
tu mensaje: «He aquí la esclava».
Sí, dímelo, por tu fe,
con qué le abrazaré yo,
con qué.
O dímelo tú, si no,
si es que lo sabes, José,
y yo te obedeceré,
que soy una niña yo,
con qué manos le tendré
que no se me rompa, no,
con qué.




