¡Ponte a prueba! 7/2022

¡Ponte a prueba! 7/2022

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Comienza este viernes un puente que a quienes preparan afanosamente las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura puede servirles para tomar un breve respiro y volver luego al estudio con renovados bríos o para aprovechar y ponerse al día con aspectos del plan de estudio en los que se han quedado atrasados. En todo caso, es viernes y por ello, nosotros planteamos nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que desde 2016 acompañamos a los opositores para preparar de forma amena la prueba de comentario.

Hoy traemos un texto interesante, pues es un texto real. Fue seleccionado por el tribunal número 1 de Andalucía para unas oposiciones de principios de siglo. La pregunta aludía a la obra, al autor y al género y ahí estaba precisamente el quid de la pregunta. En nuestro caso, se tata de situar el fragmento en su obra y señalar, como en la pregunta de las oposiciones obra, género y autor y a la vez indicar época y movimiento literario.

Como sabéis se puede participar escribiendo la solución como comentario en la página de Facebook de Opolengua hasta el domingo por la noche y, también como siempre, el lunes daremos la solución y la lista de acertantes.

Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.

Yo, señor hidalgo, soy natural de la Fuenfrida, lugar conocido y famoso por los ilustres pasajeros que por él de contino pasan; mi nombre es Pedro del Rincón; mi padre es persona de calidad, porque es ministro de la Santa Cruzada: quiero decir que es bulero, o buldero, como los llama el vulgo. Algunos días le acompañé en el oficio, y le aprendí de manera, que no daría ventaja en echar las bulas al que más presumiese en ello. Pero, habiéndome un día aficionado más al dinero de las bulas que a las mismas bulas, me abracé con un talego y di conmigo y con él en Madrid, donde con las comodidades que allí de ordinario se ofrecen, en pocos días saqué las entrañas al talego y le dejé con más dobleces que pañizuelo de desposado. Vino el que tenía a cargo el dinero tras mí, prendiéronme, tuve poco favor, aunque, viendo aquellos señores mi poca edad, se contentaron con que me arrimasen al aldabilla y me mosqueasen las espaldas por un rato, y con que saliese desterrado por cuatro años de la Corte.