Hoy quiero tratar un tema decisivo en las oposiciones, y no solo en las de Lengua y literatura, sino en todas: el aprovechamiento del tiempo que debe ser santo y seña de un opositor responsable.
El tiempo es oro, reza el adagio, y eso es una verdad como un templo. El tiempo es la dimensión en la que se concreta el estudio. Esto es, cada uno necesitamos un tiempo determinado para estudiar o repasar un tema. A mayor tiempo invertido, mayor cantidad de temas sabidos y por tanto, mayor posibilidad de obtener plaza. Es de una lógica aplastante.
Sin embargo, es común que las personas desperdicien su tiempo. Ver la tele, conversaciones intrascendentes o simplemente entretenerse y perder el tiempo vagueando son actividades comunes entre los seres humanos. A mí la oposicion me disciplinó: comprendí que el tiempo es lo más valioso que tenemos y acabé estableciendo la teoría que llamo de los tres tiempos:
El tiempo dedicado a nuestras obligaciones: Trabajo y oposiciones. Debemos optimizarlo al máximo para avanzar el mayor número de temas posible.
El tiempo dedicado a nuestra red afectiva y personal. Aqui podemos incluir a la pareja, amigos y deporte. Este tiempo es decisivo y hay que cuidarlo como oro en paño porque es el que nos va a dar el impulso, las alas y el sostén para superar las dificultades y la dureza del estudio.
El tiempo basura. El dedicado a ver tonterías por la televisión y a gastar el tiempo en conversaciones con gente que en eralidad no significa nada para nosotros. El tiempo-molicie. Ese tiempo debe desaparecer de la vida de un opositor para pasar a engrosar el del trabajo o el de los afectos. Hay que ser disciplinados y no permitirnos las pérdidas de tiempo (por ejemplo las horas de charla insípida en la sala de profesores).
El método Adama está diseñado para que los temas se repasen en menos de quince minutos. De esta manera, los ratos perdidos de tiempo basura se convierten en tiempo de repaso que nos ayuda a conseguir la plaza.
Y entonces, sí que tendremos tiempo para nosotros mismos. Habremos abandonado el hábito de perder el tiempo y no tendremos que estudiar. Ya seremos libres.