A menudo los opositores buscan un temario de oposición y se preguntan cómo conseguirlo. Hay tres opciones fundamentales: el de una academia o editorial, comprar por Internet algún temario en foros (hay muchísimos muy baratos) y hacérselo uno mismo. Vaya por delante que esta última opción es siempre la mejor.
Pero antes de tomar cualquier decisión es importante saber qué debemos buscar en un temario. ¿Cómo hacerlo o construirlo?
En mi opinión y en mi experiencia de opositor primero y preparador después, lo fundamental de un temario no es su rigor sino su efectividad como arma de estudio de unas oposiciones. Me explicaré. Durante mis primeros años como opositor, me encontraba frecuentemente con amigos de la facultad (brillantes estudiantes universitarios, mucho mejores que yo) que estaban también en la misma tarea: hacerse un temario y obtener la plaza. Muy a menudo hablaba con ellos y veía con cierto temor que, invariablemente, sus temas eran mejores que los míos, más densos y con más datos, citas y bibliografía. Pero al llegar la primera oposición, me encontré con la sorpresa de que ninguno de mis antiguos compañeros había aprobado. Pronto salí de dudas. Mis amigos se pasaban tanto tiempo haciendo temas tan perfectos que no tenían tiempo de elaborar y estudiar ni siquiera una decena por año. Eran temas largos y densos, redactados desde una mentalidad de estudiante universitario y no desde el pragmatismo del opositor. Eran temas imposibles de desarrollar en dos horas. Eran temas muy difíciles de memorizar. Por eso, desde el primer año, yo estaba trabajando como interino (entonces en Madrid las listas se hacían según la nota de la oposición) y ellos no. Así pues, mi labor fue orientada desde el primer momento a obtener la plaza; la de muchos otros, a tener un temario perfecto con el que deslumbrar a un profesor universitario. Craso error que les ha costado no haber alcanzado su meta como profesores de secundaria
El rasgo fundamental de un temario, en mi opinión, es que sea estudiable con facilidad, que nos permita dominar el mayor número de temas. Hay que recordar que la oposición de secundaria no es terreno de especialistas, sino de todo-terrenos, de personas que saben un poco de todo. Ese es el ingrediente. Y por ello, muchas personas que vienen del mundo universitario, fracasan. En la universidad, prima la especialización; aquí, el dominio de un temario muy amplio. En la oposición se nos examina de 72 temas. Y un opositor debe llevar preparados y memorizados tantos temas como pueda. De poco sirve llevar 12 temas perfectos (los doce primeros, por ejemplo) si luego no salen entre las bolas del examen. Es mucho más rentable llevar 69 temas bien llevados que dos excelentes por dos razones. La primera es porque en ese caso es seguro que tendremos posibilidades de competir en el ejercicio teórico (pues nos saldrá una bola con toda seguridad). La segunda es que los conocimientos aceptables sobre todo el temario son los que nos permitirán competir también en el ejercicio práctico (pues es imposible hacer un buen comentario sin saberse el tema del texto). Así pues, la idea fundamental que quiero plantear es que no se debe disociar el temario del método de estudio porque ambos forman parte de la estrategia de acceso a la oposición.
En este sentido, los temas de las academias o editoriales suelen ser muy rigurosos y estar bien redactados pues a menudo están hechos con “copias y pegas” de diferentes fuentes, pero son poco o nada estudiables. Demasiadas palabras, demasiados folios y un estilo alambicado y complicado, pues son partes de otras obras mucho más amplias donde el autor se puede explayar al no estar limitado por las dos hroas de la oposición. Es decir, son un material útil para que el opositor se haga su temario, pero no son un temario real de oposiciones. Y quien compra un temario de este tipo pensando que tiene su temario, está equivocado de medio a medio.
Yo hice mi primer esbozo de temario esquematizando materiales de academia, mejorándolos con apuntes. Tras hacer esto, durante el siguiente curso, mejoré el contenido con otras fuentes y, sobre todo, afilé los temas para que además de poder ser desarrollados en dos horas, fuera posible repasar cada uno de ellos en menos de quince minutos. Quien repasa un tema en una hora será incapaz de llevar más allá de 25 o 30 temas el día D, pues la mayor parte no dispone más que de 30 horas para estudiar a la semana y con esa estrategia dedicaría todas al repaso…Y en la oposición entran 72 temas, no 30. En ese periodo perdí parte del rigor y la profundidad del temario de las academias y de las obras que consultaba, pero me hacía con una herramienta útil de verdad.
Esto es lo que se suele ofrecer en Internet. Un profesor que ha obtenido plaza y ha hecho esquemas o resúmenes, los vende a precio de saldo para sacarse un dinerillo. Las ventajas que tiene este sistema es que efectivamente se trata de temas que son desarrollables en dos horas y que por ello han obtenido la plaza en las oposiciones. Los inconvencientes, que la redacción suele ser pobre o inexistente pues se basan más en esquemas que en resúmenes que sirvieron a una persona pero no tienen por qué servir a otra, sobre todo si no tiene facilidad para escribir. El otro inconveniente es la pérdida inevitable de rigor y profundidad.
Nosotros nos inclinamos por una tercera vía: un temario bien redactado y útil para el estudio, aun cuando en ese trasvase de datos que no se hace con copia y pega sino redactando, se pierde rigor, profundidad y se cuele alguna errata. En este sentido, es seguro que el temario de opolengua.com no es perfecto, ni puede estar exento de algún fallo (pues como se ha demostrado en varias ocasiones, hasta la Enciclopedia Británica tiene errores). Pero lo que es seguro es que ha sido concebido y ha demostrado durante años su valía como arma eficacísima para atacar las oposiciones con éxito.