La entrada de hoy quiero que sea útil tanto para opositores que hayan estudiado Filología, como para aquellos que se están planteando opositar por Lengua sin haber hecho esta carrera ni Lingüística ni similar. Es decir, personas que proceden de Derecho, Periodismo, Comunicación audiovisual, etc. Muchos de ellos me escriben para saber si tienen cualidades para presentarse a las oposiciones con garantías de obtener plaza.
Y los que son de carreras destinadas a nuestras oposiciones se hacen preguntas similares. Las oposiciones son duras y pueden requerir un gran esfuerzo, a veces años, de sacrificios. ¿Merece la pena hacerlos? ¿Qué posibilidades reales tengo de obtener mi objetivo? ¿No será estúpido iniciar el camino?
Intentaremos dar respuesta a estas preguntas.
Lo primero que hay que indicar es que el sistema de oposiciones es muy injusto y subjetivo y que en muchas ocasiones no valora adecuadamente a los candidatos. Esto es, al responder solamente sobre un tema, puede darse el caso de un opositor que se sepa ese tema fenomenal y los demás fatal y sin embargo tenga la suerte de que le caiga su “tema” con lo que puede obtener plaza. Por otro lado, es común que quienes conforman los tribunales hayan sido a su vez opositores mediocres y sepan menos que aquellos a los que han de evaluar. Esto es así. Son las reglas del juego y hay que asumirlas en tanto no cambien (hay prometido un cambio del sistema de acceso desde hace casi una década y no acaba de producirse).
Lo segundo es que esta lista no es exhaustiva, sino simplemente una forma de acercarse al análisis de posibilidades de una persona:
Puestas esas bases, entre los rasgos que pueden cifrar el éxito de un opositor están:
Constancia y capacidad de sacrificio. Esto quiere decir tiempo y quiere decir capacidad de insistir en una misma dirección y no rendirse cuando las cosas vengan mal dadas (que vendrán seguro). La oposición es un camino largo que no se puede tomar a la ligera.
- Buena memoria. Una gran parte del ejercicio es memorístico. Nosotros tenemos un método de aprendizaje de los temas, el método Adama, que permite memorizar con mayor facilidad, pero si no se tiene memoria a largo plazo, mal vamos.
- Inteligencia media: Los contenido son más bien fáciles. Los contenidos más difíciles son los de Lengua. Con un buen nivel de Lengua a nivel preuniversitario (2º Bachillerato LOGSE o COU) es suficiente para empezar. Si en estas asignaturas sacaste buenas notas, vas bien encaminado. En la carrera se aprenden pocas cosas que sean útiles en la oposición (como suele ser habitual en la universidad).
- Buena expresión oral y escrita: El objetivo es conectar con un tribunal y expresar ideas sin que se aburran o se pierdan. Para ello nuestra capacidad de expresión y nuestra ortografía son decisivas. Antes que nada, vamos a ser profesores de Lengua.
- Buena capacidad de lectura. La oposición de Lengua es apta para personas que sean buenas lectoras porque una cuestión importante es identificar uno o más textos en la prueba teórica. Si no lo aciertas no pasa nada, pero quien lo acierta lleva mucho ganado. Esto quiere decir que es más importante ser un gran lector que tener Filología. De hecho, hay muchas personas que son de Filología y que han leído poquísimo por lo que en realidad pueden estar (y de hecho lo están) por detrás de otras personas de otras espacialidades. Lo que hay que plantearse es: ¿Qué libros me he leído yo en mi vida? ¿Tengo un buen nivel de lecturas? Si miro el temario de la oposición… ¿Me he leído todos los títulos que cita hasta el punto de reconocerlos sin dudar? ¿Cuántos libros me voy a leer a partir de ahora?
Si este test es positivo, adelante: la oposición está en tus manos. No importa que seas de otra carrera. Yo he ayudado a gente de otras especialidades a obtener su plaza. Eso es una realidad contrastable. En opolengua.com te ayudaremos a convertir tu sueño en realidad.