La importancia del tema es crucial en las oposiciones
La cuestión que hoy tratamos aquí es crucial, pues supone un porcentaje elevado de la nota de la primera parte del ejercicio de las oposiciones. En algunas comunidades, el tema escrito supone el 50% de la nota y en otras, como en Madrid, baja al 30%, pero en todo caso es una parte muy importante y si no se llega al 2,5 en ella no se puede pasar de fase pues ni siquiera se hace media con el ejercicio práctico. Es decir, todos sabemos que la gran criba en las oposiciones la hace la más difícil prueba del comentario, pero, mucho cuidado, porque un buenísimo tema (que obtenga por encima del 7, por ejemplo) puede compensar nuestras carencias en el comentario y permitirnos el pase a la siguiente fase.
Dedicaremos por tanto unas cuantas reflexiones a los rasgos que debe tener un buen tema de oposiciones. Como quiera que la entrada se nos alargará más de la cuenta, dedicaremos dos capítulos a la misma.
El didacticismo y la amenidad son la clave fundamental del tema de oposiciones
El rasgo fundamental de cualquier escrito es su amenidad, su capacidad de contactar con el intelecto del lector y conducirle, como el anzuelo a un pez, desde el inicio hasta el final del mismo. Tanto más es importante esto en un tema de oposiciones, donde lo que se va detallando no es una narración, sino el desarrollo ordenado de conceptos, lo que implica una mayor abstracción y por tanto, una mayor facilidad para que el lector se “pierda” y no siga durante las miles de palabras del texto nuestra exposición. Hay que tener muy en cuenta que en cuanto esta falta de contacto entre lector y autor se produzca, lo que hayamos escrito dejará de puntuar hasta que el lector vuelva a nuestro texto y “aterrice” en él. A todos nos ha pasado estar leyendo una novela y perder la concentración en el propio texto y darnos cuenta párrafos más adelante. El texto se ha leído, sí; pero no nos ha dejado huella. Pues en la oposición, cuando el tribunal lee nuestro examen, se produce el mismo proceso y, por ello, es fundamental que las oraciones resulten claras, sencillas y amenas.
Un buen tema de oposiciones, por tanto, es aquel que explica las ideas con claridad y didacticismo, de forma que el lector siga sus razonamientos y ejemplos de forma sencilla. Esto quiere decir, expresión cuidada, uso moderado de la subordinación y coordinación, presencia adecuada de ejemplos y citas y empleo de un léxico rico y preciso.
La cuidada expresión y la ortografía
Tanto si construimos nosotros el temario como si lo adquirimos, la expresión y la ortografía deben ser vigiladas estrechamente. En todas las especialidades esto es importante, pero en las de humanidades y muy especialmente en la de Lengua, esto es crucial. Hay que tener muy en cuenta que nuestra nota va a depender directamente de esto. En la actualidad, ya no se suspende a nadie por su ortografía, pero sigue resultando muy difícil aprobar con una mala ortografía e imposible obtener una buena calificación.
La solidez de sus contenidos
Este es otro de los elementos fundamentales que debe poseer un buen temario de oposiciones. Efectivamente, el tema debe mostrar el rigor y la solidez de los conocimientos del opositor. Esto quiere decir que los saberes enunciados por el título del tema tienen que ser tratados en su desarrollo tocando en todo caso sus aspectos básicos y, si es posible, llegando a sus cuestiones más profundas y novedosas. En este sentido, hay que tener cuidado con postergar ideas clásicas por otras novedosas. Los contenidos tienen que aparecer en función de su relevancia en relación con los epígrafes y sin olvidar los rasgos más básicos de cada elemento o teoría. Debemos tener en cuenta que la edad media de quienes corrigen los ejercicios puede rondar los 45 o 50 años y sus conocimientos provendrán básicamente de lo que estudiaron en su época universitaria, de lo acumulado por sus años de experiencia laboral y de la consulta de temarios de oposiciones. Esto no quiere decir que no se deban tratar aspectos novedosos, que hay que hacerlo, por supuesto, sino que debemos introducir las necesarias novedades dándoles la presencia justa, pues son precisamente esos elementos básicos los que constituirán el denominador común de los conocimientos que el tribunal recordará de la universidad, los libros de texto y los temarios que consulte. Es decir, lo básico nos conduce al aprobado y hasta al notable (en función de cómo expresemos las ideas) y las novedades aportan la brillantez que nos conduce al sobresaliente y la excelencia. Lógicamente, esto que estoy diciendo hay que entenderlo con sentido común: en la valoración del tribunal influyen todos estos elementos y es imposible saber cómo ponderarán cada uno de los aspectos tratados y qué nivel hemos alcanzamos nosotros en cada uno de estos aspectos.
Cuál es el mejor temario
En todo caso, estas son los rasgos esenciales que definen un buen temario de oposiciones. La semana que viene volveremos con la continuación y finalización de esta entrada. Mientras tanto, os dejamos con el enlace a entrada en nuestra web que trata de aclarar cuál es el mejor temario posible.
Saludos y ánimo.