Como todos los lunes lectivos desde hace seis años, comenzamos nuestra semana de estudio y trabajo con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo que quiere imitar la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura para que las valientes y nobles personas que las preparan puedan tener un útil simulacro del ejercicio y comprobar su competencia literaria.
Ya avisábamos el viernes de que se trataba de un texto muy interesante, de una autora que no ha aparecido hasta hoy en las oposiciones, pero que, estamos seguros, se encuentra en el momento adecuado para que alguna de sus obras sea seleccionado por quien presida el tribunal para ser objeto de comentario en las oposiciones. Esta es una razón poderosa para conocerla y, en su caso, reconocerla.
Y con su fino olfato, nuestros participantes se han acercado con finura y argumentos a la solución. Y así Nathalie Marañón, Lydia P García, Eva López Santuy y Verónica Prezioso apuntan al Siglo de Oro muy acertadamente. Adrián Gómez Acosta y Mari Carmen Flores Ramos precisan que la obra es del siglo XVII. En lo referente a la autoría, Nathalie Marañón y Lydia P García apuntan la posibilidad de que se trate de uan autora y Mari Carmen Flores Ramos cita el nombre, entre otras, de María de Zayas. Así que hay que felicitarse nuevamente por la competencia literaria de nuestros participantes. ¡Enhorabuena a todos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataba de un soliloquio de Laura, la protagonista de La fuerza del amor integrada en las Novelas amorosas y ejemplares (1637), de María de Zayas y Sotomayor (¿1590-1647?), autora de gran éxito en la época, calificada por Alborg como “la feminista más importante de nuestras letras” y de la que, sin embargo, sabemos muy poco. Rosa Navarro, por su parte, ha realizado un estudio en el que indica que, en realidad, era un seudónimo de otro autor de novelas breves de gran éxito, Castillo Solórzano, lo que ha generado un encendido debate. En todo caso, es una autora a conocer, a leer y a tener en consideración para las próximas oposiciones.
Y nada más por hoy. Volveremos mañana con una entrada sobre las rúbricas. Saludos y ánimo.
¿Quién es la necia que desea casarse, viendo tantos y tan lastimosos ejemplos? ¿Cómo es mi ánimo tan poco, mi valor tan afeminado y mi cobardía tanta que no quito la vida, no solo a la enemiga de mi sosiego, sino al ingrato que me trata con tanto rigor?
¡Mas, ay, que tengo amor! Y en lo uno temo perderle y en lo otro enojarle: ¿por qué, vanos legisladores del mundo, atáis nuestras manos para las venganzas, imposibilitando nuestras fuerzas con vuestras falsas opiniones, pues nos negáis letras y armas? ¿Nuestra alma no es la misma que la de los hombres? Pues si ella es la que da valor al cuerpo, ¿quién obliga a los nuestros a tanta cobardía?
Yo aseguro que si entendierais que también había en nosotras valor y fortaleza, no os burlaríais como os burláis; y así, por tenernos sujetas desde que nacemos, vais enflaqueciendo nuestras fuerzas con los temores de la honra, y el entendimiento con el recato de la vergüenza; dándonos por espadas ruecas, y por libros almohadillas.
¡Mas triste de mí! ¿De qué sirven estos pensamientos, pues ya no sirven para remediar cosas tan sin remedio? Lo que ahora importa es pensar cómo daré a esta mujer lo que pide.
