Se acerca la fecha de las llamadas encerronas y, como sabemos, en la prueba oral de las oposiciones de Lengua es común que se disponga un tiempo (generalmente de quince minutos) para que el tribunal pueda realizarnos preguntas acerca de nuestra exposición previa. Como ya dijimos la semana anterior en la entrada dedicada a la preparación de la exposición oral, lo normal es que el tribunal sea empático y quiera ayudarnos, por lo que, si llevamos la prueba bien preparada, podremos contestar a las cuestiones que nos planteen sin mayor problema.
Anticiparte a las preguntas
Lo primero que podemos señalar es que en nuestro discurso inicial ya podemos tratar el tema de las preguntas que nos harán, intentando en el mismo anticiparnos a las posibles preguntas que pueden surgir y animando al propio tribunal a que nos pregunte porque seguro que en el escaso espacio de tiempo disponible no vamos a poder desarrollar todo de forma detallada. De esta forma, además de decir la verdad sobre la escasez de tiempo, mostramos al tribunal nuestra confianza en nuestro trabajo y en nosotros mismos. Dicho esto, hay que prever, en la medida de lo posible, el curso del posterior debate. ¿De dónde pueden surgir estas preguntas?
El tribunal de las oposiciones de Lengua nos va a preguntar para ayudarnos
La idea clave que es cierta y además nos va a tranquilizar es que, por norma general, el tribunal nos va a preguntar para ayudarnos a exponer nuestro trabajo de forma completa y, por tanto, para obtener una calificación mayor. Esa es mi experiencia general como opositor y como preparador. Por tanto, no debemos plantearnos el debate con una ansiedad añadida a la propia exposición oral, sino como un momento en el que podremos despejar dudas y desarrollar elementos que quedaron incompletos en nuestra exposición. Por tanto, no se trata de temer este momento, sino de aguardarlo con serenidad.
El tribunal de las oposiciones de Lengua puede preguntar sobre lo que desconoce
“¿Nos puede explicar en qué consiste X?” El tribunal no está obligado a saber todo. De hecho, lo normal es que sobre determinados aspectos sepa bastante menos que nosotros y, si es referido a cuestiones pedagógicas, puede que no sepa nada. La profusión de técnicas pedagógicas, aplicaciones didácticas y metodologías que la pedagogía moderna crea año tras año es tan amplia, que es absolutamente normal que algunas de las prácticas a las que aludamos sean desconocidas para ellos, aunque los esfuerzos de la Inspección y de las propias leyes aboquen al profesorado a seguir esta vorágine. Por tanto, una parte de las preguntas pueden venir por ahí. Si nosotros sí sabemos de lo que hablamos, no habrá problemas en este sentido.
El tribunal de las oposiciones de Lengua puede preguntar sobre la aplicación práctica de nuestra unidad o programación
“¿Ha puesto en práctica tal actividad? ¿Cuál fue el resultado?” Esta es otra pregunta que puede aparecer. Si la respuesta es “sí”, será fácil contestar porque obviamente habremos seleccionado para nuestra unidad didáctica o situación de aprendizaje actividades que hayan funcionado bien. Si la respuesta es “no”, lo mejor es ser sincero y decir que no, pero que creemos que puede funcionar perfectamente argumentándola (por su parecido con otras similares que hemos hecho, por su sencillez, por su atractivo motivacional, por su divertido desarrollo, por su organización lógica…). Este también es un buen método para ver si las actividades que estamos incluyendo son buenas haciéndonos nosotros mismos esa misma pregunta mientras diseñamos nuestra programación. Si no somos capaces de argumentar de forma sólida su inclusión, lo mejor es dejarlas.
El tribunal de las oposiciones de Lengua puede preguntar sobre aspectos que hemos olvidado en nuestra exposición oral
“¿Nos podría hablar de sus objetivos?” Efectivamente, nos pueden preguntar sobre aspectos que hemos olvidado. Y aquí, volvemos a la importancia de conocer la plantilla o rúbrica que empleará el tribunal para evaluarnos. Como hemos dicho antes, el tribunal va a intentar ayudarnos y eso quiere decir que es posible que nos pregunten sobre aspectos que aparezcan en esa plantilla y no hayamos mencionado.
El tribunal de las oposiciones de Lengua puede preguntar sobre aspectos que hemos desarrollado insuficientemente
“¿Podría explicar un poco más detalladamente en qué consiste la prueba final de la unidad?” El tribunal también puede preguntarnos sobre elementos que, dada la premura con que se desarrolla la prueba, no hayamos podido exponer. Como su intención fundamental es ayudarnos, si detectan que algo se nos ha quedado en el tintero por falta de tiempo, nos pueden echar un cable, sobre todo en relación con aspectos del final de la exposición que se nos hayan quedado sin explicar.
El tribunal de las oposiciones de Lengua puede preguntar sobre aspectos que les interesan particularmente
“¿Me puede explicar por qué ha seleccionado estas lecturas?” “¿Me puede explicar por qué ha seleccionado esta edición del Lazarillo?” “¿Me puede explicar por qué ha seleccionado este libro de texto?” Cada persona tiene sus propias filias y fobias y así cada miembro del tribunal puede conceder a determinados aspectos una gran importancia a la hora de valorar la idoneidad de un docente. A mí, por ejemplo, me parece que la selección de lecturas nos da una idea muy aproximada acerca de la competencia literaria de un aspirante y si llegara el día en que estuviera en un tribunal, mis preguntas irían orientadas, con toda seguridad, a este aspecto.
Debemos estar preparados para cualquier eventualidad
En todo caso, la práctica nos demuestra que, aunque lo normal es que las preguntas intenten facilitarnos la exposición oral alumbrando aspectos que hayan quedado más oscuros en nuestro discurso, también hay casos excepcionales de miembros de tribunal excéntricos que hacen cosas raras o lanzan preguntas incómodas, impertinentes y hasta poco juiciosas. En ese caso, debemos proseguir nuestro discurso como si nada hubiera pasado. Nosotros salimos a presentar nuestro trabajo, como dijimos al principio. Hemos dedicado muchas horas de esfuerzo e ilusiones y nada ni nadie nos va a distraer de nuestro objetivo.
Una anécdota sobre un tribunal de desaprensivos
El caso más extraño que yo he conocido fue el de una opositora gaditana (creo que fue en 2002) que al hacer su encerrona sobre el tema 9 (entonces se exponía oralmente un tema completo en la prueba y no una programación) se encontró con que el tribunal sacaba pipas y frutos secos mientras ella hablaba y la animaba a ella misma a comer. Estoy seguro de que esta amiga si ahora lee esto se reirá, pero entonces, como se puede suponer, salió de la encerrona completamente frustrada e indignada. Tras esta excentricidad, el tribunal al finalizar su exposición del tema 9 le preguntó cosas extrañas como, por ejemplo: “¿nos podría decir cuál ha sido el último éxito de ventas de una obra en español en Israel?” o “¿nos podría decir qué radionovela hablada en español está triunfando en Israel?”.
Pero como digo, este caso es absolutamente excepcional. Debemos decir que el presidente de tribunal (al que yo llegué a conocer años más tarde como instructor de la fase de prácticas de una compañera de mi instituto y que además era preparador de oposiciones) acabó denunciado varios años después, por lo que tuvo que dejar de ser presidente (para bien de todos los opositores gaditanos). Pero esto, insistimos, es un caso excepcional que se daba hace décadas. Hoy la Administración ejerce un control muchísimo mayor sobre los tribunales y esto es prácticamente imposible.
¡A por la plaza!
La preparación óptima de esta prueba pasa por planteárnosla como una gran experiencia en la que vamos a tener la oportunidad de explicar a un grupo de personas el producto de muchísimas horas de esfuerzo e ilusión, porque todo lo hemos hecho con el objetivo de agradarles. Además, debemos saber que detrás de esta prueba está la plaza, tanto si obtenemos la calificación necesaria como si no, pues en el caso de que no obtengamos la plaza en esta convocatoria, las experiencias extraídas en este día nos están allanando desde ahora mismo el camino hasta la obtención final de la plaza. Por tanto, ilusión, determinación, confianza y pensamiento positivo. ¡Vamos a vivir una de las experiencias más intensas de nuestra vida! ¡Vamos a por la plaza!