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Cómo optimizar tu tiempo preparando las oposiciones de Lengua

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Photo by Aron Visuals on Unsplash

El tiempo como dimensión humana

Como ser humano y como preparador de Lengua, siempre me ha preocupado mucho el tiempo y su gestión. Por eso me encantan los relojes. El tiempo es una de las dimensiones en las que se desarrolla la vida humana y, de hecho, nosotros medimos la vida justamente en tiempo. Contamos los años, los meses, los días, las horas y hasta las milésimas de segundo a la hora de realizar nuestras actividades. Cuando morimos, se nos acaba el tiempo. De ahí que existan los calendarios, las campanas, los relojes y los cronómetros. Ninguna persona consciente emprende una actividad sin tener en cuenta el paso de tiempo.

El tiempo en las oposiciones de Lengua

Como opositor y luego como preparador de Lengua, desde el principio, tuve que enfrentar este problema enfocado a las oposiciones de Lengua. No es serio enfrentarse a ningún problema en la vida sin un plan y es coherente, por tanto, enfrentar las oposiciones de Lengua con un plan de estudio. Las oposiciones tienen plazos, que además son muy rígidos y vienen marcados por las convocatorias (que suelen salir antes de Semana Santa) y fijan con rigidez días y plazos para la inscripción y las pruebas. Esos plazos son inamovibles y a ellos nos debemos. A partir de estos plazos fijamos nuestros planes como opositores o yo como preparador de Lengua.

Mi plan como opositor de Lengua

En mi caso, como opositor, mi plan inicial consistió en marcarme el objetivo de hacerme un temario básico y aprendérmelo en dos años. Entonces solo salían dos bolas y había 86 temas y eso quería decir montar y memorizar un tema nuevo cada diez días. Este ambicioso plan, que culminé con éxito, suponía la toma de muchas micro-decisiones que afectaron a toda mi vida. En ese momento, yo tenía plena libertad, pues no tenía ninguna carga familiar y mi pareja también era opositora, con lo que nos comprendíamos perfectamente. 

Llegar a las oposiciones de Lengua de 1994 con todo el temario

A su vez, esas micro-decisiones, siempre guiadas por el sentido práctico, alteraron el plan inicial en muchos aspectos, pero sin modificar el objetivo final: Yo iría a las oposiciones de Lengua de 1994 con todo el temario perfectamente estudiado. Eso implicó que mi plan de redactar el temario era imposible; eso implicó que en lo referente a la bibliografía (entonces no había internet) mis apuntes y notas durante la carrera iban a ser fundamentales en muchos temas, implicó que algunos temas no fueran buenos como otros… Pero lo esencial se cumplió, yo llegué a las oposiciones de 1994 con un temario propio y original perfectamente memorizado.

La creación del método de estudio Opolengua y del método de repasos

Y sobre todo implicó que me tuve que inventar un método de repasos y de estudio que me sirviera para llegar a junio de 1994 con todo aprendido. Porque no se trataba tan solo de crear el temario, sino de aprenderlo sin dejar de avanzar. Pero la clave sobre la que quiero insistir ahora es que fue precisamente a mi límite temporal lo que hizo que yo evolucionara en todos los demás sentidos, de la misma forma que los Estados Unidos se marcaron un límite para llegar a la Luna y derrotar a la extinta Unión Soviética en la carrera espacial. Todas estas enseñanzas, que duda cabe, me sirvieron y me sirven en mi tarea como preparador de Lengua. Sin ellas, no existiría ni el método de estudio Opolengua ni su sistema de repasos que garantizan la memorización de los temas de forma eficaz para toda la vida. 

Nuestro tiempo para preparar las oposiciones de Lengua va a ser siempre limitado

El día tiene veinticuatro horas. Algunas personas desearíamos que tuviera cuarenta y ocho, pero nos tenemos que conformar con lo que dura la rotación de la Tierra. Y en ese día tenemos que realizar muchas actividades que no podemos evitar o que son imprescindibles. Dormir, comer, ocuparnos de nuestros seres queridos, actividad física, trabajo… Cuando encaramos la oposición ya tenemos un gasto de tiempo habitual al que estamos acostumbrados y por ello. Una de mis mayores preocupaciones como preparador de Lengua, precisamente es mejorar esta faceta en las personas a las que ayudo. Y esto no es nada fácil. Para ello es preciso conocer los hábitos de la persona para activar todas sus posibles bolsas de tiempo.

Optimizar el tiempo implica la voluntad de hacerlo

Una cuestión que como preparador de Lengua debo resaltar es que optimizar el tiempo de preparación implica la firme voluntad de hacerlo y esta es una decisión previa a la contratación de un curso de oposiciones. Si vamos a preparar las oposiciones de Lengua hemos de ser conscientes de que esto supondrá un gasto de tiempo y energías que ahora mismo dedicamos a otra cosa. 

Esos nuevos hábitos, por ejemplo, pueden perdurar más allá y modificar nuestras vidas. Yo, por ejemplo, veía todos los días la televisión antes de ser opositor. Entonces me di cuenta de que una parte de mi día se consumía frente a la pantalla y decidí restringir radicalmente esto. Una vez obtenida la plaza, ya no volví a ver televisión. Costumbre que ni siquiera las series, con su tremendo auge, han conseguido modificar. No he visto una serie completa en mi vida.

Optimizar el tiempo implica poner los medios para hacerlo

Para gestionar el tiempo es además imprescindible contar con los medios técnicos para hacerlo. En los tiempos gloriosos, esto consistía en un lápiz, papel, un calendario, un cronómetro y una calculadora. Con esos medios me hacía yo mis planes de estudio y mi rudimentaria hoja de control como opositor durante los años noventa. Con la digitalización, como estoy contando en la serie en la que recuerdo mi historia como preparador de Lengua, las cosas cambiaron. Me fui adaptando a los tiempos y mi preparación mejoró.

¿Con qué medios contamos en Opolengua para optimizar el tiempo del opositor?

El más importante de ellos es la Hoja de Control, que yo ya utilicé en su versión más sencilla como opositor en los años noventa y que luego, como preparador de Lengua adapté en 2006. Desde ese momento la he ido actualizando año a año, mejorando sus prestaciones. Es una tabla que permite el registro de todos los aspectos de la oposición de forma numérica, de forma que el opositor y como preparador de Lengua sepamos en cada tiempo qué es lo que estamos haciendo y cuánto tiempo estamos invirtiendo en cada cosa. Es imposible gestionar el tiempo si no sabemos a ciencia cierta cómo lo estamos gastando y no tenemos un sitio donde apuntar ese gasto. 

Importancia del uso del cronómetro

Y la otra cuestión fundamental es la medición del tiempo. Yo, como preparador de Lengua siempre he dicho una frase: “Un opositor sin un cronómetro no es un opositor”. Y esto es verdad. Si no estamos midiendo y registrando el tiempo, no sabremos cómo optimizarlo. Hay bolsas de tiempo de quince o veinte minutos. La oposición de Lengua es un Tetris y solo si usamos un cronómetro vamos a saber que en determinada actividad invertimos X minutos, que justamente es el posible tiempo que tengamos en una bolsa. Un ejemplo: yo repaso un tema en quince minutos y lo sé porque lo he cronometrado. Si, por ejemplo, tengo un trayecto en tren diario que me ocupa una hora, debo marcar en mi plan que semanalmente podré repasar en ese trayecto cuatro temas por día; es decir, veinte a la semana. Sobre este tema abundaremos en próximas entradas.

Comienza un nuevo curso en Opolengua

Lo fundamental hoy ha sido tomar conciencia de la enorme importancia práctica que tiene el tiempo. Algo que es obvio, pero sobre lo que no reflexionamos con la suficiente profundidad y por ello no tomamos las decisiones correctas. Como preparador de Lengua yo intento ayudar a las personas que confían en mí para que puedan obtener con mayor facilidad su plaza, porque no olvidemos nunca que la plaza se obtiene con persistencia y preparación y eso significa consagrar nuestro tiempo a esta tarea. En este nuevo curso 2024-2025 vamos a insistir en este tema con fuerza. ¡Vamos a ello!