Ya ha comenzado diciembre, que siempre es un mes decisivo en las oposiciones pues es cuando se suelen hacer públicas o filtrar las plazas que habrá en las oposiciones de Lengua de cada comunidad. Incluso algunas, como Murcia, ya han publicado su convocatoria. Por otro lado, nuestros cursos en sus diferentes modalidades avanzan a paso firma. Pero lo fundamental aquí y ahora es que es lunes y, por tanto, el día en el que desde 2015 publicamos la solución de nuestro reto con su lista de acertantes. Se trata, claro, del ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que acompañamos en su travesía a esas valientes y tenaces personas que esquivan mil dificultades para preparar las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su prueba más temida, la de comentario.
Esta semana hemos elegido un texto de una autora que no ha aparecido nunca en las oposiciones. Pero nos ha parecido buena idea manifestar la posibilidad de que aparezca algún día ella u otras como ellas. Autoras que son a veces un mero nombre en los libros de texto, pero que pueden ser elegidas en próximas convocatorias, pues la evolución de las oposiciones de Lengua en los últimos años demuestra una mayor presencia de autoras. En este sentido, animamos a conocer la obra y la propia biografía de esta mujer, que es apasionante,
Lógicamente, esta semana el reto era enormemente difícil y era normal que no se reconociera el texto. Nos puede pasar en las oposiciones. Y no es un drama, siempre que lo expliquemos en su contenido y forma de manera acertada. Si somos capaces de captar la intencionalidad literaria que el texto encierra, vamos bien siempre. Y nunca hay que olvidar que, si un texto es difícil, no lo va a acertar casi nadie o nadie. Esto ha pasado muchas veces en las oposiciones. Yo siempre reucerod el caso de Madrid en 1996 cuando pusieron un par de párrafos de las Memorias de un literato de Rivas Cherif. No lo acertó nadie. Y yo saqué la nota más alta de mi tribunal y no acerté ni con la época… Así que no hay que agobiarse por no reconocer el texto. Lo fundamental es explicarlo bien.
Y en este sentido, Patricia San Román, Cris AlRío y Lidia Parra González han aportado el elemento fundamental, que es el tema del elogio a Cuba. Eva López Santuy y San BG señalan acertadamente que la voz poética es femenina.
Y es que el difícil texto elegido era “La vuelta la patria”, de Gertrudis Gómez de Avellaneda (Puerto Príncipe, 1814- Madrid, 1873) cuya vida es interesantísima. Baste señalar que esta heroína romántica española (pues durante toda su vida Cuba fue provincia española y no una colonia) perdió la herencia de su abuelo con quince años por no aceptar el matrimonio concertado que le imponía su familia y embarcó en 1836 a la península, donde pronto comenzó a destacar en el ambiente literario. Su vida sentimental, intensa y dramática, daría para escribir una novela. Volvió a Cuba en 1859 y a los pocos años se volvió otra vez a la península viviendo en diferentes ciudades.
¡Perla del mar! ¡Cuba hermosa!
Después de ausencia tan larga
Que por más de cuatro lustros
Conté sus horas infaustas,
Torno al fin, torno a pisar
Tus siempre queridas playas,
De júbilo henchido el pecho,
De entusiasmo ardiendo el alma.
¡Salud, oh tierra bendita,
Tranquilo edén de mi infancia,
Que encierras tantos recuerdos
De mis sueños de esperanza!
¡Salud, salud, nobles hijos
De aquesta mi dulce patria!
¡Hermanos, que hacéis su gloria!
¡Hermanas, que sois su gala!
¡Salud!… Si afectos profundos
Traducir pueden palabras,
Por los ámbitos queridos
Llevad, -¡brisas perfumadas,
Que habéis mecido mi cuna
Entre plátanos y palmas!-
Llevad los tiernos saludos
Que a Cuba mi amor consagra.
Llevadlos por esos campos
Que vuestro soplo embalsama,
Y en cuyo ambiente de vida
Mi corazón se restaura:
Por esos campos felices,
Que nunca el cierzo maltrata,
Y cuya pompa perenne
Melifluos sinsontes cantan.
Esos campos do la ceiba
Hasta las nubes levanta
De su copa el verde toldo,
Que grato frescor derrama:
Donde el cedro y la caoba
Confunden sus grandes ramas,
Y el yarey y el cocotero
Sus lindas pencas enlazan
Donde el naranjo y la piña
Vierten al par su fragancia;
Donde responde sonora
A vuestros besos la caña;
Donde ostentan los cafetos
Sus flores de filigrana,
Y sus granos de rubíes
Y sus hojas de esmeraldas.
Llevadlos por esos bosques
Que jamás el sol traspasa,
Y a cuya sombra poética,
Do refrescáis vuestras alas,
Se escucha en la siesta ardiente
-Cual vago concierto de hadas
La misteriosa armonía
De árboles, pájaros, aguas,
Que en soledades secretas,
Con ignotas concordancias,
Susurran, trinan, murmuran,
Entre el silencio y la calma.
Llevadlos por esos montes,
De cuyas vírgenes faldas
Se desprenden mil arroyos
En limpias ondas de plata.
Llevadlos por los vergeles,
Llevadlos por las sabanas
En cuyo inmenso horizonte
Quiero perder mis miradas.
¡Llevadlos férvidos, puros,
Cual de mi seno se exhalan
-Aunque del labio el acento
A formularlos no alcanza,
Desde la punta Maisí
Hasta la orilla del Mantua;
Desde el pico de Tarquino
A las costas de Guanaja!
Doquier los oiga ese cielo,
Al que otro ninguno iguala,
Y a cuya luz, de mi mente
Revivir siento la llama:
Doquier los oiga esta tierra
De juventud coronada,
Y a la que el sol de los trópicos
Con rayos de amor abrasa:
Doquier los hijos de Cuba
La voz oigan de esta hermana,
Que vuelve al seno materno
-Después de ausencia tan larga
Con el semblante marchito
Por el tiempo y la desgracia,
Mas de gozo henchido el pecho,
De entusiasmo ardiendo el alma.
Pero ¡ah! decidles que en vano
Sus ecos le pido a mi arpa;
Pues sólo del corazón
Los gritos de amor se arrancan.
Y nada más por hoy.
Saludos y ánimo, sobre todo para los valencianos y castellano manchegos, cuya tragedia no olvidamos.