Comienza una nueva semana de preparación. Se van sucediendo las noticias sobre las convocatorias de oposiciones y son positivas porque son muchas las comunidades que van a convocar y con una oferta aceptable si contamos con que se da después de un proceso de asimilación de interinos. Hoy es lunes y por eso es el día en que publicamos la solución de nuestro acertijo, el amable ¡Ponte a prueba!, con el que desde 2015 acompañamos a esas valiosas e imprescindibles personas que preparan la prueba de comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Decíamos el viernes pasado que este texto era interesante porque se podría armar un buen comentario indicando razonadamente los rasgos temáticos y formales de forma que pudiésemos caracterizar el género, el movimiento literario y la época. Ya acertar con obra y autor era más complicado. No se trataba de un texto fácil y la verdad es que la respuesta de nuestras seguidoras ha sido espectacular. Ojalá caiga un texto así en el examen, porque han demostrado que podrían encararlo con completa garantía, lo cual me llena de alegría.
Y así Cris AlRío, Maria Pilar Carbonero Muñoz y Eva López Santuy, basándose en sus rasgos formales, señalan acertadamente la época y el movimiento literario. Lydía P García, Sara Lorenzo, Amaya G. Arregui, Julia Pérez Pérez y Sara Piélagos Martín han reconocido el estilo de su autor. San BG señala acertadamente la obra. Y Lidia Parra González da cuenta de las alusiones al otoño (las pistas a las que me refería el viernes) y señala incluso el género (algo siempre fundamental) de la obra. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataba del final de El otoño del patriarca de Gabriel García Márquez (1927-2014), obra que podemos encuadrar dentro del género de las novelas de dictadores que inició Valle Inclán con Tirano Banderas. El texto evidenciaba los rasgos que tan acertadamente han visto nuestras participantes: el experimentalismo propio de aquella época y ese estilo inconfundible de su autor.
Y nada más por hoy. Nuestro recuerdo a las víctimas de la tragedia valenciana. Feliz semana de trabajo. Saludos y ánimo. ¡A por la plaza!
[…] pero aprendió a vivir con esas y con todas las miserias de la gloria a medida que descubría en el transcurso de sus años incontables que la mentira es más cómoda que la duda, más útil que el amor, más perdurable que la verdad, había llegado sin asombro a la ficción de ignominia de mandar sin poder, de ser exaltado sin gloria y de ser obedecido sin autoridad cuando se convenció en el reguero de hojas amarillas de su otoño que nunca había de ser el dueño de todo su poder, que estaba condenado a no conocer la vida sino por el revés, condenado a descifrar las costuras y a corregir los hilos de la trama y los nudos de la urdimbre del gobelino de ilusiones de la realidad sin sospechar ni siquiera demasiado tarde que la única vida vivible era la de mostrar, la que nosotros veíamos de este lado que no era el suyo mi general, este lado de pobres donde estaba el reguero de hojas amarillas de nuestros incontables años de infortunio y nuestros instantes inasibles de felicidad, donde el amor estaba contaminado por los gérmenes de la muerte pero era todo el amor mi general, donde usted mismo era apenas una visión incierta de unos ojos de lástima a través de los visillos polvorientos de la ventanilla de un tren, era apenas el temblor de unos labios taciturnos, el adiós fugitivo de un guante de raso de la mano de nadie de un anciano sin destino que nunca supimos quién fue, ni cómo fue, ni si fue apenas un infundio de la imaginación, un tirano de burlas que nunca supo dónde estaba el revés y dónde estaba el derecho de esta vida que amábamos con una pasión insaciable que usted no se atrevió ni siquiera a imaginar por miedo de saber lo que nosotros sabíamos de sobra que era ardua y efímera pero que no había otra, general, porque nosotros sabíamos quiénes éramos mientras él se quedó sin saberlo para siempre con el dulce silbido de su potra de muerto viejo tronchado de raíz por el trancazo de la muerte, volando entre el rumor oscuro de las últimas hojas heladas de su otoño hacia la patria de tinieblas de la verdad del olvido, agarrado de miedo a los trapos de hilachas podridas del balandrán de la muerte y ajeno a los clamores de las muchedumbres frenéticas que se echaban a las calles cantando los himnos de júbilo de la noticia jubilosa de su muerte y ajeno para siempre jamás a las músicas de liberación y los cohetes de gozo y las campanas de gloria que anunciaron al mundo la buena nueva de que el tiempo incontable de la eternidad había por fin terminado.