Todos sabemos lo complicado que está siendo el proceso de oposiciones de Lengua en 2023. Y de ahí el enorme valor de quienes han obtenido la plaza en estas circunstancias. Durante este año, Irene ha sido extraordinaria. Desde el principio, por su dominio del español, por sus conocimientos y lecturas, supe que era una candidata a la plaza. Además, ha sido capaz de gestionar su tiempo de forma magnífica realizando el Curso Total con gran brillantez, solucionando sus tareas de forma notable desde el primer comentario. Además es una persona cordial, creativa y realista, por lo que su programación era también magnífica. Tal es así que las notas obtenidas en su tribunal lo certifican: 9,88 en el tema, 8,3 en el comentario y ¡un 10 en la programación! Se trata, por tanto, de una plaza merecidísima. Nosotros nos alegramos muchísimo por ella y también por el sistema educativo de la Comunidad Valenciana, que pasa a contar de forma definitiva con un activo impagable: Irene Soler Porta. ¡Enhorabuena!
Mi vocación siempre fue ser profesora de Lengua Castellana y Literatura
Mi nombre es Irene y, como muchos que estamos en este proceso, siempre he tenido clara mi vocación: ser profesora de Lengua Castellana y Literatura. Desde muy pronto supe que lo mío eran las palabras y su poder literario y que la docencia era mi canalización para expandir esa pasión. Por eso, cuando terminé el máster de formación del profesorado, no lo dudé: me lancé de lleno al aula como interina. Quería aprender desde dentro, sentir el pulso real del trabajo docente, saber a qué me enfrentaba y, por supuesto, seguir formándome para alcanzar el objetivo final: una plaza.
Las oposiciones de Lengua 2023: segunda de mi tribunal, pero sin plaza…
Mi primer intento fue en el proceso de estabilización en 2023 en la Comunidad Valenciana. Me lo tomé muy en serio, trabajé muchísimo y, aunque no fue un camino fácil, acabé contenta con el resultado: quedé segunda de mi tribunal. Sin embargo, como tantas personas nuevas en el sistema, me encontré con el muro de los méritos. La plaza se escapó por muy poco. Fue un golpe duro, porque sentía que había dado lo mejor de mí, pero también comprendí que en este tipo de procesos hay factores que no dependen solo de nuestro esfuerzo.
Un respiro activo en 2024
Tras esa experiencia, decidí tomarme un pequeño respiro activo. Me matriculé en un segundo máster, con el objetivo de sumar puntos, pero también de recargar energías antes de enfrentarme a una nueva convocatoria. A veces, parar de forma estratégica permite volver con más fuerza y claridad. Ese año me sirvió justo para eso: reafirmar mi compromiso con la docencia, seguir formándome y volver a conectar con el estudio desde otro lugar.
La disciplina y la organización de 2025 han sido claves en el camino a la plaza en las oposiciones de Lengua
Y así llegamos a 2025. Este ha sido, por fin, mi año. El año en que la plaza ha llegado. No puedo decir que haya sido un camino sencillo. Durante todo este tiempo no he dejado de trabajar como profesora y compaginar el día a día del aula con la preparación de la oposición ha sido un auténtico reto. Cada hueco libre se convertía en tiempo de estudio, cada momento robado al descanso era una oportunidad para repasar o avanzar. Sin duda, lo más difícil ha sido no poder desconectar nunca del todo, vivir con esa sensación de “deber pendiente” que nos acompaña a lo largo de todo el proceso.
Todos los apoyos son fundamentales para alcanzar la plaza en las oposiciones de Lengua
Por eso creo que es fundamental apoyarse en compañeros que están en el mismo barco. Tener cerca a personas que te entienden, que comparten miedos y objetivos, es un gran alivio emocional. También ha sido clave contar con un preparador accesible y comprometido como Eduardo. Su acompañamiento ha sido constante, humano y realista. No se trataba solo de corregir comentarios o enviar materiales, sino de entender que, detrás de cada entrega, hay un esfuerzo enorme y una persona que necesita también saber cuándo parar, cuándo descansar, cuándo confiar.
El apoyo de Opolengua
Durante este tiempo, he tenido que enfrentarme a inseguridades que arrastraba de intentos anteriores. Sabía que mi preparación era buena, que esta vez estaba dando todo lo que podía, pero aún así el “¿y si…?” siempre estaba ahí. En ese sentido, Opolengua ha sido una herramienta muy valiosa para consolidar mis conocimientos. Los temas tienen una estructura clara, un discurrir que facilita la comprensión y la memorización, y las correcciones de los comentarios literarios son pormenorizadas y muy útiles. En mi caso, me han permitido detectar errores recurrentes, ajustar mejor mis análisis y sentirme más segura en la prueba práctica. A las pruebas me remito: primera de mi tribunal en las dos fases (teórico y práctico + defensa de programación y situación de aprendizaje).
La satisfacción de ver que todo el esfuerzo ha merecido la pena
La oposición, lo sabemos, no siempre es un proceso justo. Hay muchos elementos en juego: experiencia previa, méritos, suerte incluso. Ser joven (yo tengo 26) y llevar poco tiempo en el sistema a veces complica aún más las cosas. Pero no es imposible. Es duro, sí, pero si uno proyecta su objetivo y se compromete con él, con inteligencia, constancia y el apoyo adecuado, se puede lograr. En mi caso, ha supuesto muchos sacrificios, pocas horas de sueño, menos tiempo para mí, pero también una enorme satisfacción al ver que todo ese esfuerzo ha merecido la pena.
Acompañar a nuestros alumnos en su descubrimiento del mundo es un privilegio
Porque, al final, todo esto lo hacemos por una razón muy sencilla y poderosa: queremos ser docentes. Queremos acompañar a nuestros alumnos en su descubrimiento del mundo a través de las palabras. Y eso, con todo lo difícil que tiene el proceso, sigue siendo un privilegio.