Todos sabemos lo difícil que ha sido sacar plaza este año en las oposiciones de Lengua en Madrid. Nosotros hemos preparado unas cuantas personas que lo han conseguido a pesar de los pesares. Y Luis es una de ellas. Para mí ha sido una enorme satisfacción que lo haya conseguido.
¿Cómo es Luis?
De Luis puedo decir muchas cosas, porque lo conozco bastante bien, pues he tenido mucho contacto con él en los últimos años.
Supe de Luis hace ya dos años. Él quería preparar las oposiciones de Lengua y estaba buscando ayuda para encarar su travesía personal. Nos pusimos de acuerdo y acabó realizando el Curso Oro, que es nuestro curso más completo y con más tareas. En diciembre de 2024 nos conocimos personalmente, pues vino a la presentación en Madrid de mi novela El espíritu de la frontera, ya que él me había ayudado a publicarla, dándome además diferentes juicios sobre la misma que me resultaron muy útiles al realizar la versión final. En estos dos años, por tanto, hemos tenido tiempo de muchas cosas, de intercambiar miles de correos, bastantes llamadas telefónicas y hacer una amistad que, Dios lo quiera, dure toda la vida.
Hay otras tres cosas que aún no he dicho, pero que son palpables en este artículo. Es muy generoso (y de ahí sus halagos a nuestro trabajo), tiene talento literario (como puede verse en su escrito) y le gusta pasar inadvertido (y por eso no quiere. poner su apellido).
Yo quiero ser como el genio de la lámpara de Aladino
La verdad es que, como digo a los opositores cuando contratan el curso, yo soy como el genio de la lámpara de Aladino. Tal y como decía Amaya en su testimonio del otro día, si se me pone un correo o se me hace una llamada, quiero estar siempre. Aparezco e intento ayudar a resolver el problema o las dudas. Y me gustan los opositores rigurosos y meticulosas que plantean de forma abierta sus dudas. Una duda que resuelve el propio opositor por sí mismo puede ser un acierto, pero también puede resultar un error. Una duda compartida tiene más posibilidades de convertirse en un momento de crecimiento en la preparación. Y como digo yo siempre, la segunda persona más interesada en que un opositor obtenga la plaza soy yo.
Yo soy un preparador de Lengua completamente profesionalizado
Yo no soy un diletante que mantiene la plaza en el instituto y en sus ratos libres se dedica a preparar para redondear sus ingresos mensuales. No. Nunca me lo planteé así. Yo estoy absolutamente profesionalizado. Me gusta cómo vivo y me gusta mucho lo que hago. Y solo hay una manera de garantizarme esta forma de vida. Y es que los opositores saquen la plaza. Igual que a un delantero centro le avalan sus goles, a mí me avalan el número de personas que obtienen la plaza en las oposiciones de Lengua. Gracias a Dios desde 1999 han sido centenares y desde hace ya años, sus éxitos me permiten estar en excedencia completa.
Una plaza muy azarosa
La plaza de Luis ha resultado, como muchas otras este año, muy azarosa. El cambio en los ejercicios y la rigidez de su plantilla de evaluación (no me gusta llamarla rúbrica) llevó a una tasa de suspensos elevadísima en Madrid, que la ponía en las mismas condiciones de 2016, cuando se dio una circunstancia similar. Luis había hecho un tema soberbio, pero no había contestado a algunas de las preguntas del práctico pues eran a todo o nada y prefirió concentrarse en otras. La escabechina llevó a los tribunales (tal y como anunciamos en nuestra entrada de aquellos días) a ser más ecuánimes en las reclamaciones y Luis consiguió aprobar. Fue una de las mejores noticias de este año para mí.
La plaza de Luis es una gran noticia para todos
Y lo fue porque Luis es una persona muy meticulosa y exigente, que siempre quiere llegar al fondo de las cuestiones y resolverlas acertadamente. De ahí que haya realizado todas las tareas del Curso Oro (y no es fácil porque es un curso muy denso).
Y lo fue porque yo sabía que su programación era magnífica y estaba llena de grandes hallazgos. Luis es una persona inteligente, muy creativa y con una gran capacidad para conectar con lo que le resulta atractivo a un adolescente. Su creación era rigurosa y tradicional en cuanto a sus contenidos, pero era a la vez era muy novedosa y original, con un gran equilibrio entre las nuevas tecnologías aplicadas con gran sentido común y el amor por la literatura. Tenía todas las unidades del curso completamente desarrolladas sesión a sesión. Yo estaba convencido de que, si llegaba a la encerrona, la plaza era segura. Y así fue.
Por todas estas razones, estoy encantado de que haya obtenido la plaza. Pero queda una más: estoy convencido de que la Comunidad de Madrid ha ganado un activo inmejorable para alumbrar sus aulas, por lo que nos tenemos que dar la enhorabuena todos nosotros.
Mil doscientos emails
Lo miré justo ayer y esos eran los emails que me había contestado Eduardo (mi preparador en Opolengua.com) en estos dos años y medio:
Mil doscientos emails.
Tal cual.
Decidí preparar las oposiciones de Lengua porque necesitaba un cambio
Verás, yo no soy precisamente joven, pero decidí opositar porque necesitaba un cambio.
Necesitaba estabilidad laboral: muchos años sacando adelante una pyme y otros tantos trabajando por cuenta ajena en empresas privadas.
Necesitaba recuperar el contacto con el mundo: muchos años, también, trabajando en casa.
Necesitaba volver a estudiar.
Elegí esto (la docencia, Lengua y Literatura) porque era algo que siempre me había interesado. De hecho, cuando terminé la carrera fue uno de esos matchpoints de la vida: opositar a profesor o trabajar. (Ya te puedes imaginar lo que pasó.)
Contraté el Curso Total y luego me pasé al Oro
Así que me puse a buscar preparador porque tenía claro que iba a necesitar uno. Vi la web de Eduardo y ni siquiera me hizo falta llamarle. Unos cuantos emails y estaba dentro.
Primero contraté el Curso Total porque había estudiado unos años Filología en la UNED y pensaba que con eso me valdría, pero enseguida comprobé que necesitaba el curso completo de dos años (el Oro). Eduardo fue muy flexible y me facilitó mucho el cambio (llevaba ya unos meses con el otro).
Cómo ha sido mi vida mientras preparaba las oposiciones de Lengua
Por supuesto, nunca dejé mi trabajo. No podía.
Me levantaba a las seis y leía una hora, antes de trabajar. Luego me ponía otra vez a las cuatro, después de comer, y estaba toda la tarde. Entre semana iba ganando temas y el fin de semana hacía las tareas de la plataforma. Descansaba el sábado.
Y así dos años y medio. (En la foto puedes ver mi rincón de estudiar.)
Las oposiciones de Lengua son, sobre todo, ir superando dificultades
Eduardo me dijo un día que la oposición, sobre todo, es ir superando dificultades y es totalmente cierto.
La primera fue memorizar el primer tema.
La segunda fue escribirlo, a mano, en dos horas, después de siglos sin escribir a mano.
Luego vino el comentario lingüístico (todo eso ha cambiado mucho desde que yo estudiaba).
Los repasos, una de mis mayores pesadillas.
La programación (no tengo experiencia docente y para mí todo eso era furby).
En la última Navidad lo pasé fatal con la primera unidad didáctica.
Y luego, en los meses siguientes, con el agujero de tiempo que supone hacer el resto de las unidades (el semestre final ya no tenía día libre).
El último bache fue preparar la exposición oral: lo que iba a decir y cómo decirlo.
Llegué al examen con treinta y cinco temas y todas las tareas del Curso Oro hechas
En fin, llegué al examen con treinta y cinco temas, todos los comentarios y las lecturas del curso hechos, la programación terminada y diez unidades didácticas listas, y la exposición oral preparada.
En el tema saqué la mejor nota de mi tribunal
Me salió tema (de hecho, me salieron tres de los cuatro) y lo clavé. Fui número uno de mi tribunal.
¿Y qué ocurrió en el práctico?
Pero el práctico… Ay, el práctico.
Lo cambiaron totalmente con respecto a lo que yo había preparado (y a lo que llevaban haciendo años) y fue un desastre.
Tres cuartos de mi tribunal ni siquiera llegó al dos y en los otros tribunales se decía que no estaba aprobando ni el diez por ciento.
Yo saqué un 2,78 y, con la media del tema, no llegaba al cinco por muy poco.
Estaba suspenso. Pero, como les dije a los míos, aún no estaba muerto: reclamé.
Fueron veinticuatro horas muy duras. En la revisión me subieron algunas décimas y llegué al cinco pelado.
¡Seguía adelante!
Saqué buena nota en el oral y obtuve la plaza en las oposiciones de Lengua
La exposición oral se me dio bastante bien, saqué muy buena nota y aprobé la oposición, que era mi objetivo principal. Ayer vi que además tengo plaza, así que mejor, imposible.
¿La sensación que me queda del examen después de lo vivido?
Pues de algo muy azaroso.
La preparación es fundamental, claro, pero la otra mitad es suerte o, mejor dicho, no tener mala suerte: con el tribunal, con los temas, con la convocatoria…
Y de Eduardo…
No sé ni por dónde empezar.
Quizá lo que mejor define todo el asunto es que él está más enchufado que tú, trabaja más que tú, se deja la piel más que tú… y, claro, ¡cómo no vas a seguirle si el más interesado eres tú!
Yo le escribía un email un martes de febrero a las seis y trece de la mañana con una duda sobre las quintillas y él me lo contestaba a las seis y cuarenta y cinco. O le preguntaba el domingo a las cuatro y media de la tarde y a las siete ya tenía la respuesta.
Cuando la cosa se puso fea (un par de veces) me llamó por teléfono para animarme.
Y del Curso Oro
Pues el curso es una maravilla.
Y sé de lo que hablo porque me he visto todos los videos del temario, los de la didáctica, los de las tareas, he hecho todas las guías de lectura, todos los comentarios…
TODO.
El curso es un prodigio de practicidad, optimización, rigor, inspiración y, lo más importante, amor.
¿Qué es obtener la plaza en las oposiciones de Lengua?
Me acuerdo hace dos años, cuando yo leía testimonios como este de los que habían aprobado y pensaba: “¿Estaré yo ahí alguna vez?”.
Bueno, pues sí, aquí estoy, mil doscientos emails después.
Y es una sensación maravillosa.
Luis