Ya finalizan las oposiciones 2015 en todas las comunidades convocantes. En ellas decenas de personas han obtenido la plaza, centenares han aprobado sin plaza y otros tantos han suspendido.
Los que han obtenido plaza no necesitan ya de este blog ni de mis palabras: el premio final ya lo han obtenido. Ahora es a ellos a quienes hay que exigirles que cumplan con generosidad y justicia con sus obligaciones de funcionario, que consisten, ni más ni menos, que en garantizar el derecho a la educación de todos los españoles sin distinciones de clases, sexos o relgiones y por ello garantizar el futuro de nuestra nación.
Los que han aprobado y no han obtenido plaza sí necesitan una explicación que les haga comprender cómo siendo el número 1 o el 2 del tribunal, sin embargo no han obtenido plaza. Y la razón está, como sabemos, en los méritos y más concretamente en la antigüedad, que supone el 50% de los mismos y que se ha puntuado a un punto por año de antigüedad en el servicio, por lo que el interino con cinco años de antigüedad alcanza el tope al que se puede llegar.
Lamento tener que dar ahora una compleja explicación matemática, pero es imprescindible para que cada uno comprenda en que sistema de acceso se encuentra, disfruta o sufre. Es importante porque todos tenemos derecho a saber cómo funcionan las cosas.
Como sabemos, el Real Decreto de Acceso en vigor (RD 276/2007) marca en su artículo 25 que al obtener la nota final de la oposición, las calificaciones obtenidas en las pruebas (fase de oposición) han de ponderarse al 66,6% y los méritos (fase de concurso) ponderarse al 33,3%. Esto se consigue multiplicando la nota de oposición por 0,66666 y la de méritos por 0,33333. Pues bien, al realizar esta operación, el interino de cinco años de antigüedad (suponiendo que en cursos y formación académica esté empatado con el libre, lo que no suele ser cierto porque suele tener más cursos hechos) saca al menos 5 puntos por 0,3333; es decir, saca una ventaja de 1,66666 puntos al libre. ¿Qué quiere esto decir? Pues que el libre, para enjugar esta distancia, tiene que obtener esos puntos de más en la parte de oposición; es decir, en las pruebas. Y para obtener ese 1,666666 deberemos dividir este número entre 0,6666 lo que da igual a 2,52525252. Es decir, para poder ganar a un interino de cinco años de antigüedad, el opositor sin antigüedad necesita obtener 2,52525252 puntos más en las pruebas, lo cual, como todos sabemos es extraordinariamente difícil. Es más, en cuanto un interino alcance la nota media de 7,48 en sus pruebas, es imposible que ningún opositor libre le pueda arrebatar la plaza.
Luego por lógica, si las notas de los tribunales son altas, es imposible que los no interinos obtengan la plaza. Esto es así.
Podemos estar en contra o a favor de este sistema. Mi humilde opinión es que este sistema debería ser modificado para primar por encima de la antigüedad la capacidad y el sacrificio, que creo que son los méritos que harán que nuestros alumnos (no lo olvidemos, el usuario del sistema es el alumno y en su beneficio deben ser articuladas las mejoras) mejoren y con ello garanticen el futuro de la nación.
Pero lo innegable es que el sistema es así. Yo lo sufrí durante cinco años desde 1993 hasta 1998, obteniendo las mejores calificaciones en los tribunales pero sin obtener plaza, así que sé de lo que hablo y comprendo perfectamente a esas centenares de personas que se quedan con cara de tonto mirando las listas con buenas notas y sin plaza.
Por otro lado, está la falta de profesionalidad de los tribunales (que es producto de que mucha gente cuyo único mérito era la antigüedad) forme parte de nuestro cuerpo de funcionarios y sin tener idea se ponga a evaluar a gente (los opositores) que saben más que ellos mismos. Eso es lo que produce las injusticias (que siempre las hay) en las notas.
¿Qué nos queda? Pues lo que me quedó a mí. Comprender por qué ocurren las cosas, apretar los dientes, esperar que haya un cambio en el decreto de acceso que prime la objetividad y la capacidad sobre lo que hay ahora (un sistema con muchas fallas de objetividad y desigualdad real) y estudiar.
Es preciso plantearse la obtención de la plaza en dos fases. Primero, sacar buena nota para trabajar e ir acumulando puntos. Y cuando ya tengamos puntos acumulados, acceder a la plaza. Es ese el camino normal, desgraciada o afortunadamente.
Y digo que puede ser afortunadamente porque ese camino nos obliga a estudiar cinco años y eso redundará en nuestro crecimiento como personas. Después de tanto sacrificio seremos otros: más fuertes y más sabios. Así es cómo me plantee la oposición y así es como creo que hay que planteársela. Así que quienes han obtenido buena nota y van a trabajar deben estar contentos porque ya han metido un pie y luego meterán el otro.
Tenemos derecho a la pelea y a nuestro futuro. No podemos dejar que una mala ley y una mala práctica en los tribunales derrumben nuestros sueños. Yo y muchas personas que conoceréis os dirán lo mismo. No dejes de estudiar ni te desanimes. La carrera hacia las sigueinters oposiciones ha comenzado ya. Cuanto antes te sitúes en la carrera, más fácil será llegar al objetivo. El que la sigue la consigue. Resistir es vencer. Hay que prepararse para nuestro día, que indefectiblemente llegará.
Y en ese camino, ya sabéis donde estaré siempre.
Saludos y ánimo.