Pues el texto que planteamos el otro día como acertijo correspondía a la Octava rima de Juan Boscán de Almogaver, (1487-1542). Nacido en Barcelona y excelente escritor y traductor en español, tiene el honor de ser el introductor consciente de la lírica italianizante en España. Parece ser que este gran hombre no escribió ni habló el español como una imposición de nadie ni lo consideró jamás una lengua extranjera, sino la lengua propia y común de todos los españoles.
Como rasgos característicos del texto del otro día podríamos señalar el uso de la estrofa (octava real), pues como indica Navarro Tomás fue Juan Boscán quien introduce esta estrofa italiana (ya utilizada por Boccaccio y Ariosto) en España. Luego la empleará Garcilaso en su Egloga II. La Octava rima se compone de 100 octavas reales (un número perfecto), Y es tan perfecto como su temática, pues en ella desarrolla el Imperio del amor explicando la filosofía neoplatónica como bien mostraba el fragmento elegido en la entrada anterior.
Haréys,en fin, si amáys como yo espero,
lo que hazen cuantas cosas son criadas,
todas siguiendo amor por fin primero,
siempre en amar se hallan levantadas.
Las piedras aman su reposo entero,
y al centro, por Amor, son inclinadas;
las plantas ningún fruto llevarían
si en sus tiempos amar no pretendían.
Los otros animales veys que amando
siguen también su natural passión:
la leona al león va desseando,
y entrambos por amor conformes son.
En fin, todos d’amar biven gozando,
por un instinto y natural razón;
amá, señoras, pues, si no queréys
ser al revés de cuantas cosas veys.
El eternal y universal maestro,
cuando las cosas fabricó y compuso,
en todas, por el bien y plazer nuestro,
un principio de fuego d’amor puso.
Por esta razón, pues, que agora os muestro,
lo natural también vuestro os dispuso
a tener d’aquel fuego la simiente
que está en el coraçón naturalmente.