La gestión de la angustia. La revisión del plan de estudio.

La gestión de la angustia. La revisión del plan de estudio.

DSC_0614

 

 

 

 

 

Estos días a muchos de nuestros opositores les asaltan las dudas y la angustia. Los temas, la programación, los comentarios… ¡No hay tiempo! Nos acostamos por la noche con la sensación de que quedan mil cosas por hacer, de que las tareas se amontonan, de que no damos abasto, de que la oposición es un monstruo ciego que camina sin cesar arrastrándonos y que puede con nosotros. Y todavía quedan ocho largos meses… ¡Esto es una tortura!

¿Y cómo ayudar en estos momentos de ansiedad y angustia?

Cuando las emociones nos dominan, nada mejor, igual que en la genial película de Disney Del revés, que iluminarnos con el Tren del Pensamiento. Y aquí llega ese Tren.

Lo primero es comprender que los planes siempre deben ser revisados. Nunca cumplimos con ellos, y si cumplimos, malo, porque eso quiere decir que pecamos de falta de ambición. Así pues no cumplir con los planes es normal, natural y bueno. Sobre todo con el primer plan, que solemos hacer desde la inexperiencia y que por ello, suele ser pura ambición e ilusión. ¡Lo hicimos cuando no sabíamos a ciencia cierta lo que se nos venía encima! ¿Cómo no equivocarnos? Es como el primer tiro de un artillero en una batalla. Sirve para calibrar mejor el siguiente.

Porque hasta los más expertos (yo llevo casi treinta años funcionando con planes personales de aplicación personal) nos equivocamos. Mejor dicho, no nos equivocamos: seguimos siendo ambiciosos para sacar de nosotros lo mejor de nosotros mismos. Eso quiere decir que el buen plan casi nunca debe cumplirse. Está para indicarnos el norte, como una brújula. Y eso quiere decir que estaremos permanentemente frustrados. Así pues hay que asumir una cierta dosis de frustración que sirva para lanzarnos, para estirarnos hacia delante. Esa frustración es nuestro combustible. El impulso que hará que llevemos al final más temas y alcancemos más objetivos que nuestros adversarios.

Pero además, hay que equilibrar esa frustración necesaria y bendita con la alegría, la confianza y la fe. ¿Y cómo conseguirlo? El Tren del Pensamiento también nos da la solución. No pongamos el foco en lo que nos queda por hacer sino en lo que hemos conseguido. Seguro que en este mes largo de trabajo hemos alcanzado logros importantes. La oposición (y todo en la vida) es como entrar en un cuarto oscuro. Conforme se va acostumbrando nuestra vista, somos capaces de distinguir sombras en la oscuridad,  primero en sus contornos y luego cada vez con más nitidez. Seguro que en este tiempo hemos aprendido las bases del comentario y la programación y ya dominamos el método de estudio y algunos temas. ¡Eso ya es nuestro! Alegrémonos porque tenemos bases firmes, Alegrémonos porque muchos adversarios no tienen lo que nosotros tenemos. Esa fe nos impulsa hacia delante.

La frustración solo la siente aquel que se esfuerza y planifica. El otro duerme en la complacencia de la ignorancia.

Bendita frustración y bendita angustia porque sobre ella se asienta el éxito. Siempre y cuando comprendamos que hay que saber gestionarla y no verse desbordados por ella. Siempre debemos pensar que esto en una lucha contra otras personas y la inmensa mayoría está peor.

Así pues, reaccionemos y retoquemos nuestros planes una y otra vez para que sean la cuerda del arco. Seamos nosotros la flecha. Hagamos que la oscuridad acabe siendo luz con nuestro esfuerzo. No hay mayor orgullo en la vida que ese. Creedme que quien lo consigue aprende una lección que no olvidará nunca y le pondrá en una dimensión a la del resto de las personas.

Ser un opositor consciente es crecer como ser humano.

Un abrazo para todos los que se angustian porque de ellos salen los triunfadores.