Efectivamente, tal y como ha señalado Paula Martínez García, nuestro texto era un poema amorosode cancionero del siglo XV y tal y como ha indicado Deborah Mendoza Lozano, el autor era Juan del Encina (1468-1529). Se trata de un zejel muy particular pues su estribillo es de tres versos en vez de dos (que es lo común). Pero es un zejel pues tiene sus partes típicas (un estribillo y una mudanza con tres versos en rima continua con un verso de vuelta que en este caso repite los versos del estribillo). Es similar al famosísimo «Tres morillas me enamoran…» ¡Enhorabuena a las acertantes!
No te tardes que me muero,
carcelero,
no te tardes que me muero.
Apressura tu venida
porque no pierda la vida,
que la fe no esta perdida:
carcelero,
no te tardes que me muero.
Bien sabes que la tardança
trae gran desconfiança;
ven y cumple mi esperança:
carcelero,
no te tardes que me muero.
Sacame d’esta cadena,
que recibo muy gran pena
pues tu tardar me condena:
carcelero,
no te tardes que me muero.
La primer vez que me viste,
sin te vencer me venciste;
sueltame pues me prendiste:
carcelero,
no te tardes que me muero.
La llave para soltarme
ha de ser galardonarme,
proponiendo no olvidarme:
carcelero,
no te tardes que me muero.
Y siempre cuando bivieres
hare lo que tu quisieres
si merced hazerme quieres:
carcelero,
no te tardes que me muero.