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Rubén Castaño (Andalucía) Un gran papá obtiene su plaza de Lengua

Rubén y su plaza de Lengua. Opolengua.

Un testimonio dedicado a las mamás y a los papás

Este testimonio no va dirigido a todo el mundo pero todo el mundo es libre de leerlo. Quiero dedicarte este testimonio a ti, mamá que debes dejar a tus corazones en casa y pegarte 200 km al día para ir a trabajar y volver cansada pero sin posibilidades de descansar. También te lo dedico a ti, papá que siempre te sientes culpable porque sientes que te estas perdiendo los mejores años. Hay esperanza, siempre hay esperanza. 

Solo podía ver a mi hijo los fines de semana

Cuando suspendí las oposiciones de Lengua en 2023 ( mis terceras oposiciones suspensas en la primera prueba) con un siempre irritante “cuatro con noventa y…”, sentí que ya no podía soportarlo más. Un hijo al que solo había visto los fines de semana porque tenía que trabajar a 300 km de casa y otro en camino que sufriría, posiblemente, la misma ausencia. Me sentía morir. Todo esa situación me hacía sentir el peor padre del mundo. 

Necesitaba un capitán y contacté con mi preparador de Lengua

Fue en ese momento de extrema desesperación cuando me di cuenta de que necesitaba un capitán, un guía, un Virgilio que me guiara por el infierno que representan las oposiciones cuando llevas a tu familia a la espalda. Fue entonces cuando contacté con Eduardo, él me dio un método, mi familia me dio una razón para seguir luchando. 

Por favor, papá, duerme conmigo

Las oposiciones son, para la mayoría de nosotros, los interinos con hijos, una carrera de fondo en la que competimos con otros corredores pero con 20 kg más encima, porque no hay repaso que valga a la una de la madrugada cuando tu hijo, al que nos has visto en toda la semana, te dice: <<por favor, papá, duerme conmigo>>. 

Método de estudio de Opolengua: de mi mente salía un torrente de palabras

Como decía, gracias al método Opolengua encontré un vehículo para canalizar mi punto fuerte, la memorística. Al principio fue difícil memorizar ese enorme volumen de palabras, más si cabe cuando solo dispones de momentos dispersos a lo largo del día para estudiar (generalmente cuando los niños se habían dormido o se los había dejado a mi mujer o a familiares). Sin embargo, tras el primer examen descubrí el potencial del método de Eduardo, literalmente de mi mente salía un torrente de palabras que mi mano era incapaz de fijar por escrito. Fue entonces cuando comprendí que a pesar de todas las dificultades inherentes a las responsabilidades familiares, laborales y personales podía hacer un buen ejercicio de oposiciones. 

El nacimiento del segundo hijo: las oposiciones se pusieron aún más cuesta arriba

Tras el nacimiento de mi segundo hijo, las oposiciones de 2024 se pusieron aún más cuesta arriba. A pesar de disfrutar de mi baja por paternidad, debía estudiar las oposiciones de Lengua con mi pequeño en una mochila portabebés. A veces de pie, a veces sentado, a veces acostado, pero siempre con las interrupciones que las obligaciones de cuidar a un bebé conllevan. Cuando constaté que no podía seguir el calendario de estudio que se requería para estudiar unas oposiciones, pensé en tirar la toalla. 

¿Dejo las oposiciones de Lengua?

Además la escasa oferta de plazas (121 para 2.500 aspirantes) invitaba a abandonar y centrarse en lo realmente importante, la crianza de los hijos. Pero en el fondo de mi corazón sabía que si abandonaba condenaba a mi familia a más ausencias, más incertidumbre, más << Papá vuelve a casa, por favor>>. 

La personalización de mi preparación

Así que decidí ,con el método de Eduardo, sumar algo “más” que es fundamental en unas oposiciones y, por extensión, en cualquier ejercicio evaluativo, la personalización. Un ejercicio de oposiciones es un un proceso comercial, presentamos un producto (nosotros), que debe convencer y embaucar al consumidor ( el tribunal). Si simplemente te limitas a hacer lo mismo que todo el mundo, nunca alcanzarás la gloria. Como decía Virgilio: “Fortuna audaces iuvat” (la diosa Fortuna favorece a los valientes). 

Me sabía las cuatro mil palabras de cada tema

Este año 2024 ha sido uno de los años más difíciles de mi vida y os aseguro que no las tenía todas conmigo para conseguir la ansiada plaza porque solo tengo un trienio y algunos puntos de máster y expediente académico pero tenía claro que podía conseguirlo si me salía uno de los pocos temas que había conseguido estudiar ( 10 temas). Eran pocos pero me sabía cada coma de las 4.000 palabras que componían cada tema. 

El día D y mi decisión en las oposiciones de Lengua

Así que el día D fui al examen con una mezcla de miedo y confianza, si me salía tema podía hacer algo grande, si no, ya se vería… Efectivamente no me salió tema por las leyes de la probabilidad. Sin embargo, me negué a levantarme… Debía elegir entre dos temas que no había estudiado, pero que dominaba más o menos; el tema 44 y el tema 67; la prosa medieval o la narrativa hispanoamericana. 

Un tema 44 muy personal me dio la mejor nota teórica del tribunal y la plaza

No se me ocurrió nada interesante para hacer mi ejercicio teórico distinto con el tema 67, pero sabía que podía hacer un tema 44 muy personal si hacía lo mismo que hago en mis clases; conectar la Literatura con la realidad histórica del momento. De esta forma conseguí armar un tema interesante, ameno y muy personal a través de las influencias del Antiguo Testamento en la General Estoria, la Estoria de Espanha El conde Lucanor. Gracias a ello he conseguido la mejor nota teórica de mi tribunal y la plaza. 

Las oposiciones de Lengua son un ejercicio de resistencia

En definitiva, mamá y papá, que os sentís devastados, perdidos, agotados, hastiados, iracundos y profundamente tristes, “seguid en la brecha” como decía el Enrique V de Shakespeare, porque las oposiciones para la mayoría de nosotros son un ejercicio de resistencia y tenacidad. Y, sobre todo, confiad en la guía de un preparador como Eduardo y su método, Opolengua. Doy fe de su valía.