Aprender del pasado para aprobar las oposiciones del futuro

Aprender del pasado para aprobar las oposiciones del futuro

La mejor manera de ganar el futuro es aprender del pasado. Ya se dice que quien no aprende de la historia está condenado a repetirla, por lo que analizar lo ocurrido en 2018 es en mi opinión fundamental para conquistar la plaza en el futuro.

Las oposiciones de 2018 y sus resultados

En Opohispania y Opolengua estamos muy satisfechos con los resultados de las personas que preparamos porque decenas de ellas obtuvieron la plaza. Esto es la muestra de que el esfuerzo y la preparación de cada persona acaba dando sus resultados. Estas oposiciones están al alcance de todos y eso es una gran noticia.

Pero también, como sabemos, en las pasadas oposiciones de 2018 se dio una cifra importante de plazas desiertas; es decir, hubo especialidades concretas en las que no hubo suficientes candidatos que a juicio de los tribunales pudieran resultar aptos. Entre estas comunidades destacaron Cataluña y la Comunidad Autónoma Vasca, como las regiones con mayor tasa de plazas desiertas.

Esto desató una tormenta de críticas entre algunos de los opositores suspendidos. Yo mismo, que asistí a ver las listas de aprobados y suspensos a los tribunales de varias comunidades autónomas, pude ver cómo algunas personas intentaban recoger firmas para impugnar las oposiciones. Los sindicatos, al ver esto, se sumaron a esas voces y hablaron de “escabechina”, lo que acabó llegando a la prensa y de ahí a la sociedad. Yo hablé con muchos miembros de tribunales aquellos días preguntando qué había ocurrido y me respondieron mayoritariamente achacando los suspensos a la falta de preparación, a errores de expresión y también a una cierta inmadurez por parte de muchos opositores. Cuando les pedí el nombre a estos miembros de tribunales para que apareciera en el artículo, todos se negaron. No querían problemas.

A partir de estas informaciones, nosotros hicimos un artículo en el blog que desató cierta polémica en Facebook en el que planteábamos nuestra opinión acerca del particular, que consistía en señalar que la alta tasa de aprobados era el resultado lógico de la escasa preparación de la mayoría de los opositores y que, además, era normal que unas oposiciones fueran siempre una criba pues si se presentan 3000 personas y hay que elegir a  los cien mejores, obviamente hay que seleccionarlos de alguna forma y eso siempre querrá decir que 2900 se quedarán sin plaza. Algunas personas se sintieron ofendidas con nuestro artículo, pero lo cierto es que nosotros tenemos una responsabilidad con las personas que toman contacto con el mundo de las oposiciones y es preciso hablarles desde la sinceridad y el optimismo. Y a sabiendas de que nuestro artículo podría levantar ampollas en algunas personas y restarnos popularidad o generar incluso insultos (como desgraciadamente ocurrió), creímos que era nuestra obligación hacerlo.

Esta semana pasada el periódico El País publicó un extenso artículo tratando de las oposiciones de 2018 donde publicaba esos datos objetivos por comunidades en un interesante gráfico y luego intrepretaba esos resultados dando voz a varios miembros de tribunales (que quedaban en el anonimato) que decían haber participado en la corrección y también a algunas profesoras (que sí aparecen con nombres y apellidos) que opinan sobre la cuestión sin haber participado en el proceso.  Lo más significativo de ese artículo es que coincide con la visión que nosotros mismos habíamos obtenido de los miembros de tribunales de este verano. En este sentido, también el artículo del país habla de errores graves de expresión (utilización de giros coloquiales), mala ortografía y falta de preparación.

¿Cuáles son las causas de que hubiera  tantos  suspensos?

En las oposiciones se puede suspender, obviamente, por muchas razones. Incluso es posible hacerlo bien y suspender, porque al tribunal no le guste nuestro ejercicio. No es lo normal, pero al no ser una prueba objetiva, puede ocurrir. Pero esto no es lo mayoritario. Por norma general, las oposiciones detectan a los mejor preparados en cada tipo de prueba realizada. Estas pruebas nos pueden gustar más o menos, pero todo el mundo sabe más o menos en qué consisten y cómo prepararlas. Y en mi experiencia como opositor y preparador de casi treinta años, por norma general, las personas que tienen una buena competencia literaria y lingüística aprueban el comentario, quienes realizan bien los temas, aprueban el examen del temario y quienes se expresan bien oralmente y tienen una buena programación, aprueban la encerrona. Eso es lo normal.

La razón fundamental, como se dice en el artículo de El País, por la que las personas no aprueban las oposiciones es por prepararse menos o mucho menos de lo debido. No estudiarse bien los temas, no practicar los comentarios o hacerlos sin tener un corrector y no tener una buena programación son las causas de que esto suceda.

A esta causa central hay que añadir otra: el bajo nivel que hoy tienen las facultades de Filología. Esto me resulta muy doloroso decirlo porque yo mismo estudié esa carrera, pero como expliqué en nuestro artículo anterior, el nivel de exigencia actual es muy inferior al que se tenía hace tres décadas. Hoy es posible acabar la carrera sin poner tildes, expresándose mal en español o incluso con faltas de ortografía que sonrojarían a un alumno de primaria. Eso no quiere decir que esto sea generalizado ni mucho menos. Pero sí es posible que esto ocurra y eso hace veinte años era absolutamente impensable. Esa es la diferencia. Y esos estudiantes a los que no se les ha exigido ni en el instituto ni en la universidad se encuentran en las oposiciones con otros que, proviniendo del mismo sistema educativo, sí tienen esas competencias. Es normal que los primeros sucumban y los otros alcancen sus objetivos. Es una lástima que la secundaria y la universidad no sean más exigentes, pero la LOGSE trajo la comprehensividad al sistema y esta lo ha infectado hasta el punto de que puede llegar a darse dentro de unos años una mayoría de profesores de Lengua y literatura que no sepan ni lengua ni literatura, salvo que se modifiquen de forma radical el sistema universitario y las propias oposiciones.

¿Por qué tantos suspensos en Cataluña y Vasconia?

Hay también un dato que es importante señalar y es la alta tasa de suspensos en Vasconia y en Cataluña. Creo que la alta tasa de suspensos en estas comunidades se debe a que se llevaba en ellas mucho tiempo sin convocar oposiciones y por tanto, los correctores eran personas más mayores, básicamente nacidas en los sesenta o antes, por lo que no estaban acostumbradas ni dispuestas a transigir con opositores mal preparados y mucho menos con aquellos que ni siquiera saben español. En las otras comunidades, el virus de la falta de preparación se ha instilado poco a poco y los tribunales se limitan a bajar puntos por ortografía y en muchos casos haciendo la vista gorda para no dejar las plazas desiertas. En estas comunidades, por esta inexperiencia en tratar con “opositores nuevos”, no se ha transigido con los resultados conocidos por todos.

 

¿Cómo autoevaluar mi posición inicial de cara a las oposiciones?

 

A algunas personas que lean el artículo les puede asaltar la duda de si están bien preparadas o no. Incluso de si escriben bien en español o no. Y para todas puede resultar útil conocer cuál es su punto de partida en las oposiciones. Esto es una larguísima travesía en la que unos salen antes y otros después, pero ni mucho menos los que salen antes son los que llegan primero. Es más, como en toda travesía, lo más importante es llegar y crecer durante la misma. Yo mismo salí con retraso, tuve mil avatares y al final, llegué a puerto. Ese es el triunfo. Este es el final.

Realizaremos un sencillo cuestionario con el que cada persona puede autoevaluarse:

  • ¿Hice ESO o BUP? Tienen ventaja indiscutible quienes hicieron BUP y entre los que hicieron ESO, tienen ventaja los que la hicieron en las primeras promociones.
  • ¿Estudié en la universidad antes o después del año 2000? Cuanto más antiguo sea tu título, mejor. Pero eso no quiere decir que no se pueda ser un buen estudiante habiéndose licenciado en 2016. ¡Ni mucho menos! Solo queremos decir que el sistema es ahora menos exigente.
  • ¿He leído y discutido en la universidad el Lazarillo? Las preguntas sobre lecturas y tareas académicas nos dan un índice de la calidad de la enseñanza recibida en la universidad.
  • ¿He leído y discutido en la universidad el Quijote?
  • ¿He leído y discutido en la universidad La Regenta?
  • ¿He realizado en la universidad como tareas académicas comentarios de texto guiado y corregido por profesores?
  • ¿He realizado en la universidad como tareas académicas análisis lingüísticos guiado y corregido por profesores?
  • ¿He tenido que estudiar decenas de horas para aprobar un examen parcial? Esta pregunta incide en la capacidad de estudio y sacrificio que ya he demostrado.
  • ¿Se me señalaban faltas de ortografía y expresión en mis ejercicios del instituto y se me bajaba la nota por ello?
  • ¿Suelo emplear en mis comunicaciones por escrito (chat, whatsapp…) abreviaturas, acortamientos o incluso faltas de ortografía?

Este test hay que relativizarlo, claro. Yo mismo obtuve la plaza y cuando salí de la universidad no cumplía con todos. Es decir, tenía una buena base, pero por ejemplo, no había realizado un análisis lingüístico nunca.

¡Vamos a obtener la plaza!

Como decía antes, nuestra actitud ante las oposiciones debe ser siempre la misma: realismo y optimismo en su dosis equilibrada. Ya hemos dado la dosis de realismo y sinceridad. Ahora, con la misma sinceridad, vamos a dar la dosis de optimismo. Si hemos sido sinceros en la encuesta anterior, ya sabemos cuál es nuestro punto de partida. Y estoy seguro de que la mayoría de las personas que lean este artículo no van a tener más problema que el de prepararse y estudiar. Y eso una bendición del cielo. ¿Por qué? Pues por la sencilla razón de que la mayor parte de las personas que se presentan no se preparan. Esa es la realidad. Y eso es una magnífica noticia.

Por tanto, no temas. Estas oposiciones las aprueba todo el mundo.

La otra noticia buena es que hay otro sector muy grande de personas que tiene problemas de expresión  y eso quiere decir que no van a poder competir. Del test realizado antes podemos concluir que lo único que supone un lastre decisivo es no expresarse bien. Y eso no se arregla con facilidad. Si tú te expresas bien, está en tu mano aprobar.

Si tú estás dispuesto a estudiar decenas de horas, a leerte con aprovechamiento las obras fundamentales de la literatura y a cultivar el análisis lingüístico y el comentario de texto, estás de enhorabuena, porque te puedo garantizar, que si te expresas bien, la plaza será tuya. Esta oposición la saca todo el mundo que se la prepara y cumple con esos mínimos a los que me acabo de referir.

En el sistema educativo se necesitarán en los próximos años decenas de miles de plazas. Y una va a ser para ti a condición de que estudies y te expreses bien. Es una travesía larga, pero a la vez emocionante y segura. Y a ella te animamos y te damos la bienvenida a bordo.

¡Llegaremos a puerto!