En los últimos días me han llegado correos planteando dudas y temores acerca de lo que nos puede ocurrir el día en que realicemos el examen de las oposiciones. ¿Y si mi tema no gusta? ¿Y si no reconozco los textos? ¿Y si les parecen irreales mis actividades de la programación? Y en otras ocasiones… ¿y si tengo un pinchazo o un choque con otro coche el día D? Son dudas y temores absolutamente normales, sobre todo si es la primera vez que nos presentamos. Intentaremos calmar nuestros ánimos y para ello iremos por partes, porque como dice el axioma del método científico: “divide y vencerás” y lo haremos por orden de importancia.
La ratio de plazas es fundamental
El primer elemento que debemos manejar en unas oposiciones es la ratio de plazas. ¿Cuántas plazas hay por cada cien aspirantes? Este dato es crucial pues el número de aprobados del tribunal va a tener una relación directa con el número de plazas que puede adjudicar. Esto no es la universidad ni se le parece. Allí, el profesor hasta recibe un plus económico por aprobar gente. Aquí es escoger, elegir, ser capaz de decidir quiénes merecen las plazas convocadas. Ni una más. Eso quiere decir que cada año y cada oposición es diferente. Por ejemplo, durante los años noventa, aprobar fue muy difícil. Yo saqué la plaza en 1998 habiendo solo una plaza para cada trescientos opositores. ¿Qué quería decir eso? Que el primer ejercicio lo aprobamos doce personas de las 240 que lo hicieron. ¿Este año hay muchas plazas? Muchísimas. Eso debe ayudar a calmarnos.
La suerte con los tribunales es muy importante
Efectivamente, siempre se habla de la suerte de las bolas, pero pocas veces se habla sobre la suerte de los tribunales y, sin embargo, es una cuestión importantísima. ¿Por qué? Pues porque van a ser las personas que van a decidir sobre la idoneidad y grado de desempeño de nuestros ejercicios y cada persona evalúa (a pesar de las tablas que facilita la administración) desde su óptica personal. Lo que para una persona es una bibliografía abundante para otra es adecuada y para otra puede ser insuficiente. Lo que para una persona es una actividad motivadora, para otra persona es irrealizable… En fin, para qué seguir… Una de las próximas entradas abundará sobre la importancia de los tribunales. Lo cierto es que quienes integren nuestro tribunal es uno de los elementos importantes y desgraciadamente incontrolables de las oposiciones.
¿Quienes son nuestros oponentes?
Otra factor decisivo es cuál es el bagaje y experiencia de mis oponentes. Me explico. Cuando las oposiciones anteriores han sido de pocas plazas, hay un número importante de personas que no han obtenido la suya y se siguen preparando, con lo que podemos tener oponentes temibles, con años de estudio y experiencia laboral y en las oposiciones. Pueden llevar el temario entero y una afilada programación. Pero si en las convocatorias anteriores hubo muchas plazas, todas o casi todas esas personas la sacaron, por lo que ya no serán nuestros oponentes, lo que obviamente facilitará nuestro aprobado. En este sentido, ¿fueron generosas las oposiciones de 2016 y 2018? La respuesta es sí y mucho. Eso es algo que nos debe calmar: nuestros oponentes son como nosotros.
¿Y cómo serán evaluados mis ejercicios?
Pues en este aspecto debemos acudir al sentido común. No nos van a suspender si no ponemos barbaridades y no dejamos los ejercicios en blanco. Es decir, si nuestro tema está bien desarrollado y redactado, aprobará. A lo mejor merece un 8 y nos ponen un 6, pero no nos van a suspender. Si nuestro comentario refleja el contenido y los rasgos temáticos y formales del texto, aunque no reconozcamos obra y autor, pasaremos con toda seguridad. Y si nuestra programación es una propuesta lógica y razonada, aprobaremos. Eso es seguro. Puede que nos rebajen la nota que creemos merecer, pero aprobaremos.
La clave está en cómo son las oposiciones de este año.
2021 nos conduce a las oposiciones más extrañas de la historia. Muchísimas plazas, muchísima inexperiencia, muchísimas dificultades para prepararse… Es un cóctel explosivo que solo puede conducir a que haya muchísimos aprobados raspados o a muchas plazas desiertas. Ya en los últimos años ha sido así. Los tribunales se han quejado en la intimidad y a quien ha querido escucharles (como yo a mis compañeros de instituto que lo fueron en 2018) de que el nivel era bajísimo porque muchas personas no iban preparadas o tenían muchas dificultades para escribir en un español correcto. Esta realidad (que, desgraciadamente dolerá a algunos) debe calmarte a ti. Si tú lees y escribes bien, pasarás el corte, porque se trata de eso, de superar aunque sea raspando, las tres vallas.
No desfallezcas nunca: una plaza es para ti
Estás semanas que restan son decisivas. No bajes el pistón. No reduzcas las velas. No tengas miedo al porvenir. Son unas condiciones excelentes, pues son malas para todos y el ánimo te distinguirá de los demás. Ten fe. Pon la proa hacia tu meta y déjate impulsar por el viento. Lo vas a conseguir, aunque lleguemos exhaustos. Y si no lo conseguimos, la próxima vez no quedará ni un solo oponente bueno de esta cosecha contra nosotros y navegaremos en cabeza con mucha distancia de ventaja sobre los que se incorporen. Una plaza es para ti. Seguro. No desfallezcas jamás.
Como siempre, nuestro recuerdo a las víctimas de la pandemia y a sus familiares. Saludos y ánimo