¡Ponte a prueba! 15/2022

¡Ponte a prueba! 15/2022

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Comenzamos el curso con grandes cambios debido al anuncio de un nuevo Real Decreto de acceso a la función docente. Estos cambios inciden de forma directa en las pruebas a realizar y presumiblemente la prueba práctica en nuestra área se va a modificar. Pero hay comunidades que ya han convocado (Galicia y Baleares) y parece que la van a mantener. Esto puede dar lugar a una disputa judicial entre Gobierno central y autonómico, pero esto lo dirá el futuro.

¿Y esto afecta a nuestro reto? Pues sí, por supuesto. Nuestro interés es siempre servir de apoyo a las esforzadas y sufridas personas que preparan la oposición de Lengua Castellana y Literatura y lo que está ocurriendo con el cambio del Real Decreto es una muestra de lo dicho. Como opositores estamos expuestos a lo que nuestros jefes, los políticos, decidan. Y eso crea incertidumbre, por supuesto.

Así pues, vamos a continuar con nuestro ¡Ponte a prueba! de una forma mixta. Por un lado, apoyando a quienes sí se enfrentarán este mismo año al ejercicio práctico y por otro, incluyendo nuevos retos para quienes ahora solamente han de preparar temario y unidades. Serán nuestros seguidores con su participación quienes decidan si el reto se mantiene o no, pues si no hubiera participación querría decir que es inútil y por tanto, lo dejaríamos de publicar. De hecho, esta prueba de esta semana será un buen baremo para verlo, porque es posible incluso que por entretenimiento y placer, haya personas que aunque ya no se deban enfrentar al comentario, gusten de participar.

Por ello, en esta primera ocasión del año vamos a ser continuistas y vamos a proponer un nuevo texto, que tiene bastante relación con los momentos que vivimos y ha aparecido además en las oposiciones celebradas por última vez..

Como siempre, si no reconocemos el texto o su autoría, podemos siempre realizar un buen comentario explicando acertadamente su contenido y forma y su género, época y movimiento literario.

Como siempre, para participar debes escribir tu solución como un comentario en la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. El lunes por la tarde daremos la solución con la lista de acertantes.

Por fin, hartos de este charlar incoherente, le echaban con buenos modos, diciéndole: «D. Ramón, usted debiera ir a tomar el aire. Un paseíto por el Retiro le vendría muy bien». Salía rezongando, y en vez de seguir el saludable consejo de oxigenarse, bajaba, mal terciada la capa, y se metía en el Giro Mutuo, donde estaba Montes, o en Impuestos, donde su amigo Cucúrbitas soportaba con increíble paciencia discursos como este: «Te digo en confianza, aquí de ti para mí, que me contento con una plaza de oficial tercero: proponme al Ministro. Mira que siento en mi cabeza unas cosas muy raras, como si se me fuera el santo al cielo. Me entran ganas de decir disparates, y aun recelo que a veces se me salen de la boca. Que me den esos dos meses, o no sé; creo que pronto empezaré a tirar piedras. Ya sabes mi situación; sabes que no tengo cesantía, porque, si bien soy anterior al 45, mi primer destino no fue de Real orden; no entré en plantilla hasta el 46, gracias a D. Juan Martín Carramolino. Bien te acordarás. Tú estabas por debajo de mí; yo te enseñé a poner una minuta en regla. El 54 tú entraste en la Milicia Nacional; yo no quise, porque nunca me ha gustado la bullanga. Ahí tienes el principio de tu buena fortuna y el de mi desdicha. Gracias al morrión te plantaste de un salto en Jefe de Negociado de segunda, mientras yo me estancaba en oficial primero… Parece mentira, Francisco, que el sombrero influya tanto. Pues dicen que Pez debe su carrera nada más que al chisterómetro de alas anchas y abarquilladas que le da un aire tan solemne… Bien recuerdo que tú me decías: ‘Ramón, ponte un chaleco de buen ver, que esto ayuda; gasta cuellos altos, muy altos, muy tiesos, que te obliguen a engallar la cabeza con cierto aire de importancia’. Yo no te hice caso, y así estoy. A Basilio, desde que se encajó la levita inglesa, le empezaron a indicar para el ascenso, y a mí se me antoja que las botas chillonas del amigo Montes, dando a su personalidad un no sé qué de atrevido, insolente y qué se me da a mí, han influido para que avance tanto… Sobre todo el sombrero, el sombrero es cosa esencialísima, Francisco, y el tuyo me parece un perfecto modelo… alto de copa y con hechura de trombón, el ala muy semejante a la canaleja de un cura. Luego esas corbatas que tú te permites. Si me colocan, me pondré una igual… Conque ya sabes: oficial tercero: cualquier cosa: el quid está en firmar la nómina, en ser algo, en que cuando entre yo aquí no me parezca que hasta las paredes lloran compadeciéndome… Francisco, hormiga de esta casa, hazlo por Dios y por tus hijos, tres de los cuales tienes ya bien colocados de aspirantes con cinco mil, sin contar a Urbanito que se calza doce. Si mi mujer fuera Pez en vez de ser rana, ¡ay!, no estaría yo en seco. Parece que lo tenéis en la masa de la sangre, y cuando nacen tus nenes y sueltan el primer lloro de la vida, en vez de ponerles la teta en la boca, les ponen el estado Letra A, Sección octava, del Presupuesto. Adiós, interésate por mí, sácame de este pozo en que me he caído… No quiero molestarte; tienes que hacer. Yo también estoy atareadísimo. Abur, abur».