Desde hace muchos años, no hay viernes sin ¡Ponte a prueba!, el reto y pasatiempo de fin de semana, que pretende ayudar y divertir a las esforzadas personas que en estos tiempos tienen el valor de preparar las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura en su difícil prueba de comentario. Es también, como no, una prueba abierta a todos los amantes de la literatura española y su historia.
Hoy traemos un texto que ya ha aparecido en las oposiciones y cuando esto ocurre, quiere decir que podría volver a aparecer. Como siempre, lo mejor es identificar la obra y situar el fragmento dentro de la misma, pero se puede hacer un gran comentario sin reconocerla, pero siendo capaces de señalar razonadamente género, época y movimiento literario.
Como siempre, se puede participar en el reto escribiendo comentarios en la página de Facebook de Opolengua hasta el domingo por la noche. Y el lunes daremos la lista de acertantes y la solución del reto.
Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros. Y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado, en tal manera que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes.
Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo de ella, le atajo y le digo:
-Mirad, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar, mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco. Que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él.
De esta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa.
Esto fue el mismo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella Cortes, y se hicieron grandes regocijos, como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.