¡Ponte a prueba! 36/2022 

¡Ponte a prueba! 36/2022 

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Este fin de semana son las oposiciones en Galicia, por lo que queremos animar a quienes se presente allí deseándoles la mejor de las suertes y que reconozcan los textos que les aparezcan en los ejercicios prácticos. La semana que viene, tocarán las Islas Baleares. Nosotros, como todos los viernes del curso docente desde 2016, nosotros volvemos con un nuevo ejercicio de nuestro ¡Ponte a prueba!, el simpático reto con el que acompañamos con el espíritu del docere et delectare a las nobles y esforzadas personas que preparan, con gran denuedo, la siempre temida prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura, esa prueba que es el crisol de la competencia y la sensibilidad literarias. Y como siempre, nuestro reto está abierto a todas las personas que aman la literatura en español de ambos hemisferios.

Hoy, en nuestra penúltima entrada del curso, traemos un reto que sigue la línea de las últimas semanas de proponer textos que, no siendo muy conocidos, den pistas que permitan a nuestros seguidores situarlos en su época, género y movimiento literario. Ha habido convocatorias en las que la línea de actuación ha sido esta. Buscar un texto que se suponga que nadie va a reconocer por ser poco conocido de forma que todos los aspirantes estén en condiciones de igualdad y el análisis haya de ser forzosamente inductivo. En otras ocasiones, al aportarse textos más reconocibles, algún opositor puede tirar de sus conocimientos sobre la obra para construir su comentario de forma deductiva.

Como siempre, se puede participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Nosotros daremos el lunes la solución del reto y la lista de acertantes.

Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.

No consiste la fuerza en echar por tierra al enemigo, sino en domar la propia cólera, dice una máxima oriental.
No abuses de la victoria, añade un libro de nuestra religión.
Al culpado que cayere debajo de tu jurisdicción considérale hombre miserable, sujeto a las condiciones de la depravada naturaleza nuestra, y en todo cuanto estuviere de tu parte, sin hacer agravio a la contraria, muéstratele piadoso y clemente, porque, aunque los atributos de Dios son todos iguales, más resplandece y campea a nuestro ver el de la misericordia que el de la justicia, aconsejó, en fin, don Quijote a Sancho Panza.
Para dar realce a todas estas elevadísimas doctrinas, y cediendo también a un espíritu de equidad, nosotros, que nos complacemos frecuentemente en referir y celebrar los actos heroicos de los españoles durante la Guerra de la Independencia, y en condenar y maldecir la perfidia y crueldad de los invasores, vamos a narrar hoy un hecho que, sin entibiar en el corazón el amor a la patria, fortifica otro sentimiento no menos sublime y profundamente cristiano: el amor a nuestro prójimo; sentimiento que, si por congénita desventura de la humana especie, ha de transigir con la dura ley de la guerra, puede y debe resplandecer cuando el enemigo está humillado.
El hecho fue el siguiente, según me lo han contado personas dignas de entera fe que intervinieron en él muy de cerca y que todavía andan por el mundo. Oíd sus palabras textuales.