Comienza la última semana de octubre, un mes que siempre es muy duro para los opositores, pues suele ser el del choque con la realidad. La oposición, como decíamos en nuestra entrada de los martes, es más dura de lo que se preveía y puede suponer un gran problema integrarla en nuestra rutina vital o viceversa, integrar nuestra vida en la oposición. Y nosotros comenzamos la semana como todos los lunes, con la solución de nuestro ¡Ponte a prueba!, el amable acertijo que reta a la competencia literaria de las nobles y valientes personas que preparan la decisiva prueba del comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.
Decíamos que este texto había salido en las oposiciones en las últimas convocatorias y que, por sus características filológicas y literarias, pues comentar su género da mucho juego aunque no se conozca la obra, era una obra que podría volver a caer. Y nuevamente, ha habido una buena participación y varias personas que han acertado. Y así Mamen Moreno, Verónica Prezioso y Adrián Gómez Acosta adscriben el texto al género de las novelas de caballerías. Natalia de la Iglesia se atreve a decir que puede ser el Amadís de Gaula y Marion de Pizan y Eva López Santuy lo afirman sin dudas. ¡Enhorabuena a todos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!
Y es que, efectivamente, se trataba del capítulo II de la refundición del Amadís de Gaula (1508) de Garci Rodríguez de Montalvo (c. 1450- c 1505), obra fundamental del género caballeresco por su enorme influencia.
Y nada más por hoy. Volveremos mañana con nuestra entrada de fondo. Saludos y ánimo. ¡A por la plaza!
-Dígote de aquel que hallaste en la mar que será flor de los cavalleros de su tiempo. Éste fará estremecer los fuertes; éste comencará todas las cosas y acabará a su honra en que los otros fallescieron; éste fará tales cosas que ninguno cuidaría que pudiessen ser començadas ni acabadas por cuerpo de hombre; éste hará los sobervios ser de buen talante; éste avrá crueza de coraçón contra aquellos que se lo merecieren y ahún más te digo, que éste será el cavallero del mundo que más lealmente manterná amor, y amará en tal lugar cual conviene a la su alta proeza; y sabe que viene de reyes de ambas partes.
-¡Ay, señora!, -dixo Gandales-, ruégo- vos por Dios que me digáis dónde vos fallaré para hablar con vos en su hazienda.
-Esto no sabrás tú por mí ni por otro, -dixo ella.
-Pues dezidme’ vuestro nombre, por la fe que devéis a la cosa del mundo que más amáis.
-Tú me conjuras tanto, que te lo diré […] Y sabe que mi nombre es Urganda la Desconocida; agora me cata bien y conósceme si pudieres.
Y él, que la vio donzella de primero, que a su parecer no passava de diez y ocho años, viola tan vieja y tan lassa, que se maravilló cómo en el palafrén se podía tener; y començóse a santiguar de aquella maravilla. Cuando ella assí lo vio, metió mano a una buxeta qué en el regaxo traía. Y poniendo la mano por sí, tornó como de primero, y dixo:
-¿Parécete que me hallarías ahunque me buscasses? Pues yo te digo que no tomes por ello afán, que si todos los del mundo me demandassen, no me hallarían si yo no quisiesse.