¡Ponte a prueba! 22/2023

¡Ponte a prueba! 22/2023

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Como cada viernes, cerramos esta semana en Opolengua (dedicada a la presentación por escrito de la programación), con nuestro ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que desde hace seis años queremos ser útiles a las personas abnegadas y firmes que preparan con denuedo la prueba de comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura. Es a su vez un reto en el que pueden participar y participan personas de ambos hemisferios que no están opositando pero aman la lengua y la literatura en español.

En esta ocasión traemos un texto muy grato para nosotros, pues lo hemos empleado en clase muchas veces en varios niveles y siempre con éxito. Como siempre se trata de reconocer obra y autoría, aunque ya sabemos que se puede construir un comentario sólido adscribiendo razonadamente el texto a un género, una época y un movimiento literario.

Como siempre también, puedes participar escribiendo comentarios en la página de Facebook de opolengua.com (no en la mía personal) hasta el domingo por la noche. Nosotros daremos el lunes la solución del reto y la lista de acertantes.

Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.

Jordán lo levantó; pesaba extraordinariamente. Salieron con él, y sobre la mesa del comedor Jordán cortó funda y envoltura de un tajo. Las plumas superiores volaron, y la sirvienta dio un grito de horror con toda la boca abierta, llevándose las manos crispadas a los bandós. Sobre el fondo, entre las plumas, moviendo lentamente las patas velludas, había un animal monstruoso, una bola viviente y viscosa. Estaba tan hinchado que apenas se le pronunciaba la boca.
Noche a noche, desde que Alicia había caído en cama, había aplicado sigilosamente su boca -su trompa, mejor dicho- a las sienes de aquélla, chupándole la sangre. La picadura era casi imperceptible. La remoción diaria del almohadón había impedido sin duda su desarrollo, pero desde que la joven no pudo moverse, la succión fue vertiginosa. En cinco días, en cinco noches, había vaciado a Alicia.
Estos parásitos de las aves, diminutos en el medio habitual, llegan a adquirir en ciertas condiciones proporciones enormes. La sangre humana parece serles particularmente favorable, y no es raro hallarlos en los almohadones de pluma.