Ponte a prueba 4/2024 (Solución)

Ponte a prueba 4/2024 (Solución)

Ponte a prueba. Logo Opolengua

Hoy es lunes y, como siempre, comenzamos una nueva semana de duro trabajo publicando la solución del ¡Ponte a prueba! el feliz acertijo con el que acompañamos cada fin de semana desde 2015 a las abnegadas y nobles personas que preparan la prueba de comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura. Esa que en pocos días van a enfrentar quienes se presenten a las oposiciones vascas.

Al plantear este texto el viernes pasado ya avisábamos de que sería bastante difícil reconocer el texto, pues en la actualidad hay una verdadera eclosión de este género y aunque la obra ha sido muy vendida desde su publicación (pues ya ha registrado más de diez ediciones) hay muchas otras que también están tratando el mismo tema. La única pista posible (y no escrita) que tenían nuestros seguidores es que la semana en que se conmemora el Día de la Hispanidad siempre tratamos un texto alusivo a la efeméride.

En todo caso, el texto ha vuelto a mostrar nuestra capacidad de encarar acertadamente el ejercicio. Y así, Mamen Moreno señala acertadamente que es un ensayo político. Tanto San BG como Lydia P García además de adscribirlo al género del ensayo, lo sitúan entre finales del XX y el siglo XXI y Eva López Santuy se decanta acertadamente al datarlo en el siglo XXI. ¡Enhorabuena a todas ellas y ojalá que el día D tengan la misma suerte!

Y es que, efectivamente, se trataba de los cuatro últimos párrafos de Madre patria (2021) del autor argentino Marcelo Gullo Omodeo (1963), obra en la que defiende la herencia y la labor de los españoles en América durante el Imperio y apoyándose en políticos de ideología variadas (desde Trotsky hasta Eva Perón) apuesta por una futura confederación hispanoamericana.

Madre patria de Marcelo Gullo Omodeo
Madre patria (2021) de Marcelo Gullo Omodeo (1963)

Y nada más por hoy, volveremos mañana con nuestro artículo de fondo.

Feliz semana de estudio.
Saludos y ánimo.

Aseguré en la introducción que el estudio de la leyenda negra nos permitiría comprender el presente y, quizá, incluso cambiar el futuro. Hemos visto que, terminada la larga dictadura franquista, España no supo cómo relacionarse correctamente con Europa y los españoles cómo enfrentar su propia historia. Muchos de ellos, por reacción a la dictadura, comenzaron a ser negrolegendarios y, como destaca Alfonso Guerra, a usar el gentilicio “español”, con su variante “españolista”, como una imputación despectiva. Los que no pensaban así dejaron hacer o no se opusieron a los negrolegendarios con la tenacidad que la gravedad de la situación requería. No se daban cuenta de que la leyenda negra serviría a los nacionalistas catalanes para justificar su independencia de España, situación que llevó al país -como destaca Frigdiano Álvarez Durántez Prados-, a encontrarse, “en tanto que Estado-nación, en la fase terminal, de un largo proceso de deconstrucción nacional, y en un periodo de mera existencia agónica”.
Así, mientras en España se abandonaba la defensa de su pasado americano, en Hispanoamérica, se producía una revigorización del fundamentalismo indigenista, que envenenaba el alma de los hispanoamericanos al presentar a España como enemiga de América, para que tirásemos por la borda todo lo que nos une; esto es, costumbres, lengua y religión.
Es innegable que Europa tiene una pirámide poblacional funeraria y que el proletariado externo que ella misma trae tiene, hasta ahora, un sentido de la existencia y una visión de cómo organizar la sociedad y el Estado distinta de la reinante en la sociedad de acogida. Ante esta circunstancia -y nada nos hace pensar que pueda modificarse-, es evidente que solo la inmigración masiva, de hispanoamericanos, podría realizar el milagro de que España siga siendo España. Pero para que la providencia o la suerte nos ayude es necesario que seamos capaces de ayudarla. En este sentido, es imprescindible terminar con el mito de la leyenda negra para que los hispanoamericanos no lleguen a España, cargados de resentimiento o de odio. Es necesario que sepamos que el imperio era nuestra patria, que esa patria estalló en múltiples fragmentos y que uno de esos fragmentos se llama España, otro Argentina, otro México, otro Venezuela… Solo así, los hispanoamericanos serán recibidos por todos los españoles como verdaderos compatriotas. De lo contrario, habrá guetos y no integración verdadera.
Estimado lector, para que España siga siendo España es necesario que usted y todos los españoles europeos recuerden ahora -y nunca más vuelvan a olvidarlo-, que ningún hispanoamericano, moreno, indio o criollo, es extranjero en España y que los españoles americanos sientan que ningún español europeo es extranjero en Hispanoamérica.