Finaliza otra semana de duro trabajo. Las oposiciones de 2024 se van acercando de forma inexorable y nuestros cursos avanzan a velocidad de crucero. Ya hay muchas personas preparando las oposiciones de 2025 y nosotros estamos creando nuevos materiales para ayudarlas. Hoy es viernes y nosotros planteamos una nueva entrega de nuestro ¡Ponte a prueba! con los mismos objetivos e ilusiones que cuando tuvimos esta idea hace ya diez años, en 2015: apoyar en su travesía a las nobles y valientes personas que encaran la temida prueba de comentario de texto de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura. Y lo hacemos por medio de un sencillo pasatiempo ofreciendo un sencillo y ligero simulacro de la misma. Como siempre, el reto está abierto a todas las personas que aman nuestra lengua y literatura en ambos hemisferios.
La propuesta de la semana: un texto interesante
Hoy traemos un texto que, por diferentes y bien fundadas razones, podría perfectamente aparecer en las oposiciones de Lengua de 2024 o 2025. El reto consiste, como siempre, en reconocer la obra y su autoría e incluso la ubicación del pasaje dentro de la misma, aunque, como siempre decimos, esto no es imprescindible, pues se puede realizar un gran comentario si adscribimos el texto de forma bien razonada a una época, un género y un movimiento literario.
¿Cómo participar?
Participar es muy sencillo. Se trata de escribir un comentario en la página de Facebook de opolengua.com hasta el domingo por la noche. Y hay también una norma lógica y sencilla: no consultar internet para resolver el enigma, pues como decía Julio César, “un ejército combate igual que entrena” y el día D, afortunadamente, no tendremos más apoyo que nuestra competencia literaria para enfrentarnos al texto. Nosotros daremos la solución del reto y la lista de acertantes el lunes.
Y nada más por hoy. Feliz fin de semana. Saludos y ánimo.
Cuando el taxi se paró, la niña consultó el precio de la carrera en el taxímetro y arrojó unos billetes arrugados en el cauce ovalado de metal incrustado en la cristalera de separación. Inmediatamente, abrió la portezuela y se echó a correr.
—¡Pero aquí sobra mucho! —exclamó el taxista, bajando la ventanilla.
La niña se detuvo a la entrada del parque y le miró sonriendo, mientras le decía adiós con la mano.
—¡Quédese con la vuelta! ¡Son viles papeluchos!
El taxista, mientras la miraba desaparecer corriendo entre las frondas como una saeta, se quedó mascullando:
—Lo que me extraña es que no haya más crímenes de los que hay. ¡Mira que dejar salir sola a estas horas a una chiquilla de semejante edad! No sé en qué estarán pensando los padres.
Sara, antes de introducir nuevamente la moneda en la ranura del poste junto a la alcantarilla, se acordó de una cosa. No había leído todavía el papelito que le dio miss Lunatic. Le había dicho que lo leyera en la cama. Pero a saber dónde acabaría ella durmiendo esa noche. Así que se sentó en el suelo y lo sacó de la bolsa. Era un papel color malva, pero mucho más grande que el que sacó el día de su cumpleaños del pastelito que le pusieron de postre en el chino, donde decía que mejor se está solo que mal acompañado. Se quedó unos instantes paralizada. ¡Ayer! ¿Pero su cumpleaños había sido ayer? Bueno, resultaba increíble. Mejor no pensar en ello.
Desplegó el mensaje y lo leyó a la luz de su linternita. Decía:
No te hice ni celestial ni terrenal,
ni mortal ni inmortal, con el fin de
que fueras libre y soberano artífice
de ti mismo, de acuerdo con tu designio.
Y debajo ponía entre paréntesis: (Pico della Mirándola, Juan—. Filósofo renacentista italiano, aficionado a la magia natural. Murió a los 31 años).
Metió la moneda en la ranura, dijo: «¡Miranfú!», se descorrió la tapa de la alcantarilla y Sara, extendiendo los brazos, se arrojó al pasadizo, sorbida inmediatamente por una corriente de aire templado que la llevaba a la Libertad.