El curso 2001-2002 quizá fue el año más extraño y duro de toda mi carrera como preparador de Lengua. En la entrada anterior de esta serie ya dije que cambiar mi residencia de El Puerto de Santa María a Arcos de la Frontera afectó negativamente a mi actividad como preparador de Lengua, pues me fui de un lugar muy bien situado y comunicado y de una casa con un sótano dispuesto para impartir las clases a un lugar peor comunicado y sin lugar donde ejercer la actividad. Menos mal que me encanta conducir y por eso recorrer kilómetros no iba a ser un problema.
2001 El atentado de las Torres Gemelas
Todos recordamos dónde estábamos cuando vimos las escalofriantes imágenes de los aviones chocando contra las Torres Gemelas. El atentado terrorista nos abrió las puertas del siglo XXI. Mientras tanto, España se preparaba para acceder a la moneda común y tenía que afrontar un durísimo plan de austeridad. El gobierno Aznar realizó una política fiscal y monetaria muy restrictiva. Ello conllevó que la oferta de plazas siguiera siendo muy escasa.
¿Cómo eran las oposiciones de Lengua en el cuso 2001-2002?
Las oposiciones de aquel año seguían el mismo sistema con el que yo había sacado la plaza y que ya recordamos en la entrada anterior.
Primera prueba | 1 tema entre dos bolas a desarrollar del temario de 72 actual |
1 tema (1 sola bola) del temario de 14 temas de legislación LOGSE | |
Segunda prueba | 1 comentario filológico literario de literatura medieval o áurea.1 comentario lingüístico de una novela del siglo XX. |
Tercera prueba | 1 exposición oral de una hora sobre un tema del temario de 72 temas. Incluía una exposición de una unidad didáctica sobre ese tema de unos quince minutos. |
Las consecuencias de aquel sistema de oposiciones de Lengua
Aquel sistema tenía unas claras consecuencias. Obtener la plaza era mucho más difícil que ahora. Todas las pruebas eran eliminatorias (y en todas se exigía un 5) y era muy difícil aprobar la oposición, porque había muy pocas plazas. Además había que llevar muchos más temas porque solo salían dos bolas. Y luego había que dominar el comentario filológico, lo que constituía un verdadero via crucis para muchos opositores.
Como aprobaba muy poca gente, en cada tribunal había entre doscientas y trescientas personas y se daban entre cinco y diez plazas. La ratio, por tanto, era bajísima. Era normal que de los trescientos se levantase la mitad nada más escuchar el sorteo al no salirle ningún tema en sus dos bolas. Además, estaban los puntos de antigüedad como actualmente.
Eso quería decir que era muy raro que una persona sacase plaza a la primera y era común que una persona tardase varios años en obtener su plaza. Yo, como preparador de Lengua, debía adaptarme a estas circunstancias, pues, lógicamente, tenía opositores que eran recién llegados a la oposición y que no tenían estudiado ningún tema ni sabían hacer un comentario filológico y otros que ya llevaban mucho tiempo, a veces años, y tenían una base mucho más grande. Por ello, la preparación debía de ser individualizada, una cosa que no podían hacer las academias. Ese era mi fuerte como preparador de Lengua y era justo lo que a mí me gustaba.
Incertidumbre con las oposiciones de Lengua del curso 2001-2002
En aquel curso de 2001-2002 no había seguridad de que fuera a haber oposiciones de Lengua, por lo que en un principio pensé que no tendría opositores. Sin embargo, como no, lo iba a intentar. En aquellos tiempos, las personas se preparaban sobre todo en las academias presenciales de Sevilla y Cádiz de Clautro y Ecoem.
Yo sabía que la preparación no era buena. Masificación, temario largo y adocenado, ninguna personalización, etc. Como preparador de Lengua yo apostaba desde el principio por la personalización. Lo cierto también es que al tener muy pocos opositores, este elemento era imprescindible. De hecho, al iniciarse octubre de 2001, solo tenía dos opositores: Mariluz y Teresa.
Mi primer ordenador como preparador de Lengua
También desde el primer momento aposté por la informática, que no me resultaba ajena, pues había estudiado el grado superior de FP de Informática de Gestión al terminar mi carrera de Filología Hispánica. Mi primer ordenador personal era muy rudimentario. Desgraciadamente no lo conservo. Era un ordenador muy voluminoso, que debía de pesar unos cinco kilos. Un verdadero mamotreto. Su pantalla era en blanco y negro y no tenía gráficos. En él había escrito el temario con un programa llamado Word Perfect, que los más viejos del lugar recordarán.
En 2001 compré mi segundo ordenador personal y este ya me sirvió para mi actividad como preparador de Lengua. Era un HP y ya funcionaba con Windows y Word. Es un ordenador que conservo y por el que siento gran cariño. Gracias a él mi actividad mejoró mucho, tanto en el instituto como en las oposiciones. Fue un curso muy fructífero.
Mi primera web como preparador de Lengua
Publiqué entonces ya mi primera web como preparador de Lengua. Era muy sencilla y rudimentaria y en ella ya ofrecía mis servicios a través de la Red. Entré también en foros de oposiciones dar a conocer mi trabajo como preparador de Lengua. Pongo aquí un pequeño extracto de mi primera web.
¿Qué ofrezco como preparador de Lengua?
- Un temario específico original, realizado y desarrollado por mí, que incluye esquemas suficientemente desarrollados para que sirvan de guía de estudio.
- Un temario de LOGSE también escrito por mí a partir de la legislación andaluza (y no como en otros temarios en que esta parte se basa en la legislación del MEC).
- Preparación para el comentario filológico-literario que incluye una guía para el comentario filológico y otra guía de métrica.
- Preparación para el comentario lingüístico. Método original basado en conceptos de Pragmática y Lingüística del Texto.
- Preparación práctica de unidades didácticas y encerronas.
¿Cómo sacar la plaza?
Siendo mejor que los otros opositores. Y la Oposición no es cómo la carrera, hay que competir con otros compañeros por una plaza. Esta idea es fundamental para obtener el éxito. Influyen por tanto el número de plazas y muchas otras cosas que todos sabemos (incluidos <<enchufes>>). Pero eso no nos debe hacer olvidar que lo cierto es que la gente bien preparada y que estudia acaba sacando la plaza. Esta es la verdad.
¿Cómo actúa un tribunal?
- El tribunal intenta distinguir quiénes son los candidatos mejor preparados de los que se presentan. Eso hace que en la mayoría de los casos las plazas se acaben dando por eliminación; es decir se van apartando los que parecen peores que otros hasta dar con el número de plazas que tienen que repartir. Supongamos que son diez plazas. El primer ejercicio deja ya a tan solo a una veintena de personas. El segundo ejercicio elimina a otras pocas y al final quedan para la encerrona unos quince de los que hay que eliminar los restantes hasta llegar al número de plazas.. Eso quiere decir que la preparación debe ser totalmente distinta a la de un examen de la facultad.
¿En qué consiste el curso?
- Cuatro clases de cuatro horas al mes en Jerez.
- Corrección de un comentario semanal
- Explicación de las dudas que suscite el temario.
- Duración Octubre 2001 – Junio 2002.
¿Se puede uno preparar a través de la Red?
Desde luego. También realizó preparaciones virtuales. Contacta conmigo y nos pondremos de acuerdo.
Mi primera opositora virtual: Teresa y su plan personalizado
Teresa era una opositora de Sevilla que me llamó. No podía desplazarse hasta Arcos, pues estaba destinada muy lejos de allí y por ello quedamos en vernos un sábado por la mañana al mes en una cafetería tranquila en un sitio equidistante: Las Cabezas de San Juan. En esa cita realizábamos un comentario y hacíamos otras tareas. Por correo electrónico me enviaba semanalmente otro comentario y diariamente le resolvía las dudas o le corregía las unidades didácticas y los simulacros de exámenes.
Un preparador de Lengua en una cafetería
En aquel año yo di las clases en tres sitios. Como no podía darlas en casa, cuando me llamó Mariluz (una profesora interina a la que ayudé hasta que obtuvo su plaza en 2008) comencé a darle las clases en la cafetería del Hotel Arcos, que entonces abrió sus puertas. Obviamente, siendo la única opositora en la clase, le diseñé una preparación absolutamente personalizada. Nos veíamos allí una tarde a la semana. Era en verdad bastante curioso vernos solos en una mesa realizando comentarios de texto filológico-literarios y lingüísticos o haciendo unidades didácticas. El personal del hotel era amabilísimo y acabó por conocernos.
En enero me llamó Pablo, otro interino al que ayudé hasta que obtuvo su plaza (en este caso en 2004). Mariluz ofreció su casa de Jerez para dar la clase y para allá nos fuimos los tres. Pablo también tuvo su plan personalizado.
El resultado de las oposiciones: ninguno obtuvo la plaza
El resultado de aquellas oposiciones fue desigual. Teresa llegó a la encerrona (que como hemos visto no tenía que ver con la programación sino con el tema y no le cayó bola) y Mariluz y Pablo cayeron en el comentario.
Choques con la Jefatura de Estudios en el IES El Convento
Mientras tanto, mi vida también seguía fuera de las oposiciones. Yo adoraba a mis alumnos de Bornos y realizaba mi función como Jefe de Departamento con rigor y equidad. Por ejemplo, no consentía que a los interinos se les dieran los peores cursos sino que consensuábamos los horarios y cada persona elegía medio horario en su turno de elección, de forma que el interino siempre tenía también cursos buenos. Además, realizamos el I Concurso de Relatos, que era una actividad obligatoria que el centro, a día de hoy, sigue manteniendo.
Pero por mi nivel de exigencia y mi posición política, yo no era una persona cómoda para el Equipo Directivo porque exigía a la Dirección lo mismo que me exigía a mí mismo y además denunciaba la degradación de la enseñanza a la que las leyes educativas estaban conduciendo los políticos. Y el instituto de Bornos se dirigía en aquel entonces como un cortijo. Eso era apreciable en la elaboración de los horarios o el trato a los interinos en la elección de cursos o en los presupuestos del centro. Muchas de las tareas burocráticas eran absurdas y estaban mal planteadas.
Por ello, en el IES El Convento comenzaron mis choques con la dirección del centro y, sobre todo, con la Jefa de Estudios, que además era la esposa de un candidato local del PSOE., con lo que defendía a pies juntillas todas las disposiciones que iban elaborando en la Junta de Andalucía. Yo era Jefe del Departamento de Lengua. En aquellos tiempos, en Andalucía y en toda España, eran los miembros del departamento quienes elegían a su jefe y mis compañeros me habían elegido a mí. Eso me hacía miembro del ETCP, siglas de Equipo Técnico de Coordinación Pedagógica (lo que en Madrid se llamaba Comisión Pedagógica).
Desde esa posición, yo podía conocer y fiscalizar la actividad del Equipo Directivo y más concretamente la de la Jefatura de Estudios, cuya función era para mí muy mejorable. Eso hizo que mi relación con ella se tensara. Y más cuando intentó obstaculizar mi viaje de fin de curso con mis alumnos de 1º de Bachillerato, alegando que el viaje de centro solo se podía hacer en 4º de ESO.
Un curso inolvidable en el IES El Convento: 1º de Bachillerato 2001-2002
Y es que todo lo que eran fricciones con la dirección, era alegría, gozo y con los alumnos. Aquel año tuve la inmensa fortuna de dar 1º de Bachillerato a dos grupos magníficos, por los que guardo un gran cariño, que creo que es recíproco. No pongo sus apellidos por no vulnerar la ley de protección de datos, ni tampoco me extiendo aquí en la enumeración. Muchos de ellos siguen siendo amigos y sé de ellos porque los veo en Facebook y porque me los encuentro por Jerez.
Diseñé unidades didácticas monográficas, lo que hoy se llamaría “situaciones de aprendizaje”. En concreto una sobre la canción tradicional que he colgado en el blog de La Hispaniola.
Y, sobre todo, diseñé un viaje a Madrid, que fue una delicia para mí y para ellos pues incluía visitas culturales y también tiempo de ocio. Cada día había una actividad cultural: Jesús les guió por el Madrid de los Austrias, Guillermo Alonso del Real les llevó al Teatro de Madrid, que él mismo dirigía y también visitamos el Museo del Prado (donde cada hizo un trabajo relacionando un soneto con un cuadro) y fuimos al teatro. Cada noche tenían libertad en el ocio nocturno e íbamos a discotecas. A la vuelta, también visitamos el corral de comedias de Almagro y La Mancha con sus molinos de viento. Creo que es el mejor viaje cultural que he diseñado como profesor de Lengua.
Como profesor y como preparador de Lengua, un año fructífero
En síntesis, aquel curso de 2001-2002 fue muy fructífero. Dado como eran las oposiciones, y sabiendo que era normal que una persona tardase seis años (como yo mismo) o más en obtener la plaza, no entendí como un fracaso que las dos personas a las que preparaba no la obtuvieran. Ni ellos tampoco lo vieron así. Habíamos trabajado duro, habíamos mejorado el dominio del temario y habíamos mejorado y mucho los comentarios. Se habían acercado a la plaza. Todos estaban contentos con mi trabajo como preparador de Lengua y yo también. El año siguiente seguiríamos el trabajo hasta conseguirla. Ya sabíamos todos que lo fundamental en las oposiciones de Lengua era persistir. Y todos íbamos a hacerlo.
Mi premio como preparador de Lengua: la Ruta 66
Durante aquel verano hice lo que siempre he recomendado a los opositores. Tras grandes esfuerzos es fundamental darse premios. Y así realicé mi primer viaje a los Estados Unidos. Y ya que había conducido tanto, pensé que era simbólico que toda la energía acumulada durante ese curso en forma de dinero fuera invertida en recorrer la Ruta 66, la más famosa carretera del mundo que va desde Chicago hasta Los Ángeles. Para mí fue un viaje alucinante que mezcló elementos culturales, desde visitar la casa de Mark Twain a las librerías City Lights en San Francisco o las pequeñas librerías universitarias de Berkeley, pasando por Nueva York y una estancia de una semana en México. Durante el viaje elegí lecturas relacionadas con la travesía como Las uvas de la ira, En el camino o Ponche de ácido lisérgico.
Yo, además, al llegar a Estados Unidos me consideraba comunista y cuando volví, lo que había visto, me hizo cambiar de óptica. Estados Unidos no era el Gran Satán que me habían enseñado en el colegio. La vida no es en blanco y negro.
Por otro lado, la visita a México y comprobar el amor que nos tenía la gente por ser españoles me marcó también profundamente. Por ejemplo, en las discotecas mexicanas no hicimos ni una sola cola. “¿De la Madre Patria?”, nos decían nada más oírnos hablar y exclamaban: “¡Gracias por venir!” Me emocionaba entonces al oír sus voces hispanas hablándonos en nuestra lengua y me sigo emocionando ahora. Los ecos de aquel viaje repercutieron en mi vida y en mi posición ideológica de manera poderosa. Aquel año y aquella ruta me habían cambiado.