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El curso 2003-2004: Un preparador de Lengua exitoso en el Día D

Preparador de Lengua 1
Foto de Mark Lawson en Unsplash

Un preparador de Lengua digital desde 2002

Algunas personas me han escrito preguntándome cómo es posible que recuerde tantos detalles de personas, oposiciones y procesos sucedidos hace más de veinte años. La respuesta es sencilla. En primer lugar, tengo una buena memoria. Gracias a esto pude memorizar el temario entero mientras fui opositor y lo he seguido haciendo estos años. En segundo lugar, como preparador de Lengua, tengo guardados en miles de archivos todos los procesos de oposiciones desde 2002 en que compré mi primer ordenador portátil moderno. En tercer lugar, hay algunas cosas que se me olvidan, como es lógico, aunque no sean las esenciales. Sí recuerdo que ese fue el año en que yo empecé a denominar al día del examen de las oposiciones de Lengua el día D. Y aquí explico al final cómo fue eso.

La llegada a Jerez iba a facilitar mi actividad como preparador de Lengua

En junio de 2003, compré un piso en Jerez y decidí dar las clases en su salón. No esperaba tener más allá de cuatro o cinco opositores. Compré una pizarra de rotuladores y empleé la mesa de comedor y el tablero con caballetes que yo empleaba en el piso de mis padres para estudiar. Estaríamos muy cómodos. Todo resultaría muy familiar y cercano a las personas que ayudase.

Un preparador de Lengua que primaba la personalización

Eso además me permitiría proseguir con mi idea como preparador de Lengua de personalizar la preparación. Por un lado, tenía a los opositores que habían iniciado su preparación el curso anterior: Paco, Pedro Pablo y Ana Belén. También se podrían añadir Pablo y Mariluz. Por el otro, a los opositores nuevos que se pudieran apuntar. Era un error juntarlos pues su nivel en la oposición ya era diferente. No debía ni podía mezclar en las clases  de comentario literario, lingüístico y fonológico a personas que ya tenían rodaje, conocimientos y experiencia de un año con otros que no habían hecho un comentario de oposición en su vida y debían comenzar por una introducción al comentario.

2004: un año de oposiciones

Todo el mundo sabía que en 2004 iba a haber oposiciones de Lengua en todas las comunidades autónomas y, de hecho, yo ya puse anuncios en foros ofreciendo mi curso de estudio y algunas personas de Madrid, Castilla o Ceuta lo contrataron. Pero la explosión de Internet aún no se había producido y me centré en los opositores presenciales de Cádiz, que es donde ya me conocían algunas personas. Mi objetivo seguía siendo personalizar la preparación. 

Un preparador de Lengua con tres grupos

Y eso me llevó a tener aquel año tres grupos. En primer término estaba mi grupo del año anterior al que ya me he referido. A ese grupo lo denominé Grupo 2003. Hablé con ellos y les dije que yo creía que lo mejor era tener una clase al mes. Podríamos en ese tiempo resolver dudas, hacer simulacros de exámenes, comentarios de texto, encerronas de tema… en fin, proseguir el camino que ya se había iniciado el curso anterior. Se incorporaron a ese grupo Pablo y mi compañero del instituto Rafael, al que yo conocía bien y sabía que tenía un buen nivel por sus conocimientos en la carrera. Hoy los cinco son funcionarios, por supuesto.

Pero ya era más conocido como preparador de Lengua y me llamaron, como ya presuponía, nuevos opositores. Cipriano, Pilar, Filomena, María Jesús y Pablo. Este Pablo era sobrino de una compañera del instituto. Así que ya estaba preparando a dos familiares de compañeros del IES El Convento. Este grupo comenzaría desde cero en todos los aspectos de la oposición. En este grupo me pidió estar Mariluz, que deseaba tener un contacto semanal. A este grupo lo denominé Grupo Jerez.

Un preparador de Lengua en Sevilla

Y mi amigo y compañero del centro, Santiago, me dijo que su hija me podía organizar un grupo en Sevilla y podría dar las clases en su piso de San Juan de Aznalfarache. Tendría que acercarme una vez a la semana. Había desde mi nuevo piso de Jerez una distancia de unos noventa kilómetros. Tendría que comer rápidamente, salir desde Bornos y conducir por carretera convencional (la antigua nacional IV) adelantando camiones para llegar a Sevilla sobre las 16’30. Cuatro horas y media de clase, que siempre sería algo más y luego volver volando (nunca mejor dicho) por la autopista de peaje hasta Jerez. La idea era estar en Jerez sobre las 22 horas. 

Sería cansado, por supuesto. Pero me atraía el reto de tener un grupo en Sevilla, me apetecía ayudar a la hija de Santiago y me gusta conducir. Así que dije: ¡Adelante! A este grupo, lógicamente, lo llamé Grupo Sevilla.

El grupo se inició con nueve integrantes: Alberto, Carmen, Fran, Inma, Mariló, Marta, Paqui, Rocío y Silvia. La verdad es que este es el grupo con el que yo más me he reído como preparador de Lengua.

Fran es una persona extraordinaria en muchos sentidos. Muy inteligente, con gran memoria. Un lector voraz,  siempre conocedor de las novedades y además con un gran dominio de la literatura clásica. Es el único opositor que yo he conocido que en un solo año tenía un dominio completo del temario. Se aprendió todos los temas. Como yo mismo. Esto no lo había visto yo nunca antes. Pero es que además era una persona muy ocurrente, siempre con un chiste en la boca que engarzaba y relacionaba con los aspectos que íbamos tratando (la mayor parte de las veces de comentario). El resultado es que empezábamos a reírnos y había veces que teníamos que parar la sesión unos minutos porque no podíamos parar de reír.  

De aquellas risas surgió una amistad que, veinte años después, aún se mantiene.

Preparador de Lengua 3
Foto de Wim van ‘t Einde en Unsplash

Un preparador de Lengua atento a los cambios

Desde el inicio se comenzó a rumorear que Pilar del Castillo, ministra de Educación, iba a modificar el sistema, sustituyendo el Real Decreto 850/1993 por uno nuevo. ¿Cómo serían las primeras oposiciones del nuevo sistema? A finales de octubre o principios de noviembre ya salió un borrador y los cambios iban a ser importantes. Había que modificar los cursos para adaptarnos. Como les dije a los opositores entonces: “nosotros vamos a reaccionar más rápidamente a los cambios que las academias, porque ellos tienen que consensuar una línea idéntica para toda la academia, mientras que nosotros reflexionaremos sobre qué es lo mejor y desde la próxima semana tendremos un nuevo calendario con nuevas tareas”. Y así fue.

El nuevo Real Decreto 334/2004

El nuevo Real Decreto 334/2004 se aprobó el 27 de febrero, un mes antes de las elecciones legislativas de 2004, pero su contenido ya se conoció desde bastante antes. Sus rasgos esenciales eran estos:

1. Cada una de las pruebas de la fase de oposición tendrá carácter eliminatorio.

1. En los procedimientos de ingreso a los cuerpos que imparten docencia, la fase de oposición constará de dos o, en su caso, de tres pruebas que se ajustarán a lo que se indica a continuación:

a) La primera prueba, que tendrá por objeto la demostración de conocimientos específicos necesarios para impartir la docencia, constará de dos partes que serán valoradas conjuntamente:

Primera parte: en todas las especialidades, las Administraciones públicas convocantes incluirán una prueba práctica consistente en la realización de una serie de ejercicios que permitan comprobar que los candidatos poseen una formación científica y un dominio de las técnicas de trabajo precisas para impartir las áreas, asignaturas o módulos propios de la especialidad a que opten.

Segunda parte: esta segunda parte consistirá en el desarrollo por escrito de un tema elegido por el aspirante de entre dos extraídos al azar por el tribunal de los correspondientes al temario de la especialidad.

Esta primera prueba se valorará de cero a 10 puntos. Cada una de las partes de las que consta deberá suponer como mínimo tres puntos de los 10 que comprenderá la valoración total de esta prueba. Para su superación los aspirantes deberán alcanzar una puntuación mínima, en cada una de las partes, igual al 25 por ciento de la puntuación asignada a cada una de ellas y una puntuación total, resultado de sumar las puntuaciones correspondientes a las dos partes, igual o superior a cinco puntos.

Los aspirantes dispondrán, al menos, de dos horas para la realización de la segunda parte de esta prueba.

La duración de la primera parte será determinada por las respectivas convocatorias.

b) La segunda prueba, que tendrá por objeto la comprobación de la aptitud pedagógica del aspirante y su dominio de las técnicas necesarias para el ejercicio docente, consistirá en la presentación de una programación didáctica y en la elaboración y exposición oral de una unidad didáctica:

A) La programación didáctica hará referencia al currículo de un área, asignatura o módulo relacionados con la especialidad por la que se participa, en la que deberán especificarse los objetivos, contenidos, criterios de evaluación y metodología, así como a la atención al alumnado con necesidades educativas específicas. Esta programación podrá ser referida, para los aspirantes a ingreso a los Cuerpos de Catedráticos y Profesores de Enseñanza Secundaria, a la etapa de la educación secundaria obligatoria, al bachillerato o a los ciclos formativos de formación profesional. La programación elaborada por el aspirante, de acuerdo con los términos que fijen las respectivas convocatorias, deberá presentarse y ser defendida ante el tribunal en el momento que establezca la Administración pública convocante.

B) La elaboración ante el tribunal y exposición oral ante éste de una unidad didáctica podrá estar relacionada con la programación presentada por el aspirante o elaborada a partir del temario oficial de la especialidad. En el primer caso, el aspirante elegirá el contenido de la unidad didáctica de entre tres extraídas al azar por él mismo, de su propia programación. En el segundo caso, el aspirante elegirá el contenido de la unidad didáctica de un tema de entre tres extraídos al azar por él mismo, del temario oficial de la especialidad. En la elaboración de la citada unidad didáctica deberán concretarse los objetivos de aprendizaje que se persiguen con ella, sus contenidos, las actividades de enseñanza y aprendizaje que se van a plantear en el aula y sus procedimientos de evaluación.

El aspirante dispondrá de una hora para la preparación de la unidad didáctica, y podrá utilizar el material que considere oportuno.

Para la exposición de la unidad didáctica, el aspirante podrá utilizar el material auxiliar que considere oportuno y que deberá aportar él mismo, así como un guión que no excederá de un folio y que se entregará al tribunal al término de aquélla.

El aspirante dispondrá de un período máximo de una hora y treinta minutos para la defensa oral de la programación, la exposición de la unidad didáctica y posterior debate ante el tribunal.

El aspirante iniciará su exposición con la defensa de la programación didáctica presentada, que no podrá exceder de 30 minutos, y a continuación realizará la exposición de la unidad didáctica. La duración del debate no podrá exceder de 15 minutos.

Esta segunda prueba se valorará globalmente de cero a 10 puntos, y deberá alcanzar el aspirante, para su superación, una puntuación igual o superior a cinco puntos.

Primera prueba1 tema entre dos bolas a desarrollar del temario de 72 actual
 1 ejercicio práctico basado en preguntas con una duración mínima de dos horas
Segunda prueba1 exposición oral de una hora sobre una programación didáctica (30 minutos), una unidad didáctica de entre tres de esa misma programación a elegir en un sorteo (30 minutos) y un debate de 15 minutos.

Un preparador de Lengua versátil y rápido

Se quitaba la exposición oral de un tema. Esta era una prueba que a mí me encantaba porque obligaba a que el opositor debía tener un gran dominio del tema, pues no es lo mismo escribir dos horas que hablar durante una hora sobre un tema, ya que hablamos mucho más rápido de lo que escribimos.

Además, con solo dos bolas, si llevabas pocos temas, había que tener mucha suerte para que te cayera una bola en las dos ocasiones. Por tanto, lo que iba a ocurrir, indefectiblemente, es que la oposición iba a ser más fácil. Y eso no me gustaba porque creía que iba a redundar en una caída de los niveles en los propios institutos. Cuanto menos se le exige a un profesor para acceder, menos va a exigir él mismo a los alumnos. Esto me obligó a cambiar. Los temas que yo tenía hasta ese momento tenían unas diez mil palabras. Esto había que reducirlo.

Por otro lado, se quitaba el comentario y se sustituía por preguntas sobre un texto. Lógicamente, elaboramos decenas de preguntas posibles y semana a semana las fuimos desgranando. En realidad se trataba de dividir un comentario general en preguntas más concretas y eso fue lo que hicimos siguiendo el ejemplo canario y el sentido común.

Finalmente, hubo que empezar a diseñar programaciones. Esto me costó poco trabajo. Yo, como Jefe de Departamento llevaba haciendo todas las programaciones de mi instituto cuatro años, por lo que dominaba muy bien los decretos curriculares y el contenido de cada uno de los cursos. Recientemente, además, había colaborado con Editorial Casals en su nueva línea de libros y estaba al corriente de las nuevas tendencias pedagógicas. Elaboré un disco, un CD, para ayudar a la programación de los opositores en el que había diferentes modelos para programar y hacer las unidades. Ellos me enviaban sus tareas por correo electrónico y yo las corregía. 

Este fue el primer año que empecé como preparador de Lengua a hacer el plan de estudio de cada opositor.

La evolución del curso 2003-2004

Los grupos 2003 y Jerez iban razonablemente bien. Tenía algunos opositores que eran interinos y con obligaciones familiares que no asistían a todas las sesiones. Yo les mandaba a todos un resumen, un acta de la sesión para que pudieran saber qué habíamos hecho y los materiales que hubiéramos tratado. También podían escribirme sus dudas por correo electrónico.

El grupo de Sevilla sí me dio un importante problema. Al llegar diciembre o enero, una gran parte de sus integrantes me comunicó que no seguiría. Solo quedaron Silvia, Fran, Rocío, Carmen, Mariló y creo que alguno más. Fallaron cuatro. El grupo, descontando esfuerzo en horas, gasolina y peajes, dejó de resultarme rentable. Pero no podía dejar abandonados a los otros, por lo que seguí adelante. 

Un preparador de Lengua con éxito en las oposiciones de 2004

Llegaron las oposiciones. Salieron bastantes más plazas que en los años noventa. Probablemente esta era la razón del RD: facilitar la plaza porque con el modelo anterior hubieran quedado muchas plazas desiertas. Es decir, el crecimiento explosivo del sistema educativo y del Bachillerato precisaba muchos más profesores  que antes y, por ello, el cambio de sistema. Fueron las primeras oposiciones en las que fue normal obtener la plaza a la primera, algo que hasta entonces era rarísimo o casi imposible. Y así obtuvieron la plaza brillantemente Silvia, Rocío y Fran del grupo sevillano. Y del grupo 2003 la obtuvieron Pedro Pablo y Paco. Del grupo Jerez no obtuvo la plaza nadie, lo que como digo, era normal hasta entonces. Pero la mayor parte habían dado grandes pasos adelante que acabarían por concretarse en plazas en los años posteriores.

Por tanto, para mí y comparativamente con las academias y con lo que era normal en aquellos años, fue un curso extraordinario. Esto hizo que mi fama aumentase muchísimo, como se vería en los próximos años. Lo mejor de todo, desde luego, fue la satisfacción de haber ayudado a grandes personas a alcanzar su objetivo y el haber forjado una amistad con algunos de ellos que aún perdura.

Un preparador de Lengua asombrado

La anécdota más curiosa (y triste también) se produjo en las oposiciones de Cádiz. Desgraciadamente, el ínclito Rafael, el mismo del que yo había tenido noticias ya en 1999 estaba de presidente de tribunal como lo había estado en 2000. Por esta razón yo recomendé a los opositores que no se presentaran por Cádiz, pues no me fiaba de este simpático señor. Ana Belén me hizo caso y se presentó en Huelva. Yo me decidí a acompañar a los opositores el día D.

Entraron todos a la sala y yo me quedé fuera. Lo extraño fue que a los diez minutos volvieron todos a salir. Habían pasado lista con el carné y luego les habían dejado salir a comprar agua o a orinar. Pero lo más fuerte es que no les pedían el carné para acceder a la sala. Yo no había visto esto en mi vida. Recuerdo que Paco, con su gracia gaditana, me dijo: “¿Por qué no entras tú por mí a hacer el examen?”. Y así fue. Rafael había vuelto a hacer de las suyas.

Un preparador de Lengua enrabietado 

Pero hubo otras noticias que me dieron rabia. Porque ese año pudieron ser nueve plazas y no cinco. Por un lado, que Mariló y Carmen no obtuvieran la plaza me dio rabia, porque iban muy bien preparadas. Pero esto lo acepté mejor porque entraba dentro de lo normal, como también lo era que los otros opositores no obtuvieran la plaza, pues llevaban solo un año y para algunas personas el curso había sido muy difícil por razones personales. Pero que no la sacasen Rafael y Ana Belén me dolió muchísimo, porque eran muy cercanos a mí (Rafael era mi compañero y Ana Belén la encantadora hija de un compañero que no podía ser interina sin aprobar) y por las circunstancias que concurrieron. 

Rafael, por amistad, cometió el error de dejar el disco de la programación a un amigo suyo y este amigo sacó la plaza y él no. Y Ana Belén suspendió el tema y eso me dolió tremendamente pues no acabamos de explicárnoslo, pero yo me lo tomé como algo personal: había hecho un tema mío y había suspendido. ¿Cómo era eso posible? Desde ese momento, para mí fue crucial que ella sacase la plaza como fuera en la siguiente convocatoria.

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Foto de Marjoline Delahaye en Unsplash

El Curso 2003-2004 en el IES El Convento

Lo más significativo del curso en Bornos fue que impulsamos experimentalmente los agrupamientos flexibles en el primer ciclo; es decir, agrupamos los alumnos por niveles de desempeño curricular. En un grupo estaban los mejores alumnos (Grupo Rojo), había dos grupos intermedios (Grupos Amarillo y Verde) y uno con los alumnos menos capacitados (Grupo Azul). Ese agrupamiento era flexible y si un alumno mejoraba pasaba de uno a otro.

También realizamos un vocabulario de frecuencias para intentar que los alumnos acabasen la ESO con un dominio mínimo del vocabulario abstracto, algo que en una zona como Bornos era decisivo.

Todas estas experiencias didácticas me dieron mayores conocimientos para afrontar mi trabajo como preparador de Lengua.

Mi premio: Mi caravana, la ruta del Loira y el Desembarco de Normandía

Y finalmente, mi premio. Con lo ganado aquel año como preparador de Lengua me compré una caravana de segunda mano, la enganché a mi coche y me fui con mi hija a recorrer la ruta del Loira. Luego fuimos a París y a EuroDisney, donde ella disfrutó como una enana que era y finalmente fuimos a Bretaña y Normandía, donde visitamos Mont Sant Michel y, sobre todo, las playas y todo lo relacionado con el Desembarco. La verdad es que en Francia tienen el turismo histórico muy bien organizado.

Era el cuadragésimo aniversario del Desembarco y había actos en todos los pueblos. La gente se disfrazaba y había vehículos militares, algunos de los cuales aún funcionaban. A mí hija le dieron una vuelta en un jeep. Lo más sobrecogedor para mí fue quedarme solo al atardecer en las playas. Se siente una especie de energía extraordinaria cuando todos los turistas que han estado riendo, jugando a las palas o tomando el sol dejan la playa vacía. Atardece y se siente un vacío y un silencio sobrecogedor. O al menos así me lo parecía. Aún se me ponen los vellos de punta al recordarlo. Visitar aquellas playas era un homenaje a los centenares de miles de héroes que habían entregado su vida para que nosotros pudiéramos vivir.

Además, de allí saqué importantes enseñanzas para mi trabajo como preparador de Lengua, porque de alguna forma, nuestra tarea tenía sus similitudes con el Día D en muchos sentidos. De hecho, fue en desde ese viaje cuando yo empecé a llamar al día del examen de las oposiciones el día D.No podía terminar mejor un año fantástico.