Ya hemos llegado a un nuevo viernes y, como 2015, finalizamos la semana con nuestro reto semanal, el ¡Ponte a prueba!, el acertijo con el que acompañamos a las nobles y esforzadas personas que preparan la siempre temida prueba de comentario de las oposiciones de Lengua. Pero, hoy, como todos los años, traemos un texto relacionado con el Día de la Hispanidad, la fecha en la que todos los hispanos celebramos la unidad de nuestro idioma, que cinco siglos después nos sigue hermanando, compartiendo vivencias y permitiéndonos recorrer un continente entero de norte a sur sin necesitar traductores.
La propuesta de la semana: un texto que homenajea la hermandad hispana
Hoy traemos una obra que no ha aparecido nunca en las oposiciones, pero podría hacerlo pues su autor es uno de los más importantes de nuestra historia literaria, su vida es todo un ejemplo de mestizaje y su obra homenajeó en muchísimas ocasiones la unidad hispana a través de los siglos, tal y como ocurre en este fragmento.
Seguramente, será difícil reconocer la obra, así que, probablemente, en las oposiciones obtendría una alta calificación quien reconociera al autor por sus rasgos de estilo y sería también bueno señalar el movimiento, el género y la época de forma razonada.
¿Por qué y cómo participar en el Ponte a prueba?
Siempre queremos que nuestro reto sea seguido no solo por quienes preparan las oposiciones, sino por los españoles de ambos hemisferios. A todos les recomendamos seguirlo a través de la página de Facebook de opolengua.com, para aprender con los comentarios de los participantes e incluso participar nosotros mismos para sentir anticipadamente algo parecido a lo que viviremos el día D. Las normas de participación son muy sencillas. Podemos participar hasta el domingo por la noche en la página de Facebook de opolengua.com usando solamente nuestra competencia literaria, sin usar la Red ni ver los comentarios de los otros participantes. Nosotros publicaremos el lunes la solución del acertijo y la lista de acertantes.
Y nada más por hoy.
¡Feliz Día de la Hispanidad!
Saludos y ánimo.
Abominad la boca que predice desgracias eternas,
abominad los ojos que ven sólo zodiacos funestos,
abominad las manos que apedrean las ruinas ilustres,
o que la tea empuñan o la daga suicida.
Siéntense sordos ímpetus en las entrañas del mundo,
la inminencia de algo fatal hoy conmueve la Tierra;
fuertes colosos caen, se desbandan bicéfalas águilas,
y algo se inicia como vasto social cataclismo
sobre la faz del orbe. ¿Quién dirá que las savias dormidas
no despierten entonces en el tronco del roble gigante
bajo el cual se exprimió la ubre de la loba romana?
¿Quién será el pusilánime que al vigor español niegue músculos
y que al alma española juzgase áptera y ciega y tullida?
No es Babilonia ni Nínive enterrada en olvido y en polvo,
ni entre momias y piedras que habita el sepulcro,
la nación generosa, coronada de orgullo inmarchito,
que hacia el lado del alba fija las miradas ansiosas,
ni la que tras los mares en que yace sepulta la Atlántida,
tiene su coro de vástagos, altos, robustos y fuertes.
Únanse, brillen, secúndense, tantos vigores dispersos;
formen todos un solo haz de energía ecuménica.
Sangre de Hispania fecunda, sólidas, ínclitas razas,
muestren los dones pretéritos que fueron antaño su triunfo.
Vuelva el antiguo entusiasmo, vuelva el espíritu ardiente
que regará lenguas de fuego en esa epifanía.
Juntas las testas ancianas ceñidas de líricos lauros
y las cabezas jóvenes que la alta Minerva decora,
así los manes heroicos de los primitivos abuelos,
de los egregios padres que abrieron el surco prístino,
sientan los soplos agrarios de primaverales retornos
y el rumor de espigas que inició la labor triptolémica.
Un continente y otro renovando las viejas prosapias,
en espíritu unidos, en espíritu y ansias y lengua,
ven llegar el momento en que habrán de cantar nuevos himnos.
La latina estirpe verá la gran alba futura,
en un trueno de música gloriosa, millones de labios
saludarán la espléndida luz que vendrá del Oriente,
Oriente augusto en donde todo lo cambia y renueva
la eternidad de Dios, la actividad infinita.
Y así sea Esperanza la visión permanente en nosotros,
¡Ínclitas razas ubérrimas, sangre de Hispania fecunda!




