¡Ponte a prueba! 18/2022 (Solución) 

¡Ponte a prueba! 18/2022 (Solución) 

Ponte a prueba. Logo Opolengua

Hoy es lunes y, por tanto, comenzamos una nueva semana de estudio con la solución y la lista de acertantes de nuestro acertijo ¡Ponte a prueba!, esperando que este reto pueda ayudar en la preparación a esas magníficas personas que preparan la prueba de comentario de las oposiciones de Lengua Castellana y Literatura.

Decíamos el viernes pasado que este texto ha caído en las oposiciones varias veces. Y seguirá cayendo, con toda seguridad, pues es una obra básica de la literatura española que debemos dominar. Nosotros tenemos un listado de esas obras que integran nuestros cursos de lectura. Cuando esto ocurre, es importante mostrar el dominio de la obra señalando su ubicación en la misma y su valor funcional en la misma; es decir, para qué sirve.

Y como no podía ser de otra manera, nuestros seguidores han dado con la solución del reto. Mercedes Mateos reconoce la obra y David González Garrido, Rafael Robledo Simón, Mamen Moreno y Adrián Gómez Acosta sitúan exactamente el fragmento. ¡Enhorabuena a todos ellos y ojalá que el día D tengan la misma suerte!

Efectivamente se trataba del los párrafos finales del Lazarillo de Tormes (Tratado VII), obra de mediados del XVI atribuida a varias personas entre las que destacan Alfonso de Valdés y Diego Hurtado de Mendoza.

Y nada más por hoy. Mañana volveremos con nuestro artículo de opinión, como cada martes. Feliz semana de estudio. Saludos y ánimo.

Entonces mi mujer echó juramentos sobre sí, que yo pensé la casa se hundiera con nosotros. Y después tomóse a llorar y a echar maldiciones sobre quien conmigo la había casado, en tal manera que quisiera ser muerto antes que se me hubiera soltado aquella palabra de la boca. Mas yo de un cabo y mi señor de otro, tanto le dijimos y otorgamos que cesó su llanto, con juramento que le hice de nunca más en mi vida mentalle nada de aquello, y que yo holgaba y había por bien de que ella entrase y saliese de noche y de día, pues estaba bien seguro de su bondad. Y así quedamos todos tres bien conformes.
Hasta el día de hoy nunca nadie nos oyó sobre el caso; antes, cuando alguno siento que quiere decir algo de ella, le atajo y le digo:
-Mirad, si sois mi amigo, no me digáis cosa con que me pese, que no tengo por mi amigo al que me hace pesar, mayormente si me quieren meter mal con mi mujer, que es la cosa del mundo que yo más quiero, y la amo más que a mí, y me hace Dios con ella mil mercedes y más bien que yo merezco. Que yo juraré sobre la hostia consagrada que es tan buena mujer como vive dentro de las puertas de Toledo. Quien otra cosa me dijere, yo me mataré con él.
De esta manera no me dicen nada, y yo tengo paz en mi casa.
Esto fue el mismo año que nuestro victorioso Emperador en esta insigne ciudad de Toledo entró y tuvo en ella Cortes, y se hicieron grandes regocijos, como Vuestra Merced habrá oído. Pues en este tiempo estaba en mi prosperidad y en la cumbre de toda buena fortuna.