El mayor enemigo y el mayor aliado en las oposiciones somos nosotros mismos

El mayor enemigo y el mayor aliado en las oposiciones somos nosotros mismos

Foto by Kaur Martin on Unsplash

En el capítulo 72 de la Segunda parte del Quijote, Sancho Panza cuando vuelve con su amo a su aldea y ve las primeras casas, exclama: “Abre los ojos, deseada patria … y recibe … tu hijo don Quijote, que, si viene vencido de los brazos ajenos, viene vencedor de sí mismo, que, según él me ha dicho, es el mayor vencimiento que desearse puede. Efectivamente, la virtud del dominio personal, es una de las grandes hazañas que un ser humano puede alcanzar. Y es esta una virtud imprescindible para un opositor.

¿Qué necesita un opositor?

Para preparar oposiciones es fundamental la fe: creer en las posibilidades de éxito. Nos enfrentamos a un reto enorme. Son muchas horas de estudio, son muchas renuncias, son muchos sacrificios, son muchas personas que nos miran y a las que creemos necesitadas de nuestro tiempo. Recuerdo un mensaje de la hija de una brillante opositora: “Mamá, te quiero aunque estudies”. ¿Es fácil llevar esta carga? Ni mucho menos. Es una enorme carga. Solo la fe en nuestro éxito nos puede hacer constantes.

Necesitamos un plan de estudio semanal para alcanzar la plaza

Ser constante en las oposiciones es cumplir con el plan establecido semanalmente. Debemos hacernos un plan realista en el que marquemos con claridad de qué horas vamos a disponer. Y las marcamos cada uno de los días. Por ejemplo, de lunes a viernes de esta próxima semana (la siguiente puede variar según nuestras circunstancias). Una vez hecho este plan semanal, lo cumplimos cada día marcado. Haga frío o haga calor; nos sintamos mejor o peor; tengamos más o menos tareas ajenas a las oposiciones, nuestro plan de estudio debe cumplirse y eso quiere decir que a las 16 horas del lunes, estamos estudiando hasta las 21 horas del lunes. Y así sucesivamente. 

La pereza es un gran enemigo en las oposiciones

Pero al enfrentarse a ese plan chocamos con la pereza. Este vicio, atacado por todas las culturas y considerado un pecado capital por el cristianismo, se produce cuando el beneficio obtenido por un acto realizado no es automático. Y en las oposiciones, obviamente, desde que comenzamos a estudiar hasta que conseguimos la plaza pueden pasar años, por lo que serán muchísimos días en los que tendremos que vencernos a nosotros mismos y nuestro placer por no estudiar. 

¿Cómo vencer la pereza?

La pereza se vence actuando. Cada acción nos va sacando de la pereza y nos va introduciendo en el mundo de la acción. Lo que más cuesta es dejar de fumar el primer cigarrillo, lo que más cuesta es dar el primer paso de una carrera. Los demás van siendo más fáciles conforme entramos en calor. Así pues, lo primero es tener el plan de estudio y lo segundo es comenzar a actuar hasta convertir el estudio en un hábito. Para ello, necesitaremos marcarnos en ese plan unos tiempos y un espacio de estudio que sea lo más invariable posible. Es decir, los lunes a las 16 horas voy a la habitación y hago de forma consecutiva lo que tengo que hacer. 

Cada micro-acción conseguida nos acerca a la plaza

Como hemos dicho, cada gran acción se divide siempre en micro-acciones. Memorizar una hoja del temario comienza con sentarnos, sacar el tema, ponerlo en la mesa, leer la primera idea, memorizarla, etc. Si estamos siguiendo nuestro método de estudio, tendremos en la habitación el esquema de acciones de estudio para poderlo seguir. Si somos conscientes de que estamos cumpliendo con cada una de sus micro-acciones, esto nos dará moral para realizar la siguiente. Incluso, si sabemos que la pereza nos cerca, puede ser útil que mientras interiorizamos el hábito, nos hagamos una tabla en la que marquemos con un aspa a que hora va ocurriendo todo. Día a día veremos que efectivamente estamos venciendo a nuestra pereza y eso nos dará moral y aumentará nuestra fe. Podría ser algo similar a esto:

 Preparo mesa de estudioLeo la primera ideaMemorizo la primera ideaHago la primera línea de esquema
Lunes    
Martes     
Miércoles    

El derrotismo es el peor enemigo en las oposiciones

Pero, más que la pereza, la peor noticia para un opositor es la pérdida de la fe. Si no creemos que es posible obtener la plaza, nuestra constancia se resentirá y nuestro esfuerzo va a decaer. Esto es una cadena que se cumple invariablemente. La fe conduce a la constancia y la constancia conduce al triunfo. El día en que creemos que es imposible obtener la plaza, estamos acabados. Y atención, porque esta idea miserable y tóxica, está a nuestro alrededor. Solo una de cada diez personas obtiene la plaza. Y son los que persisten. ¿Qué hacen los otros nueve? Justificar su falta de constancia. ¿Cómo? Diciendo que es imposible obtener la plaza. Para esto difunden todo tipo de ideas: no va a haber oposiciones, no va a haber plazas, las oposiciones están dadas por enchufe, las oposiciones son injustas… Hay todo un rosario de mentiras y sandeces que se propagan por los derrotados que dicen que no sacarán la plaza, pero que se vuelven a presentar una y otra vez y hasta ingresan en las listas de interinos y hasta acaban accediendo a la plaza que decían imposible cuando el Gobierno de turno se la regala.¿Y qué hacer ante el derrotismo? Cerrar los oídos a sus cantos de sirena como hizo Ulises. Eso no existe. Ni un minuto para escuchar a quienes solo nos ofrecen la justificación de su propio fracaso.

La moral de nuestros marineros es fundamental

Nosotros tenemos que intentar vencer nuestra pereza y nuestro derrotismo. Solo manteniendo la moral alta alcanzaremos el triunfo. No hay otro camino. Y por eso, en el próximo Curso de estudio Opohispania vamos a integrar una serie de videos motivacionales con consejos prácticos con la intención de que los opositores fortalezcan su moral y se venzan a sí mismos, en el convencimiento absoluto de que en esa victoria personal está la consecución de la plaza. Muchos de sus videos ya los tenemos pensados, pero estamos totalmente abiertos a sugerencias para incluir los temas que creas que puedan ayudarte a motivarte, a concentrarte, a estudiar y a cumplir con el plan de estudio.  En este camino estamos juntos. Y estoy seguro de que al final de la travesía, podrás volver al calor de los tuyos diciendo como en el Quijote, que vuelves “vencedor de ti mismo, que es el mayor vencimiento que desearse puede”. Es decir, con una plaza y siendo mucho mejor ser humano.

Saludos y ánimo.