¡Ponte a prueba! 7/2016 Oposiciones de Lengua castellana y literatura

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Hoy volvemos al Quijote con un fragmento muy significativo, como podrá ver quien lo intente situar. En las oposiciones, lo fundamental no es acertar exactamente el capítulo sino identificar funcionalmente el fragmento dentro de la obra. Es decir, ¿qué aporta este fragmento al desarrollo de la narración? Esto nos ayuda a situarlo mucho mejor en una parte que el número del capítulo porque sirve para explicar la propia obra y su estructura en sí. Así pues, con todos ustedes, el fragmento de la semana. ¿Dónde situarlo dentro de la genial obra cervantina y por qué?

Llegaron en esto los pescadores dueños del barco, a quien habían hecho pedazos las ruedas de las aceñas; y, viéndole roto, acometieron a desnudar a Sancho, y a pedir a don Quijote se lo pagase; el cual, con gran sosiego, como si no hubiera pasado nada por él, dijo a los molineros y pescadores que él pagaría el barco de bonísima gana, con condición que le diesen libre y sin cautela a la persona o personas que en aquel su castillo estaban oprimidas.

–¿Qué personas o qué castillo dice –respondió uno de los molineros–, hombre sin juicio? ¿Quiéreste llevar por ventura las que vienen a moler trigo a estas aceñas?

–¡Basta! –dijo entre sí don Quijote–. Aquí será predicar en desier-to querer reducir a esta canalla a que por ruegos haga virtud alguna. Y en esta aventura se deben de haber encontrado dos valientes encantadores, y el uno estorba lo que el otro intenta: el uno me deparó el barco, y el otro dio conmigo al través. Dios lo remedie, que todo este mun-do es máquinas y trazas, contrarias unas de otras. Yo no puedo más.

Y, alzando la voz, prosiguió diciendo, y mirando a las aceñas:

–Amigos, cualesquiera que seáis, que en esa prisión quedáis encerrados, perdonadme; que, por mi desgracia y por la vuestra, yo no os puedo sacar de vuestra cuita. Para otro caballero debe de estar guardada y reservada esta aventura.

En diciendo esto, se concertó con los pescadores, y pagó por el barco cincuenta reales, que los dio Sancho de muy mala gana, diciendo:

–A dos barcadas como éstas, daremos con todo el caudal al fondo.